El sector turístico comenzó el curso en el mismo punto del sendero en que despidió al año anterior: envuelto en complejidad e incertidumbre. La aprobación del uso de las primeras vacunas a finales del año anterior y su distribución entre la población entrañaban, al mismo tiempo, el mejor remedio para la reactivación y la recuperación de la industria turística. Sin embargo, en los días posteriores al anuncio emitido por la Agencia Europea del Medicamento comenzaron a reflejarse los posibles retrasos en el calendario de la campaña debido a dos retos mayúsculos: por un lado, la capacidad productiva y logística de las compañías farmacéuticas y, por otro, la necesaria gestión, planificación y coordinación entre los Estados y los centros de salud.
El objetivo público del Gobierno español es la vacunación del 70% de la población para este verano. Sin embargo, el ritmo precise de vacunación en España, de 126.000 dosis diarias, es insuficiente para lograr a tiempo una reactivación relevante de la actividad en el sector del turismo, hostelería y servicios.
Hasta ahora, en los meses que han transcurrido desde el comienzo de vacunación, han recibido las dos dosis 1,4 millones de personas, es decir, un 2,9% de la población española. España necesita 685.000 inoculaciones al día para cumplir con el objetivo marcado por el Gobierno. Hay que tener en cuenta, además, que cada semana de retraso en la recepción de vacunas implica la necesidad de alcanzar un ritmo aún mayor para lograr el objetivo de inmunidad de rebaño y que los principales países emisores de turistas, es decir, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, están vacunando a un ritmo comparable a España (con excepción de Reino Unido). Continuar a este ritmo implica perder de nuevo el año turístico completo.
Tres meses
El turismo se enfrenta a una gran diferencia económica entre alcanzar el objetivo del Gobierno de la inmunidad de rebaño antes del verano (1 de junio), y después (1 de septiembre). Además de ser una de las principales industrias del país, el turismo tiene un efecto arrastre en el resto de la economía española: por cada euro gastado en turismo se revierten 1,96 euros adicionales en otras industrias. Es preciso resaltar que la pérdida económica se cifra ya en un mínimo de 140.000 millones asumiendo alcanzar la inmunidad de rebaño el 1 de junio.
Si la campaña de vacunación se retrasa más allá de esta fecha, la pérdida económica aumentará en 18.000 millones al mes; es decir, la pérdida sería de 155.000 millones alcanzando la inmunidad el 1 de julio; 173.000 millones el 1 de agosto; 193.000 millones el 1 de septiembre, y 211.000 millones el 1 de octubre.
Salvar el verano
¿Cómo salvar el verano? Para paliar el efecto del retraso de la campaña de vacunación, y complementariamente a redoblar todos los esfuerzos en el propio proceso, debe ponerse el foco en medidas transitorias de prevención y recuperación económica, como la aplicación de tratamientos contra el Covid-19 cada vez más efectivos, la realización de take a look at masivos entre la población en fechas clave de la temporada turística (por ejemplo, festivos locales o nacionales), la incentivación de la implantación de tecnología de rastreo de casos, que permita reducir la incidencia, o la alineación de criterios tanto a nivel español como europeo respecto a las restricciones que permitan una mayor previsibilidad.
Incluso aunque no se alcanzara la inmunidad de rebaño, la vacunación de la población más weak reducirá la incidencia de casos críticos, disminuyendo la carga en hospitales y permitiendo una mayor flexibilidad de las restricciones, lo cual ayudaría a impulsar la recuperación económica del turismo.
Logística
Por otro lado, es preciso plantear soluciones para el desafío logístico. Para estar preparados ante la llegada masiva de vacunas, se pueden aplicar distintas medidas, siguiendo el ejemplo de las campañas más efectivas del mundo, como Israel (48% de la población vacunada) o Emiratos Árabes Unidos (31%), que al ritmo precise alcanzarían la inmunidad de rebaño en mayo.
Focalizar todos los recursos disponibles públicos y privados (como las fuerzas armadas o los centros médicos de las propias empresas), inocular las vacunas de forma ininterrumpida todos los días de la semana y en franjas horarias muy amplias, o habilitar colas de voluntarios para reducir las mermas emergen como posibles soluciones para superar este reto.
El avance de la campaña de vacunación arroja un halo de luz al ultimate del túnel. En este escenario, cobra una especial relevancia la figura del pasaporte sanitario: una certificación de vacunación, una PCR negativa o una prueba de anticuerpos pueden ser la alternativa para retomar los viajes de manera segura, y recuperar así el presente y el futuro de la industria turística.
España necesita generar el confort suficiente tanto dentro del país como fuera de que puede alcanzar el objetivo de vacunación establecido por el Gobierno, salvando así la temporada de verano y la industria turística a su vez.
Si además se tiene en cuenta el decisivo papel del sector turístico español –número uno del mundo en establecimientos de hostelería per cápita, número dos del mundo en hoteles mejor valorados, número uno de Europa en kilómetros de alta velocidad, cuatro de los siete principales corredores aéreos de Europa son con España, el 15% del comercio nacional está derivado directamente del turismo, y un largo etcétera– y su contribución al PIB y a la creación de empleo, se comprende la urgencia e importancia que conlleva lograr la vacunación masiva, ya que no solo salvará al sector, sino miles de empleos y al conjunto de nuestro país.
Jorge Schoenenberger es socio director de la industria de transporte, hostelería y servicios (THS) de Deloitte España y EMEA
” Fuentes cincodias.elpais.com ”