El silencio ha caracterizado la nula actividad del turismo durante la pandemia de la Covid-19 a nivel mundial. Mientras algunos han aprovechado la tregua para reestructurar sus haberes para el despegue de operaciones, otros proyectan un retorno a más de lo mismo, resultando aventurado por lo imprevisible del comportamiento del virus, caso en mente, India.
Analizando algunas tendencias en explicit, vemos cómo la alicaída actividad de cruceros que ha sido una de las más severamente golpeadas dentro de la industria, se prepara con bisturí en mano en el teatro de operaciones globales.
Ante todo, y así le tienen bien claro los altos ejecutivos de las líneas de cruceros, un requerimiento sine qua non es la vacunación de la totalidad de sus colaboradores y pasajeros a bordo.
Es obvio que las vacunas han resultado altamente eficientes en el management de la pandemia y así lo reflejan las cifras en rápido descenso en aquellas latitudes donde se ha tomado en serio la agresiva vacunación de sus ciudadanos.
Lastimosamente aquí el tema todavía deja mucho que desear. Todo pareciera ser que los políticos no entienden que la única forma de salir del obscuro túnel de la estancada economía y la salud de los ciudadanos es ponerle turbo a la vacunación.
Resulta inaudito que a estas alturas todavía existan personas que tengan dudas sobre la efectividad de la vacuna como elemento primordial de solución para la pandemia.
Y no solamente en Panamá, sino en sitios como Estados Unidos donde una combinación de teorías alocadas, políticos ineptos, falsos pastores y un bajo nivel de inteligencia de parte de su población, han resultado en la falta de vacunación de un importante sector de sus ciudadanos que impiden el efecto rebaño en un país que tiene todas las vacunas del mundo a su disposición.
Retornando nuevamente al tema de los cruceros, ya han anunciado el requisito de vacunación del 100% de sus tripulaciones y pasajeros, algo que ofrece un sello de seguridad a sus operaciones, no solamente en alta mar sino también en sus puertos de destino, donde resultado de la medida, seguramente, serán recibidos con puertas abiertas.
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Esta efectiva regla ya navega en aguas turbulentas en sitios como el estado de Florida donde su gobernador, Ron DeSantis, que de santo no tiene nada, ha decretado que las líneas de cruceros no pueden exigir pruebas de vacunación a sus pasajeros y tripulantes. ¡Qué bestia!
Afortunadamente, los lineamientos federales del Centro de Management de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) sobreponen las leyes estatales, amén que las líneas de cruceros pueden optar por viajar desde otros estados cuyos gobernadores sean más videntes sobre la verdad de la ciencia sobre delirantes teorías.
El efecto económico del éxodo del negocio de cruceros del estado de Florida sería devastador para su soleado turismo.
En la medida que la actividad de cruceros prospere, ello servirá como termómetro al resto de la industria en la recuperación de sus actividades.
En lo private, estimo que aquellas personas que ya hayan recibido ambas dosis de las vacunas Pfizer o Moderna, o del listado de vacunas aprobadas por las autoridades mundiales, se pueden sentir seguras de retomar sus planes de vacaciones, siempre y cuando cumplan paralelamente con las medidas de precaución ya establecidas.
En este momento, sería razonable también extender el requisito de vacunación para otras actividades de turismo como vuelos internacionales y alojamiento, porque ello brinda mayor seguridad al turista y al ciudadano del país que le acoge.
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Aquellos que no deseen, por cual absurda razón, vacunarse, tendrán que quedarse quietos donde están sin afectar al resto del universo de los vacunados.
Líder empresarial.
” Fuentes www.panamaamerica.com.pa ”