Con Viktor Navorski, el avispado apátrida interpretado por Tom Hanks en ‘La Terminal’ (2004), aprendimos que, para los viajeros, las fronteras no existen; son solo un límite imaginario que trata de parcelar nuestra realidad, a menudo sin éxito. Pero también comprendimos que Einstein tenía razón: a veces, el camino más corto entre dos puntos de un mismo plano no siempre es una línea recta (o un pasillo de tres del aeropuerto John F. Kennedy). ¿Les suena? Esta Semana Santa, En España las fronteras serán los cierres perimetrales entre comunidades, mientras que los agujeros de gusano serán los viajes al extranjero, permitidos por el Gobierno y que paradójicamente permitirán cambiar de región simplemente haciendo escala en ellos.
El pasado 12 de marzo, el Consejo Interterritorial de Salud aprobó los cierres perimetrales tanto durante el puente de San José (en el que los españoles también se las ingeniaron para abarrotar hoteles y casas rurales) como en Semana Santa, extendiendo la restricción a la movilidad desde el 26 de marzo hasta el próximo 9 de abril. El problema, que muchos viajeros entienden como contradictorio, es que sí se puede viajar al extranjero, teniendo en cuenta las limitaciones propias del país de destino, como las pruebas de PCR o el confinamiento obligatorio de 14 días. Pero, ¿qué pasaría si, emulando a Viktor Navorski, un español volase a otro país sin tener que salir del aeropuerto?
La picaresca española no tiene límites. Por eso, dado que los viajes al extranjero (y desde fuera de España) siguen estando permitido, hay quien se ha planteado aprovecharse de este vacío authorized para darse esa escapadita que llevaba planeando semanas. Es cierto que esta opción puede ser algo más cara que hacerlo de forma directa… pero hay casos en los que incluso sale más barato dar un rodeo para llegar a otra comunidad autónoma. Por ejemplo, para aquellos que tengan que viajar de Madrid a Palma de Mallorca por causas justificadas, como por motivos laborales o sanitarios, citas administrativas ineludibles, regreso al domicilio recurring… el billete de ida y vuelta más barato entre el 1 y el 4 de abril sale por 300 euros, según Skyscanner.
Pero, ¿y si un español quisiera hacer ese mismo viaje sin ninguna causa justificada? ¿Podría hacer escala en el extranjero? Aunque moralmente nos pueda parecer recriminable, lo cierto es que no hay nada de ilegal en esta treta. Siguiendo con el ejemplo anterior, encima le saldría más barato: de Madrid a Zúrich el 1 de abril por 26 euros (salida a las 7:55 y llegada a las 10:15) y de Zúrich a Palma de Mallorca por 99 euros (salida a las 12:00 y llegada a las 13:50). En complete, 125 euros por viajar desde la capital a las Baleares, aunque, claro, después el viajero tendrá que volver. Una fórmula que actualmente está disponible en la net de Skyscanner es hacerlo vía Londres, por 30 euros sumando el vuelo hasta la capital.
¿Vacío authorized o estrategia?
Así, por 155 euros (la mitad que coger vuelos directos), cualquier persona que se encuentre en Madrid podría viajar legalmente a Palma de Mallorca con escalas en otros países. La única pega es que, probablemente, ese hipotético viajero se pasaría varias horas de más entre aeropuertos y aviones. Pero, por lo demás, nadie, ninguna autoridad, podría decirle absolutamente nada acerca de la legalidad de su viaje. Entonces, ¿por qué hay cierres perimetrales que afectan a la movilidad entre comunidades pero no entre países? ¿Se trata de una forma sucinta de echar un cable a las aerolíneas, en horas bajas desde el inicio de la pandemia?
Más bien, parece una easy falta de previsión ante un evidente vacío authorized. Según explicaba el pasado lunes la ministra de Turismo, Reyes Maroto, “esas restricciones perimetrales permiten a los residentes tener cierta movilidad dentro de su comunidad autónoma, pero una movilidad controlada y necesaria. […] No tenemos ahora mismo la capacidad de control que sí tenemos con los visitantes que vienen de la Unión Europea, puesto que es obligatorio la PCR y la mayoría de nuestros viajeros internacionales vienen a través de los aeropuertos, lo cual nos permite garantizar esa seguridad”.
Es decir, que en la práctica, se trata de un problema de gestión: para controlar los millones de desplazamientos terrestres que antes de la pandemia solían registrarse cada Semana Santa, haría falta un contingente de fuerzas y cuerpos de seguridad del que el Estado no dispone; en cambio, tomar la temperatura y examinar resultados de PCR resulta mucho más fácil en un entorno cerrado como un aeropuerto. Una solución pensada, en teoría, solamente para los turistas extranjeros que vienen a España en estas fechas (menos numerosos, ya que la Semana Santa no se celebra en todo el mundo), pero que permite a los españoles tirar de picaresca.
” Fuentes www.lainformacion.com ”