Existen santuarios de elefantes por toda Tailandia, sobre todo en Chiang Mai, al norte del país, que desde hace años se ha posicionado como un destino al que ir a visitar estos centros de rescate, algunos de los cuales ofrecen monta o baño, así como los conocidos santuarios de tigres que promocionan experiencias de fotografías con estos felines.
El caso de Tailandia no es único, pues cada vez es posible encontrar más centros con animales salvajes en cautividad que se promocionan bajo el nombre de “santuario”, “refugio”, “orfanato” o “centro de rescate”. Especialmente en aquellos lugares turísticos en los que hay una gran demanda de actividades con animales por parte de los visitantes.
Esto ocurre ya que cualquier centro con animales cautivos se puede denominar a sí mismo como quiera (santuario, refugio, reserva, etc.), sin importar su labor ni el uso que haga de los animales que tiene a su cargo. Pues de momento, no hay ninguna ley que lo regule. De esta manera, muchos negocios turísticos aprovechan la popularidad que han adquirido este tipo de centros para publicitarse como tales, pero la realidad es que una gran parte de ellos tienen como único objetivo lucrarse de los animales sin tener en cuenta su bienestar.
Entonces, ¿qué labor debería desempeñar? Antes de escoger un santuario, es de vital importancia entender qué es y cómo funciona uno real para detectar y evitar aquellos que no lo son y, en consecuencia, realizar un turismo responsable que no contribuya en la explotación animal.
¿Qué es un santuario o un centro de rescate?
Los santuarios, refugios o centros de rescate son lugares que se hacen cargo de animales rescatados. Es decir, de individuos concretos que han sufrido algún accidente o enfermedad que no les permite vivir en libertad, o que provienen de situaciones de maltrato y explotación por parte del ser humano. Ya sea del comercio, de la experimentación o del mundo del entretenimiento.
Se trata por tanto de lugares cuyo objetivo principal es recuperar el bienestar físico y psicológico de estos animales y, en el caso de no poderlos reintroducir en su hábitat, velar por ellos el resto de sus vidas ofreciéndoles un espacio lo más parecido a su hábitat en libertad, para promover así los comportamientos naturales de su especie.
Así pues, como no tienen como objetivo sacar una rentabilidad económica de sus animales, estos centros son generalmente gestionados por entidades sin ánimo de lucro. Por esta misma razón, son relativamente pocos los verdaderos santuarios que encontramos alrededor del mundo.
Cómo saber si un santuario es real o falso
Pare reconocer si un centro que se publicita como santuario es real o no, debemos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Que no realice espectáculos con sus animales: es decir que no los exhiba realizando comportamientos que no son propios de su especie como por ejemplo bailar, pintar, jugar con aros o pelotas, tocar un instrumento o hacer piruetas.
- Que no ofrezca interacciones entre los visitantes y sus animales: en un verdadero santuario el contacto directo entre animales y visitantes ha de ser mínimo o nulo. Tanto por bienestar animal como por seguridad y por riesgo de transmisión de enfermedades. Esto incluye actividades como alimentarlos, acariciarlos o sostenerlos, fotografiarse o nadar con ellos. El famoso baño que se ofrece en muchos centros que alojan elefantes para el turismo no es beneficioso para el animal y está exclusivamente pensado para el entretenimiento del visitante.
- Que presente unas instalaciones naturalizadas y pensadas para la especie que alberga: un centro de rescate debe haberse construido por y para el animal teniendo en cuenta las necesidades de cada una de las especies y, por tanto, reproduciendo al máximo posible su hábitat natural. Así, se promueven los comportamientos biológicos más intrínsecos de cada animal (excavar, bañarse, volar, trepar, etc.).
- Que aloje los animales teniendo en cuenta sus necesidades: en el mundo animal encontramos especies solitarias y especies sociales, por la cual cosa es de vital importancia que aquellas especies que son sociales convivan en grupos adecuados en cuanto a número y composición, para fomentar que se relacionen entre ellos. Porque para garantizar el bienestar de los animales es necesario que interaccionen con otros individuos de su misma especie, y no con las visitantes como se incentiva en algunos centros.
- Que no haya reproducción: a un santuario o centro de rescate real no le interesa que sus animales se reproduzcan, a excepción de aquellos pocos que disponen de un proyecto de reintroducción de sus animales en la naturaleza. Algo que es realmente muy complicado. Así pues, intentan evitar por todos los medios que sus animales se reproduzcan, ya que no quieren sentenciar a nuevos animales a una vida de cautividad, a la vez que no les interesa tener crías que ocupen el espacio de otros individuos que necesiten ser rescatados. Por tanto, a no ser que se trate de un centro que acoja huérfanos en su mismo país de origen, ver crías suele ser muy mala señal.
- Que los animales gocen de buena salud y dispongan de asistencia veterinaria especializada en caso de necesidad: es muy importante que los animales estén sin heridas, enfermedades, lesiones u otros problemas de salud. Y, en el caso de sufrir algunas patologías de cualquier tipo, es indispensable que dispongan de un veterinario o un equipo veterinario especializado, ya sea del propio equipo del centro o externo, que pueda atenderlos enseguida.
- Que se realice educación ambiental: en los santuarios reales las visitas son una herramienta para poder conseguir unos ingresos extra para el cuidado de sus animales y el mantenimiento del centro, a la vez que para aprovechar y explicar la labor que realizan y concienciar así a las personas de las problemáticas con las que están lidiando. Es decir que no son lugares destinados a la diversión de las personas y por tanto no existe un lucro a costa de sus animales.
Al cumplir con estos siete requisitos, cualquier centro se estará asegurando de que se cumplan las 5 libertades del Bienestar Animal y, por tanto, estará priorizándolos a ellos por encima de cualquier otra cosa.
Consejos para diferenciarlos antes de visitarlos
Para comprobar si un centro cumple los requisitos presentados anteriormente, es fundamental documentarse e informarse bien antes de la visita. Pero ¿dónde y cómo es posible descubrir qué centros visitar y cuáles no a la hora de planificar un viaje?
- En la página web del centro y muy especialmente en sus redes sociales se puede ver qué tipo de actividades y visitas realizan. De hecho, en las fotos que los mismos visitantes publican sobre el centro, ya sea etiquetándolos o geolocalizándolas, es donde realmente suelen detectarse las malas prácticas.
- En la popular página web Tripadvisor, una herramienta que, aunque no sea siempre fiable a nivel de comentarios, sí que lo es a nivel de imágenes. Pues en éstas es posible encontrar fotografías de los visitantes sin filtros.
- Preguntando y consultando a personas que conozcan ese centro, para conocer su experiencia y opinión.
- Consultando con algún experto en la materia, como las entidades WAP o FAADA, que trabajan activamente estas problemáticas. De hecho, esta última ofrece un mapa interactivo en la página web de su campaña de turismo responsable con los animales con centros recomendados en diferentes países del mundo.
- Consultando en los listados de las siguientes federaciones y alianzas, las cuales representan una buena referencia para encontrar centros de rescates reales: Global Federation of Animal Sanctuaries; European Alliance of Rescue Centres and Sanctuaries; Pan African Sanctuary Alliance.
Finalmente, los expertos recomiendan que, ante la duda, es mucho mejor no visitar un centro que arrepentirse después de haber participado de la explotación que pueda llevar a cabo.
” Fuentes viajes.nationalgeographic.com.es ”