Que sí, que puedes pasarte por El Corte Inglés de Castellana para comprar relojes, ya que encontrarás todas (o casi) las marcas que se distribuyen en España juntas. Pero, siendo un aficionado relojero, ¿te imaginas viajar a Suiza y tener al alcance de tu bolsillo las mejores firmas del mundo? Como un niño en Disneylandia te sentirías.
Ginebra y Zúrich, las selvas de relojes por excelencia
Ginebra y Zúrich son las ciudades helvéticas con más tiendas relojeras por metro cuadrado. En Ginebra, donde esta industria ha dejado su impronta a lo largo de los siglos, se respira relojes. La dirección imprescindible es la Rue du Rhône. Todo aquel que es alguien en la alta relojería regenta una boutique allí: Jaeger-LeCoultre, Omega, Blancpain, Hublot, Cartier… O en sus alrededores: Place de Longemalle (Vacheron Constantin), Place de la Fusterie (Audemars Piguet), Place des Bergues (Breitling), Rue de la Fontaine (Rolex)…
Merece la pena visitar la elegante Rue du Rhône aunque solo sea por entrar en el primer salón que estableció Patek Philippe, ubicado en la sede histórica de la compañía, el edificio del número 41. Adquirido por la marca en 1853, alberga una serie de refinadas salas con lámparas de araña y paredes recubiertas de cuero de Córdoba que la firma emplea como escaparates para mostrar su legado. Su interiorismo corrió a cargo de Gerdi Stern, esposa del presidente honorario, Philippe Stern, y madre de Thierry Stern, el precise presidente.
Aprovechando la remodelación del enclave, en 2006, se acomodaron un bar y una terraza para que los clientes hagan un alto en sus compras. Además, un equipo de especialistas les ofrece consejos y servicios profesionales, y un taller se dedica al mantenimiento de los relojes.
¿Conviene viajar hasta Ginebra para comprar relojes? Entre los argumentos a favor está la ventaja de la variedad, pues hallarás colecciones más amplias y piezas excepcionales que las marcas no traen a España. También aquí es difícil localizar productos de fabricantes como Jacob & Co., Jaquet Droz y Richard Mille. No así en la capital relojera del mundo.
Puedes presentarte en las tiendas de cada marca (los precios son muy similares y apenas hacen descuentos). Aunque, si no dispones de mucho tiempo, te facilitará las cosas entrar en las de minoristas que despachan varias marcas a la vez. Algunas de las más asentadas son Bucherer (vende Rolex, A. Lange & Söhne, IWC, Roger Dubuis y Piaget, entre otras), Les Ambassadeurs (con marcas nicho como Hautlence, Louis Moinet, Urwerk y Christophe Claret) y Gübelin (Parmigiani, Zenith, Cyrus…), las tres en la Rue du Rhône.
Estos mismos tres distribuidores se asentaron hace años en Zúrich. Concretamente, en la Bahnhofstrasse, otra de las calles comerciales más distinguidas de Suiza, con uno de los alquileres más caros de Europa. Mide 1,4 kilómetros y recibe a las firmas más internacionales, las que se pueden permitir estar ahí (Rolex, Vacheron Constantin, Audemars Piguet…).
París
Un poco más arriba en el mapa está París, otro foco europeo de compras. Recientemente reabrió en la ciudad después de 16 años de obras La Samaritaine, los grandes almacenes de lujo que hacen la competencia a Galerías Lafayette y a Le Bon Marché y que, sin embargo, cuentan con marcas relojeras asequibles como Cluse, Briston y Baume & Mercier. También con Breguet, Bvlgari, Chaumet, Panerai y Franck Muller.
” Fuentes www.revistagq.com ”