La pandemia del coronavirus puso en jaque al mundo entero. Nadie quedó exento de semejante golpe que afectó al planeta y que expuso los problemas y los atrasos que varios países estaban atravesando en materia sanitaria, política y económica. En ese contexto en el que todo se detuvo, el tenis debió frenar la pelota y pensar un método para no perjudicar a nadie. Y el remedio utilizado fue congelar el ranking y, de ese modo, evitar que los jugadores se vieran obligados a viajar por el mundo, mientras los epidemiólogos intentaban descubrir la forma de detener el virus. Una medida inteligente a corto plazo, cuya fecha de expiración tenía al Masters 1000 de Miami. No obstante, la ATP y la WTA decidieron continuar con un proceso paulatino de pérdida de puntos. Sin embargo, sólo trajo polémicas y resultados totalmente incoherentes: tenistas que no dejan todo en la pista, whole ya saben que van a mantener la mitad de lo conseguido hace dos años (sí leyeron bien, lo obtenido en 2019) y otros que directamente prefieren quedarse en su casa y eligen a qué certámenes acudir. Mientras tanto, un sinfín de jugadores se ven afectados.
¿A quién no le parecía lógica la decisión de congelar el rating en pleno 2020 cuando la incertidumbre reinaba y todo dependía de planificaciones hipotéticas sobre el aire? Creo que a todos o a casi todos. A pesar de eso, la campaña de vacunación contra el Covid-19 está avanzando y hasta varios torneos y países (Estados Unidos, por ejemplo) se ofrecen a inocular a los tenistas con las dosis correspondientes. De hecho, algunas jugadoras recibieron su vacuna de Johnson&Johnson en el WTA de Charleston y otros jugadores pudieron aplicarse la de Pfizer en el ATP 250 de Belgrado para citar dos casos recientes. Además, varias naciones en Europa, donde se están disputando la gran mayoría de los eventos, relajaron ciertas restricciones en los aspectos de las burbujas para que los deportistas no tengan que permanecer exclusivamente en el lodge y en el membership.
Algunos hechos concretos. Benoit Paire aprovechó febrero para viajar a Sudamérica. Si bien no pudo conocer los principales atractivos turísticos de Córdoba, Buenos Aires o Santiago, el francés pasó un lindo rato en la pileta, tomó cerveza y disfrutó de la vida al mismo tiempo que le faltaba el respeto a sus rivales, a los umpires y que declaraba que sólo jugaba para ganar dinero. Precise 36 del rating, el francés sólo ganó dos de los 14 partidos que disputó en el año. Así y todo, permanece dentro de los 40 mejores. Asimismo, Gael Monfils, lesionado hace varios meses, no gana un encuentro desde febrero de 2020, Nick Kyrgios que sólo saltó a la cancha en Australia o el propio Roger Federer disputó sólo dos partidos en los últimos 16 meses. “Sé que debería estar 800° en el ranking”, dijo antes de su debut en Ginebra. Para nombrar el caso de algunos argentinos: tanto Guido Pella como Juan Ignacio Londero no tendrían que seguir en el top100 si se tienen en cuenta sus deficientes actuaciones en que llevamos de competencia luego de la reanudación del circuito. “Está hecho un desastre”, afirmó Alexander Zverev un tiempo atrás. Y agregó en su momento: “Soy el fan más grande de Roger Federer, pero no ha jugado en un año y está arriba de mí en el ranking. Yo jugué una final de Grand Slam, la final de un Masters…”.
Así quedaría el Rating ATP tras Roma si no estuviera congelado, contando las últimas 52 semanas. Destacable, como vemos, que Nadal es Nº4, Rublev 3º, Sinner y Karatsev son Prime 10 y que Davidovich sería 24º.
Créditos a @Charl1e505, ya que la imagen es suya. pic.twitter.com/BA34jNpnHY
— José Morón (@jmgmoron) May 16, 2021
Claro, todavía queda pensar en el lado opuesto de la moneda: las grandes víctimas. Según una ilustración del usuario @Charl1e505 de Twitter, quien publicó un listado de cómo tendría que verse el rating si se tomara en cuenta únicamente los campeonatos disputados, habría 11 jugadores dentro del top30 que tendrían que ubicarse en la mejor posición de sus carreras. Andrey Rublev debería completar el podio detrás de Novak Djokovic y de Daniil Medvedev, cuya diferencia sería de 905 puntos. A su vez, Jannik Sinner y Aslan Karatsev tendrían que hacer su debut en el selecto grupo de los diez mejores. Justamente, ambos se cruzarán en el debut del ATP 250 de Lyon, donde deberían ser preclasificados. Casper Ruud ascendería hasta el puesto 13, Lorenzo Sonego hacia el 18 y Alejandro Davidovich Fokina daría un salto al 24, hecho que le hubiese asegurado la clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio.
Por otro lado, meterse en el lote del top100 también es cada vez más difícil. Si los de arriba tardan más en bajar, subir se torna aún más complejo. Caso contrario pregúntenle a los hermanos Cerúndolo, quienes deberían estar en ese grupo y, sin embargo, tendrán que luchar en la clasificación de los Grand Slam para formar parte de los cuadros principales. Juan Manuel ganó un ATP 250 y un Challenger en lo que va de 2021, mientras que Francisco llegó a un remaining en Buenos Aires y levantó tres Challengers en el cierre de 2020. El caso de Carlos Alcaraz es comparable. En consecuencia, estos tenistas están dejando de gozar beneficios deportivos y económicos, que pueden ser fundamentales en su carrera.
Son sólo algunos de los ejemplos. La mayoría de los jugadores alegan bronca por un sistema injusto, que premia a los de arriba y castiga a los de abajo. Y esta discusión, que se incrementa en nivel semana a semana, seguirá por lo menos hasta el 05 de agosto, cuando se regresaría (hay que utilizar el potencial porque todo puede cambiar) al sistema tradicional.
” Fuentes www.puntodebreak.com ”