Los followers de la serie televisiva La Familia Addams, que fue estrenada por primera vez en 1964, han podido seguir las historias de este peculiar clan a través de la gran y la pequeña pantalla. Su última entrega, la serie Miércoles no solo tiene la dirección de Tim Burton como aliciente, también un escenario que se ha convertido en el Hogwarts de esta década. Se trata de la Academia Nevermore, ubicada en la ficción en una brumosa y encantada aldea de Vermont, pero que en realidad se trata del Palacio Cantacuzino, una ampulosa residencia localizada en la realidad en Busteni, a 38 km de Brasov, la capital de Transilvania, y al abrigo de las montañas del Parque Pure Bucegi, un standard destino rumano de esquí en invierno y de senderismo el resto del año.
De pabellón de caza a academia mágica
El Palacio de Cantacuzino fue construido en 1911, primero como pabellón de caza y luego como residencia del príncipe Gheorghe Grigore Cantacuzino, quien fuera alcalde de Bucarest y dos veces primer ministro de Rumania en los primeros años de 1900. El noble falleció en 1913, solo dos años después de que se completara el proyecto. Elevado sobre una colina con vistas al pueblo de Busteni que se extiende a sus pies, el palacio está formado por el edificio principal y otros pabellones administrativos y para el servicio, además de una capilla. Fue propiedad de la familia hasta 1948, cuando se nacionalizó para convertirlo en un sanatorio.
El sueño de un príncipe rumano
El príncipe Cantacuzino quiso recrear su reino explicit. Para ello llamó a los mejores arquitectos de Rumania, quienes diseñaron su recinto palaciego. Tras la fachada con balcones y arcadas, se abre un inside señorial que puede visitarse por libre. Destaca el Salón de Baile, ejemplo de la arquitectura rumana Brâncovenesc, un estilo que imperó en los siglos XVII y XVIII, que mezclaba detalles bizantinos, otomanos y del Renacimiento tardío, una estancia que plasma el esplendor con el que vivían los nobles de aquellos años. En la decoración abundan los adornos artwork nouveau, suelos de mármol y de parquet con dibujos, vidrieras, mosaicos, escaleras de roble con pasamanos de forja, y techos de estucos y madera tallada. Abundan las chimeneas de piedra caliza blanca con láminas de oro y mosaicos con incrustaciones, y puertas de roble talladas con ornamentación vegetal.
Un museo con jardines
En el inside se exhibe una extensa colección de escudos de armas de los Cantacuzino. También hay una galería con retratos de una docena de antepasados realizados en cuero cordobés. Otra estancia está adornada con frescos y los escudos de armas de 27 miembros de la familia. El único accesorio de iluminación unique que queda es un candelabro gigante, réplica del que cuelga en el Gran Museo Hagia Sophia de Estambul. En 2015 se inauguró la Galería de Arte del Castillo de Cantacuzino, donde se muestran ejemplos de arte contemporáneo de la Sociedad de Artistas Figurativos de Rumania.
En la actualidad, el monumento ha sido transformado en museo de acceso libre, y suele albergar exposiciones de arte temporales, así como conciertos y eventos culturales. Incluye el restaurante Canta Delicacies, con una terraza con vistas al pueblo y al valle de la Prahova, con los montes Bucegi en el horizonte. El palacio está rodeado de extensos jardines que se pueden disfrutar con actividades como paseos a caballo o tiro con arco.
Transilvania, un escenario de novela
El Palacio Cantacuzino se asienta en Busteni, localidad abrazada por los Cárpatos de Transilvania, una región de bosques, pueblos y castillos impregnados de leyendas, como la de Vlad Tepes (1431-1476). La historia de este sombrío príncipe rumano –apodado «el Empalador» por su crueldad, pero considerado héroe nacional por sus gestas militares– inspiró al irlandés Bram Stoker la novela Drácula (1897), llevada al cine en muchas ocasiones. El protagonista del libro es el eje de una standard ruta que se inicia en la medieval Sighisoara, donde la casa natal de Tepes acoge hoy un restaurante. Siempre hacia el sur, la huella del príncipe aparece en la amurallada Brasov, la segunda ciudad en importancia de Rumanía y con uno de los cascos medievales más bonitos de Europa, y en el castillo de Bran (XIV), erigido sobre un risco desde el que se vigilaba el paso fronterizo del sur de los Cárpatos. Este último se localiza a 40 km del Palacio de Cantacuzino, en una región agrícola que parece como adormecida por un encantamiento.
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