Estoy convencido de que al entrenador de la Selección Mexicana de Futbol, Gerardo Martino, le ha quedado grande esta responsabilidad. El equipo nacional no juega nada bien y no se ve cómo pueda elevar su competitividad a cuatro meses de que se lleve a cabo el mundial de Qatar. Y esto, en lo que coinciden muchos, por supuesto que es delicado.
Pero me parece propio de fanáticos el que se le descalifique por haber viajado en los últimos días a su país natal, Argentina, y mostrarse en una fotografía al lado de su colega Lionel Scaloni, el entrenador del representativo argentino que será rival de los mexicanos en la ya inminente Copa del Mundo. Foto en un pasillo de un estadio, hay que decirlo, al que acudió a ver un partido.
¿Cómo puede ser posible que se le dé permiso de viajar fuera del país y deje de ver los partidos donde actúan los futbolistas mexicanos de la Liga Mx?
En términos generales esa es la crítica.
Yo planteo: ¿pues qué no hay manera de que Martino vea esos partidos, de esta jornada, por televisión desde Argentina? ¿O que a su regreso al país los pueda ver en grabaciones al lado de sus auxiliares? ¿Por qué tendría que hacer esta labor solo en México y en vivo?
No sean ridículos.
Y otro argumento: a estas alturas del proceso es evidente que Martino conoce a la perfección a los jugadores de la Liga mexicana y, a la par de esto, sabe ya con cuales cuenta y con cuales definitivamente no. Tiene una lista sobrada, una que incluye escenarios de lesiones.
El problema no es que Gerardo Martino viaje a lo que sea que requiera a su país. El tema que debe preocupar a quienes hoy le dan con todo a este entrenador, es el de que los futbolistas convocables, los que actúan en México y los que están enrolados en el futbol europeo, tienen un nivel de juego muy bajo y que cuando se reúnen no logran presentar un desarrollo colectivo que ilusione.
Rafael Ocampo
” Fuentes www.milenio.com ”