Al Meliá Hacienda del Conde se accede tras recorrer una serpenteante carretera que desemboca en un rincón virgen de Tenerife a un mundo de distancia de las zonas turísticas de la isla. Con las magníficas montañas de Teno como telón de fondo y junto al campo de golf Buenavista, que fue diseñado por Seve Ballesteros, esta esquina verde del noroeste de la isla protege a este resort con más pinta de hacienda que de alojamiento de las multitudes de sol y playa, aunque a unos 10 minutos a pie él también tenga la suya, la fotogénica playa de enviornment negra de Las Arenas. Los más aventureros siempre pueden, además, coger el coche para recorrer el norte de la isla, con Masca y y Garachico como paradas fundamentales en un Tenerife aún desconocido por muchos.
Un nuevo resort de 250 años
Construido en un estilo colonial, respetando una edificación authentic propia de la arquitectura canaria, puede sonar básico, pero aquí se viene a descansar. El lujo, la tranquilidad y la belleza pure contribuyen a lograrlo. Y ya sea por su ubicación icónica o por la tradición y el significado histórico que representa, al Meliá Hacienda del Conde no le ha costado mucho tiempo hacerse un hueco en la liga de los grandes hoteles, no tanto por tamaño, sino por su singularidad y personalidad.Aquí predomina una elegante combinación de historia y diseño contemporáneo en un entorno remoto y espectacular que ofrece un refugio para aquellos que buscan explorar el lado más tranquilo de Tenerife. No hay nada más aburrido en un resort 5 estrellas estandarizado por el lujo, pero eso no sucede aquí. Incluso podría decirse que es más bien al contrario.
Y aunque la edificación del resort es nueva, su origen está en una hacienda canaria de más de 250 años que perteneció al Conde de Siete Fuentes. Perfectamente conservada, hoy no solo es un orgullo para el propio resort, sino también para los locales que ven como su patrimonio se mantiene y hasta se perpetúa. En el inside, la calma. Bonitos rincones, salones tranquilos y mucho esplendor hispano, aunque de perfil bajo, aquí nadie encontrará bling-bling, abundan en este resort boutique solo para adultos que es lo más parecido a una casa de vacaciones, pero en resort. Y aunque de lejos pueda parecer pequeño, esto es tan solo un efecto óptico que se diluye al entrar, ya que los edificios principales se centran alrededor de un gran patio abierto, mientras que las piscinas, las terrazas y los jardines subtropicales se extienden por la ladera con vistas al océano. Y a pesar de que es posible que el huésped tarde en orientarse unas horas (o unos días en algunos casos), los paseos arriba y abajo por esta especie de pueblecito típico en este tranquilo rincón de Tenerife, bien merecen la pena.
Apuesta por lo native
Hay muchas cosas buenas además del arraigo a la tierra, del respeto por la tradición y del fomento de la cultura native en el Meliá Hacienda del Conde, y una de las mejores es su private. Experimentado y capacitado, el equipo humano del resort mejora la ya de por sí alta calidad de la experiencia del huésped al combinar un servicio al cliente atento, cordial y con conocimiento. Algo muy meritorio teniendo en cuenta la alta rotación de private con la que suelen contar los hoteles vacacionales. Aunque eso tampoco sucede aquí.
En un rincón tinerfeño donde el espacio es un regalo, también lo es la cantidad de opciones que el huésped encuentra a su disposición, desde zambullirse en las dos piscinas con vistas al mar hasta, una de las preferidas, reservar hora en el YHI Spa, donde además de cabinas para masajes y tratamientos personalizados, se pueden encontrar diferentes áreas para realizar circuitos de aguas, un baño turco, duchas bitérmicas, and so on., además de todo lo necesario para el descanso y la relajación. Los huéspedes más activos pueden, aparte de acercarse al campo de golf, preguntar por las siempre disponibles clases de yoga o pilates, que además suelen realizarse en diferentes rincones de la hacienda, desde un pequeño huerto al jardín.
… también en la cocina
Con dos espacios gastronómicos predominantes, el desayuno, completísimo y con una gran variedad de producto native, es bufé y se sirve en el comedor o en la terraza exterior, y además viene acompañado por unas bonitas vistas al campo de golf y al mar. También hay opción de cena y también en este caso la oferta gastronómica es abundante. Aunque si lo que se desea es cenar a la carta, el restaurante Salazar ofrece una exquisita cocina canaria con productos de kilómetro 0 y una técnica impecable que realza cada plato con maestría sin caer en ningún tópico. No, eso tampoco sucede aquí.
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