Begoa Gmez, la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Snchez, asiste en Bali al cnclave que rene a los lderes polticos ms poderosos del planeta en la cumbre anual del G-20. No se encuentra por desgracia entre ellos el jefe del Ejecutivo espaol, ya quisiramos por estos lares, pero no es balad que nuestro pas tenga una silla fija en estas citas desde el ao 2008, logro diplomtico del que puede presumir otro dirigente socialista, Jos Luis Rodrguez Zapatero.
Pero volviendo a Begoa Gmez, ella ha acudido al paraso indonesio en calidad de mujer de, para participar en la agenda de actos paralela que se disea en cada cumbre del G-20, all donde se realiza, para agasajar a los cnyuges de los mandatarios.
El programa se dirige, en teora, a eso que se da en llamar primeras damas. Y responde a una cierta lgica, por ms que en culturas polticas como la nuestra chirre bastante, ya que en muchos pases del mundo la figura de la primera dama –primer caballero son demasiados pocos todava en todas partes- est institucionalizada o muy asimilada en sus sistemas polticos. No es sin embargo Begoa Gmez ninguna primera dama por cuanto Espaa es una Monarqua parlamentaria en la que lo ms parecido a ese estatus es el que corresponde a la consorte del Jefe del Estado, en este caso la Reina Letizia.
Pero, debido a los usos y costumbres imperantes, no desentona que al G-20 Pedro Snchez haya acudido con su esposa. En este caso, Begoa Gmez, cuya asistencia a otro tipo de eventos internacionales de su marido, como sus minigiras de carcter estrictamente econmico al extranjero, estn del todo fuera de lugar, hace exactamente lo mismo que sus predecesoras. Tanto Sonsoles Espinosa, mujer de Zapatero, como Elvira Gmez, la de Rajoy, acompaaron a sus maridos a distintas cumbres del Grupo de los Veinte. Bien es cierto que en el caso de stas, hicieron de tripas corazn por lo poco que les gustaba el figureo, mientras que a Begoa Gmez nada le gusta ms que pasearse por el mundo como si de la mismsima Reina de Espaa se tratara, como ha demostrado cada vez que ha tenido ocasin.
El viaje a Bali le sirve, adems, a la esposa de Snchez para resarcirse tras el bochorno sufrido en su reciente viaje acompaando al presidente a Kenia y Sudfrica. Fue tan consciente Moncloa del escandaloso error que cometa llevando a Gmez a la gira africana, que una vez en el continente negro hicieron lo imposible por ocultar a la casi primera dama. Durante das pareci que a Begoa Gmez se la haba tragado la sabana. Sin imgenes de ella, sin constancia pblica de su participacin en acto alguno… Nadie entenda para qu haba formado parte de la delegacin oficial con cargo al erario pblico si el Gobierno, avergonzado por las crticas, la ocultaba. Slo en la ltima jornada se pudieron ver imgenes de Gmez en el squito que acompa a Snchez a la antigua prisin de Structure Hill de Johannesburgo, en la que estuvo recluido Nelson Mandela. Y decimos bien lo del squito, porque, inexplicablemente, la consorte se vio obligada a caminar siempre varios pasos por detrs de Snchez, como si fuera una alta funcionaria del Estado o algo related, y no su esposa. Una escena poco edificante para quien lidera el Gobierno que se tiene por el ms feminista de nuestra historia.
En este caso, Snchez y Begoa Gmez s descendieron casi a la par por la escalerilla del avin al llegar a Bali, aunque luego las imgenes muestran a un presidente a la zancada que siempre le saca ms de una cabeza a su mujer, a la que no parece saber bien qu trato protocolario darle en estos viajes oficiales.
Decamos que la presencia de Gmez en la ciudad indonesia est justificada. Pero en honor a la verdad igualmente lo hubiera estado su ausencia. Primero, porque no es tampoco obligatorio que los presidentes y primeros ministros se hagan acompaar por sus consortes. La antes mencionada Sonsoles Espinosa se ausent por ejemplo de la cumbre del G-20 de Londres sin que pasara absolutamente nada.
Pero, sobre todo, porque como bien explicaba en EL MUNDO el corresponsal Pablo R. Suanzes, esta cumbre de los Veinte es la ms tensa y conflictiva de la historia, con retos mundiales tan graves como la guerra en Ucrania o una situacin econmica de autntica emergencia. As las cosas, no est el patio para mucha fiesta. Eso es lo que han debido de pensar la mayora de las primeras damas de los pases del G-20, que no se han desplazado a Bali, quiz porque consideran que ir a visitar museos, hacerse fotos en lugares paradisiacos y disfrutar de la tpica comida native no es lo ms apropiado mientras los mandatarios discuten a cara de perro sobre los temores a una escalada militar. Y, as, a diferencia de la imagen de Snchez y Begoa Gmez bajando del avin, se ha visto llegar en la ms absoluta soledad a casi todos los mandatarios, como el presidente de Estados Unidos, el primer ministro britnico, el canadiense o el presidente de la Repblica francesa.
De hecho, las imgenes de los primeros actos de la agenda paralela para primeras damas en Bali muestran a un grupito muy reducido, en el que Begoa Gmez apenas aparece junto a Yuko Kishida, mujer del primer ministro nipn; Heiko von der Leyen, esposo de la presidenta de la Comisin Europea, Ursula von der Leyen; Emine Erdogan, esposa del mandatario turco; y pocos ms. Todos ellos junto a la anfitriona de la cumbre, Iriana Joko Widodo, mujer del presidente indonesio, quien dio un buen susto el lunes al tropezarse y caerse por la escalerilla del avin de la que descenda a su llegada a Bali.
Ni Moncloa ni desde luego Begoa Gmez parecen haber considerado ms oportuno que Snchez viajara solo.
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