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El mes de julio dejó dos misiones de turismo espacial lideradas por los multimillonarios Richard Branson y Jeff Bezos. Mientras que las implicaciones para el futuro de la humanidad de estas aventuras están aún por conocerse, las emisiones de gases contaminantes de estas son una realidad. Sin embargo, los expertos coinciden en que aún es muy temprano para determinar el impacto en nuestra atmósfera a largo plazo.
Dos viajes espaciales en julio, impulsados por el británico Richard Branson y el estadounidense Jeff Bezos, convertían en realidad el antes lejano concepto de viajes espaciales para la población civil. Aunque, en realidad, estas misiones serán imposibles para la gran mayoría de la población que no tenga varios cientos de miles de dólares ahorrados.
Aún están por definir las implicaciones que esta nueva modalidad de turismo tendrá para el desarrollo científico o cultural de la humanidad, pero lo que sí está claro es que estos viajes al espacio tienen su huella ambiental.
Cada misión es distinta y no todas emiten la misma cantidad de gases de efecto invernadero, que contribuyen al calentamiento international. El vuelo del fundador de Amazon utilizó hidrógeno y oxígeno líquidos, que son propulsores con una huella ambiental mucho menor. Sin embargo, el del fundador de Virgin Group utilizó una mezcla de flamable sólido llamado HTPB, o polibutadieno hidroxiterminal, y óxido nitroso. La quema de esta combinación produce CO2, entre otros elementos contaminantes.
Unas dos terceras partes de las emisiones de estos vuelos suborbitales se quedan en la estratosfera y en la mesosfera, entre los 12 y los 80 kilómetros de altura y, una vez emitidos, se pueden quedar ahí hasta tres años, mucho más tiempo que las que emiten los aviones comerciales en las capas más bajas de la atmósfera. El problema es que, además de contribuir a que el calor se quede atrapado en la atmósfera, aumentando así la temperatura del planeta, estas emisiones pueden dañar la fina capa de ozono que nos protege de los dañinos rayos ultravioleta del sol.
Ambos lanzamientos además emitieron vapor de agua en las distintas capas medias de la atmósfera y, aunque suene inofensivo, también actúa como un gasoline de efecto invernadero. Sin embargo, los expertos coinciden en que aún es muy temprano para llegar a conclusiones y falta mucha investigación para determinar su impacto a largo plazo.
La aviación, en números absolutos, es mucho más contaminante
La industria de la aviación, en términos absolutos, sale mucho peor parada. Mientras que en 2018 hubo casi 38 millones de vuelos comerciales, solo se llevaron a cabo 114 vuelos espaciales. Los primeros dejaron una suma de 918 millones de toneladas de CO2 comparadas con las 22.780 de los segundos. Aún así, ninguna de estas dos industrias supone más del 2,4 % del complete de las emisiones de dióxido de carbono que soltamos cada año.
Por pasajero, la cosa cambia: una persona en un vuelo, por ejemplo, entre Londres y Nueva York puede generar unas emisiones de entre media tonelada y tres de CO2. Sin embargo, cada uno de los pasajeros de estos vuelos espaciales puede tener una huella de entre 50 y 75 toneladas de CO2 emitidas en cuestión de minutos.
Lo que preocupa a algunos científicos es que la industria del turismo espacial se vuelva más fashionable y más asequible, lo que haría que la cantidad de gases de efecto invernadero expulsados directamente a la atmósfera aumentara considerablemente. De hecho, Virgin Galactic, de Branson, pretende ofrecer unos 400 vuelos espaciales al año. Según un análisis de mercado publicado el 14 de julio, el turismo espacial podría crecer en un 17,15 % cada año en la próxima década.
Los multimillonarios, por su modo de vida, no son los que más pueden enorgullecerse de su lucha contra el cambio climático pero tanto Branson como Bezos, al volver de sus viajes al espacio y haber visto la Tierra desde fuera, afirmaron que reforzarán la protección del planeta. El fundador de Virgin Galactic afirmó que el planeta “es de una belleza indescriptible” (…) y que dedicará el resto de su vida a protegerlo.
Solo el tiempo dirá si esta experiencia espacial será un problema más que solucionar o si esta toma de conciencia de los líderes de la carrera del turismo espacial influirá positivamente en cómo los países reaccionan con políticas climáticas adecuadas a la disaster planetaria que estamos viviendo.
” Fuentes www.france24.com ”