Un ensayo clínico en fase II arroja datos optimistas sobre el uso de la psilocibina en el tratamiento contra la depresión
Los participantes del ensayo recibieron una única dosis y algunos han llegado a mejorar su estado anímico durante nueve meses
¿Se imaginan iniciar un único ‘viaje’, gracias a hongos o setas alucinógenas, y mejorar de una depresión profunda?
Las plantas alucinógenas que crecen en la naturaleza llevan siglos utilizándose como medicina alternativa o con chamanes para hacer algún tipo de ‘viaje’. Pero ahora la novedad es que el tratamiento con psilocibina – sustancia que se encuentra en estas setas alucinógenas que le confiere propiedades psicotrópicas- se ha llevado a un ensayo clínico que en fase II ha dado resultados esperanzadores para combatir la depresión profunda en aquellos que no habían logrado mejorar con otros medicamentos.
El ensayo está financiado por el laboratorio farmacéutico Compass Pathways, con sede en Londres, y en él participa el Hospital del Mar de Barcelona.
En complete han participado en este ensayo 233 pacientes, separados en tres grupos, a los que se administró una única sola dosis de psilocibina, pero en distintas cantidades: uno, 10 y 25 miligramos. El grupo al que se le administró un único gramo (dosis muy baja) se le consideró el de management.
A los participantes se les indujo un ‘viaje’ durante seis horas en una habitación específica, que nada tiene que ver con los hospitales, con alfombras y plantas y en todo momento estuvieron acompañados por dos terapeutas.
El resultado fue que muchos de estos pacientes se sintieron mejor de su depresión al día siguiente y, lo más esperanzador, en algunos esta mejoría se mantuvo en el tiempo. Es decir, no tuvieron que esperar entre las seis y las ocho semanas que tardan en hacer efecto los medicamentos antidepresivos actuales.
Hasta nueve meses bien
“De los nueve enfermos que participaron en el Hospital del Mar, hubo algunos que con una sola toma mejoraron y estuvieron hasta nueve meses bien”, asegura Víctor Pérez, jefe de Psiquiatría de este centro hospitalario de Barcelona. “Eso es algo que no habíamos visto con ningún tipo de estrategia para el tratamiento de la depresión”, añade.
Con este tipo de sustancia es importante que el paciente tenga una experiencia alucinatoria agradable durante su ‘viaje’. “Lo que se hace es una psicoterapia específica, en el que hay que formar muy bien al psicólogo que lo hace, para que en citas previas a la administración de la sustancia se induzca a los enfermos a un viaje determinado explicándoles lo que les va a pasar. Durante el ‘viaje’ se intenta que el paciente se encuentre en un entorno lo más confortable posible para que sea agradable”, explica Pérez.
Cambios radicales en los pacientes
“Soy muy opitimista con este medicamento”, reconoce Pérez. “Llevo treinta y tantos años en la psiquiatría y siempre me he dedicado a la depresión resistente, es decir, a enfermos que no mejoran con la medicación habitual. Y tanto con la psilocibina como con la ketamina y la esketamina, es donde he visto cambios más radicales. Estoy convencido de que son medicamentos que van a ayudar a muchísimos enfermos”, señala
En cualquier caso, esto medicamentos no son fáciles de utilizar y necesitan de personas que controlen los efectos secundarios que tienen, que algunos son peligrosos, así como su capacidad adictiva. “No son fármacos para dejarlos al uso de los enfermos o en una oficina de farmacia, sino para dispensarlos a nivel hospitalario para que no haya riesgo de intoxicación ni de uso recreativo ni de dependencia”, explica.
Por el momento, se desconoce si algunos pacientes necesitarán hacer más ‘viajes’ para seguir sintiéndose bien. “La fase II se ha diseñado solo para un ‘viaje’. Es verdad que los enfermos que mejoraron estuvieron bien durante meses y cuando recayeron pidieron que se les administrase otra vez psilocibina”, señala el psiquiatra.
A la espera de la fase III
Falta todavía la fase III que, previsiblemente, comenzará el próximo septiembre-octubre y en el que participarán unos 1.200 enfermos. “En esta fase sí se prevé que aquellos que mejoren podamos hacerles un seguimiento a largo plazo administrándoles alguna dosis de recuerdo”, asegura Pérez.
Es possible que pasen dos o tres años hasta que se tengan resultados de esta última fase. Una vez que se demuestre que se trata de un fármaco seguro, sin efectos secundarios importante, será el turno de las agencias del medicamento que tendrán que darle visto bueno para su posterior comercialización.
” Fuentes www.niusdiario.es ”