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Escrito en DESTINOS el
Además de las historias que capturan nuestra atención y los personajes que nos invitan a ver la realidad desde sus ojos, el cine nos ofrecen una oportunidad única para viajar a sitios remotos y descubrir un mundo tan inagotable como las narraciones que lo habitan. Visitar los escenarios que inspiraron nuestras películas favoritas nos acerca a los héroes y villanos que animan nuestra imaginación, como si de alguna manera el sueño se hiciera, de pronto, realidad.
Y así lo demuestran las películas que este fin de semana competirán por una estatuilla en los Premios de la Academia: de la Ciudad de México vista a través de los recuerdos de uno de sus cineastas más reconocidos a una isla en donde el tiempo parece haberse detenido, las locaciones de estos cinco filmes resultan perfectas para escribir nuestras propias aventuras.
Ciudad de recuerdos – Bajo la dirección de Alejandro G. Iñárritu, la lente del cinematógrafo Darius Khondji –que mereció la única nominación de la película en los Premios de la Academia–, y la dirección de arte de Eugenio Caballero, quien, al igual que Iñárritu, nació y creció en la Ciudad de México, la capital del país se transforma en Bardo en un escenario mítico que desdobla el presente en diferentes épocas y en donde la memoria se convierte en una metrópolis.
El baile de Elvis – A pesar de que la pandemia forzó a la producción de Elvis a recrear el sur estadounidense en Australia, la cinta presenta un retrato fiel de los sitios más determinantes en la biografía del músico: de la mítica residencia de Graceland, en Memphis, que hoy alberga un museo, al Sun Studio, ubicado en la Union Avenue que atraviesa el centro de la ciudad, en donde el Rey del Rock & Roll realizó algunas de sus primeras grabaciones.
Pasado y futuro – Situada en los años que siguieron al remaining de la “última dictadura militar”, Argentina, 1985, dirigida por Santiago Mitre, presenta una minuciosa recreación de Buenos Aires a mediados de la década de los 80. Desde el bar Zum Edelweiss que sobrevive, desde 1933, en la calle Libertad, la pizzería Banchero, en el barrio de La Boca, y el Palacio de Tribunales, en donde se llevaron a cabo los juicios que están al centro de la película.
Más cerca de la naturaleza – La comunidad rural en donde se desarrolla The Banshees of Inisherin es un lugar ficticio, imaginado por Martin McDonagh incorporando elementos de las magníficas Islas Aran –Inishmore, Inishmaan e Inisheer– en la bahía de Galway, en el extremo occidental de Irlanda, como las deslumbrantes colinas esmeralda, los acantilados bañados por la marea del Atlántico y un estilo de vida bucólico que parece haberse extraviado en el tiempo.
Pieza maestra – En Tár, la compleja personalidad de la protagonista titular queda representada en los espacios que habita: de los delicados acabados de una prestigiosa sala de conciertos en Berlín (filmada, de hecho, en un auditorio en remodelación en la ciudad de Dresden) a una impresionante residencia brutalista en donde el carácter de Lydia Tár se encuentra con la personalidad estética y vanguardista de la capital alemana.
” Fuentes www.escapadah.com ”