Miles de santeños ya están celebrando la Romería de San Isidro. Tanto aquellos que montaron algunas de las 150 casetas en el recinto de la pradera, como aquellos otros que van a visitarles y a disfrutar de las numerosas atracciones que depara esta romería.
El pueblo, en estos cinco días, se queda vacío; pero no solo por el hueco que dejan quienes van y vienen a la pradera de San Isidro cada día, sino aquellos que se han ido a disfrutar de este largo puente a playas o casas de campo o alguna casa rural.
En las agencias de viaje locales se nos indica que ha habido cierto movimiento de escapadas a hoteles de Huelva y Cádiz, pero también de algún viaje algo más largo.
Sin embargo la gran mayoría de quienes ha reservado en algún hotel, lo ha hecho a través de paginas en Internet.
«Han venido muchos a interesarse y alguno ha vuelto a contratar y otros solo se ha quedado en la consulta»- señala un operador turístico.
Pueblo vacio
El panorama que se le presenta a los vecinos de Los Santos que ni se han ido fuera ni frecuentan San isidro, y solo acuden si acaso un día, es el de un pueblo muerto. La inmensa mayoría de los bares están cerrados por lo que adiós desayuno por la mañana y a la copa a mediodía o por la noche. Pero es que muchos establecimientos comerciales también cierran, de sábado a martes, con lo cual el sentimiento de soledad es aún mayor. El hecho de que lunes y martes sean festivos locales, anima a la escapada.
Es el otro San Isidro, de noches con mucha fiesta, allá arriba, en el escenario de la romería y un silencio abrumador en las calles del pueblo.
Por no haber no se celebrarán en la parroquia dos de las misas habituales de los domingos: la de las diez y media y la de las doce. Y dice una feligresa, con cierta razón, que alguien le explique la razón.
«Porqué se toman esas decisiones, cuando mucha gente igual por la tarde, a la única misa del domingo, no puede ir; al menos, continúa, podrían haber quedado la de las 10,30 y luego nos vamos todos a San Isidro». Comenta.
Tras estos cinco días, la normalidad volverá a las calles del pueblo y el pan estará a su hora, sin necesidad de comprar el doble por el cierre de panaderías, y veremos a comerciantes y hosteleros un poco más morenos tras volver de la playa.
Es el otro San Isidro que también le toca vivir a muchos.
” Fuentes lossantosdemaimona.hoy.es ”