Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.
La industria de los viajes recuperó más de la mitad del terreno perdido durante la pandemia y Latinoamérica es la región del mundo que muestra una mayor recomposición en el sector. Guillermo Prosper, vicepresidente y managing director de Sabre en Uruguay, sostiene que hay una correlación inversa “casi perfecta” entre los viajes y la cantidad de casos COVID en cada país. Advierte sobre nuevas dinámicas y cambio de hábitos, pero subraya que “la gente igualmente quiere viajar, eso no cambia”, como lo demostró una encuesta hecha por la compañìa el año pasado. Señala que las aerolíneas superarán la pandemia endeudadas y con dependencia de los apoyos oficiales, además de tener dificultades por falta de pilotos. Prosper recrea un “nuevo modelo” de viajero, cada vez más demandante de una oferta turística que incluya todas las experiencias que le interesan. Para ello, la industria busca soluciones “a medida”, basada en inteligencia synthetic. Con ese objetivo, Sabre busca desarrolladores en Uruguay y no puede cubrir la totalidad de las vacantes. “Oferta educativa hay, necesitamos conquistar a más jóvenes que estudien carreras tecnológicas, donde la demanda es infinita”, aseguró. A continuación, un resumen de la entrevista.
—¿Cómo se ve afectado el negocio del turismo, a partir del fuerte impacto de la pandemia?
—Claramente, en estos momentos hay una tendencia a la recuperación. Existe una correlación inversa casi que perfecta entre la cantidad de casos COVID y la fluctuación de la demanda. Cada vez que hay un empuje de una nueva ola de coronavirus, inmediatamente se retrae la demanda, y ni bien empieza a ceder, retoma la demanda.
Las personas siguen teniendo el deseo de viajar; hay una demanda cautiva clara, pero está supeditada a la evolución de la pandemia y a su vez, reglamentada por las acciones que toman los respectivos gobiernos buscando minimizar riesgos.
—¿De qué magnitud es la recuperación?
—Se observa claramente, mes tras mes, una recuperación. Hoy estamos aproximadamente en el 53% de lo que period el nivel de viajes en términos globales, previo a la aparición del COVID-19. No es homogéneo, dada la forma en que cada país desarrolló sus políticas. En Asia, por ejemplo, han sido mucho más restrictivos con sus políticas, y ese continente está un poco más atrás en la recuperación, aproximadamente con un 30% de recuperación frente a la pre pandemia. Luego vienen Europa y Estados Unidos e increíblemente, Latinoamérica es la región del mundo que más ha recuperado viajes a nivel normal, ubicándose en el entorno de 70% de los niveles de viajes de 2019, según información elaborada por Sabre al mes de octubre.
—¿Se ha notado en estas últimas semanas el impacto de las medidas que algunos países están tomando ante la irrupción de Ómicron?
—A partir de la aparición de Ómicron, varios países cerraron sus fronteras para vuelos que vienen del sur de África. Eso inmediatamente repercute en los viajes. Pero no creo que sea nada distinto a cualquier otra alza puntual de número de casos, en esa lógica de correlación negativa entre casos y personas viajando. Me parece que, debido al lugar del mundo donde surge la nueva cepa, no tenga tanto impacto, porque no son mercados emisores de viajeros en alto número. Debemos esperar algunas semanas más para validar esa hipótesis.
Esos vaivenes habrá que incorporarlos a las nuevas dinámicas de la industria. Pero es notorio que, no bien se relajan las medidas, la gente quiere viajar. Eso había aparecido ya en una encuesta que Sabre realizó en 2020 y los números lo están demostrando.
—¿Y cómo reacciona la oferta ante esas señales de recuperación?
—En estos últimos meses hemos visto que varias aerolíneas quieren volver rápido y han encontrado restricciones en la cantidad de pilotos disponibles; los profesionales se quedaron sin el ejercicio activo de su profesión durante un año y medio y en algunos casos perdieron la certificación y otros se retiraron. Ese es un problema. Hay aerolíneas que quieren volver y encuentran cuellos de botella en el private disponible.
—La encuesta de Sabre a viajeros en 2020 mostraba también que los viajeros le daban mucha importancia a las medidas sanitarias y además, buscaban en primera instancia destinos próximos. ¿Es ese el comportamiento que se observa?
—Al momento sí, influido por las restricciones aún en pie, y por mayores cuidados de parte de los viajeros. El combine de viajes que se están llevando a cabo en la actualidad son, los viajes domésticos versus los viajes internacionales, y aquellos que podemos llamar “de ocio”, ante los viajes de negocio. Es un comportamiento diferente al que teníamos en el escenario previo a la pandemia.
Otra característica de estos tiempos es la flexibilidad. Ante el riesgo de cambios imprevistos más frecuentes, el viajero quiere tener facilidad para cancelar, re agendar o posponer un viaje.
