CARTAGENA. Una imagen inusual acapara la atención de todo aquel que se acerca estos días por el puerto de Cartagena. Dos megayates, con propietario ruso, presiden estos días la estampa de la ventana al mar de Cartagena. Se trata del yate de lujo Nord y del megayate Sailing Yatch. El primero arribó a la Trimilenaria el pasado 1 de marzo, mientras que el segundo se encuentra en reparación desde el pasado mes de febrero.
El yate de lujo Nord, de 142 metros, propiedad del multimillonario ruso Alexei Mordashov, atracaba en la dársena de cruceros del Puerto de Cartagena durante la tarde del lunes 1 de marzo, debido a los fuertes vientos que azotaban la zona, y este lunes ha entrado en reparación en la zona de grandes yates de Navantia. Está equipado con 7 generosas cubiertas, todas conectadas entre sí. Tiene capacidad para alojar a un máximo de 30 invitados distribuidos en 20 camarotes dobles con baño en suite. Está equipado también con una gran plataforma de aterrizaje para helicópteros en la popa, con plataformas laterales plegables que proporciona refugio para el helicóptero del yate. Esta se puede guardar en un hangar retráctil que se desliza ordenadamente en la superestructura cuando no está en uso. Un gran centro deportivo y de buceo en la cubierta inferior, una piscina de gran tamaño en la cubierta principal y una flota de barcos personalizados son solo algunas de las otras características a bordo de este impresionante barco.
Respecto al Crusing Yatch, es uno de los veleros más grandes del mundo y tiene casi 143 metros de eslora, 25 metros de manga y una quilla de ocho metros de largo. Su construcción comenzó en 2013 en el astillero alemán Nobiskrug, proyectado por Philippe Starck, y fue uno de los grandes desafíos de la arquitectura naval, además de uno de los caprichos más caros de la historia. Su precio ronda los 400 millones de euros. Se trata de un proyecto llevado a cabo por una alianza de grandes especialistas: el diseño de las velas, del aparejo y la ingeniería proceden del estudio holandés Dykstra Naval; la inglesa Magma Buildings se encargó de los mástiles; la empresa de Valencia Futures Fibres, de las botavaras y la estadounidense Doyle Sails fabricó las velas. Un helipuerto, tres piscinas, una de ellas con el fondo de cristal, ocho plantas, visión subacuática, seis suites y una discoteca son algunas de las instalaciones de este mastodonte naval.
En tiempos de ausencia de grandes cruceros por la pandemia, la estancia de estos dos gigantes del mar permite al puerto de Cartagena recuperar parte de la imagen que, en el mundo antes de la covid-19, period recurring ver en su zona portuaria en la ciudad, con grandes barcos y cruceros que albergaban en su inside a turistas que posteriormente dotaban de una vida distinta al centro de la ciudad en su rutina diaria. A la espera de los turistas, el Nord y el Crusing Yatch acaparan las miradas de los habitantes de Cartagena.
” Fuentes murciaplaza.com ”