—¿Se visualiza una industria diferente?
—Es una historia en curso aún. Todavía no tememos la foto closing. Hemos visto intervenciones importantes a lo largo del mundo tratando de darle soporte a esta industria, como a tantas otras, especialmente en lo financiero. En Uruguay la industria de viajes sigue utilizando hasta el día de hoy una serie de beneficios que se establecieron por parte del gobierno. El mercado aún no opera libremente, ha sido sostenido de manera muy fuerte por los gobiernos. Para superar la disaster, las aerolíneas y otras empresas del sector han tratado este tiempo de hacerse de deuda al más largo plazo posible, por lo tanto, está por verse el desenlace para cada uno.
Lo cierto es que hay un negocio subyacente actual, que está esperando, entonces se trata de llegar activos al otro lado de la pandemia.
—Pero, ¿hay cambios en el sector que den pistas sobre el futuro de los viajes?
—Va a haber una nueva manera de consumir viajes del otro lado de la pandemia. Es una visión preexistente al coronavirus y que esta pandemia nos la confirmó. Hay cambios en el consumidor, a la hora de buscar y encontrar el viaje que se ajusta a los gustos personales, habrá una demanda cada vez más personalizada.
Cada vez hay más inteligencia aplicada que utiliza información previa del consumidor para hacerle sugerencias que generalmente están próximas a las preferencias de ese potencial viajero. Eso va a seguir desarrollándose, en procura de definir un portfolio del servicio de viajes que se ajuste mejor al consumidor, no solo en pasajes y hospedaje, sino en otros rubros como ocio o gastronomía. Ese “carrito de compras” podrá sumar tickets de teatro, un evento deportivo o un lugar donde cenar, ofertadas cada vez con más precisión en relación con las preferencias del consumidor. Hoy, en los buscadores, la oferta de un viaje aparece guiada primero por el vuelo más barato y en segundo lugar, el más corto. Pero hay un set de variables más amplio para ofrecer. Por razones de seguridad, salud y confort, la pandemia ha estado acelerando ese proceso.
—Más tecnología aplicada para viajar con la menor cantidad de incertidumbres…
—La calve estará en aquellas empresas que logren desarrollar tecnología con el suficiente grado de sofisticación, que logre “curar” un universo casi infinito de datos y traer ese set closing de cinco o seis opciones que sean las realmente relevantes para una persona que está buscando un producto específico en determinado momento. Ese es el desafío, también en la industria de los viajes y, quien lo logre, va a liderar el mercado. Como proveedores del servicio mediante el cual los operadores turísticos exponen su producto, en ese camino estamos en Sabre.
—Esa innovación a la que apuntan necesita de mano de obra calificada. ¿Está disponible en Uruguay?
—Tenemos planes muy ambiciosos y queremos seguir creciendo. La velocidad con que lo hagamos dependerá de las personas idóneas que podamos sumar a nuestros proyectos. Al día de hoy, uno de nuestros productos más importantes, que se llama Digital Conect, que elaboramos para las aerolíneas, nos está demandando más profesionales más. Si hubiera disponibles en el mercado 140 profesionales de desarrollo de software program again finish, en tecnología Java, los contrataría inmediatamente. Lamentablemente, no se dispone de esos recursos al ritmo que lo demandan las empresas. A la búsqueda recurring de profesionales le hemos sumado una escuela de desarrollo de software program a través de la cual buscamos formar nuestro propio capital humano. Entonces, estamos contratando profesionales junior, que todavía no tienen las capacidades demandadas y los vamos a formar acá.
—¿Es un problema permanente la falta de private calificado?
—Sabre está hace 16 años en Uruguay y recién este año hemos puesto en marcha el centro de desarrollo de software program. En la actualidad, no hay nada que la empresa haga en otras partes del mundo que no se puedan hacer acá. Finanzas, ventas, soporte, recursos humanos y ahora desarrollo. Pero necesitamos más private calificado.
Contrataremos lo que haya disponible, formaremos a todos los que podamos, y eventualmente, saldremos a convencer a profesionales extranjeros para que vengan a vivir y trabajar en Uruguay. Sería mejor tener todos los recursos acá, pero por ahora nos está costando. Y no es por problemas de falta de oportunidades de formación…
—Es por una baja captación de jóvenes…
—No hay escasez de programas de formación. Existe un abanico interesante de opciones. El problema es conquistar el interés de los jóvenes en edad de formarse. Que un número más importante de estudiantes en enseñanza media maneje carreras vinculadas a la tecnología como una opción. Todos los jóvenes que se dediquen a desarrollar software program, podrían tener trabajo enseguida. La demanda international es infinita. Sabre tiene hoy, a nivel international, 1.400 búsquedas abiertas y se contratará private, donde aparezca. Las oportunidades están.
” Fuentes www.elpais.com.uy ”