A muchos les gusta viajar al libre albedrío pensando que de esa forma se limita el estrés de la jornada. Posterior a múltiples décadas quijoteando más de setenta países en cinco continentes, créame que lo opuesto es lo cierto, sobremanera en esta época en que contamos con todas las herramientas necesarias al toque de una búsqueda en Google para asegurar una placentera jornada, evitando así los sinsabores del babel.
En nuestro caso, nos aprestamos el jueves de la semana próxima a cruzar el charco con destino closing Roma, con escala en el aeropuerto de Schiphol que presta servicio a la ciudad de Ámsterdam, Holanda. El domingo zarparemos en un crucero trasatlántico de 17 noches, a bordo del navío Norwegian Getaway, desde Civitavecchia, puerto que sirve a la ciudad de Roma, con escalas en Florencia, Cannes, Barcelona, Valencia, Granada, Lisboa, Islas Azores y Bermuda, desembarcando en Miami.
Esta escapatoria la teníamos planificada desde inicios de la pandemia, porque en los años del retiro, antes de entregar el alma, ahorramos para echarnos una canita al aire anual a diversos destinos del globo, para así relatar a nietos y lectores nuestras andanzas y deslices para que sus travesías, de optar por ellas, sean más apacibles y amenas.
Nos sorprendió la pandemia del Covid-19, en marzo 2020 en Buenos Aires, posterior a un crucero de 14 noches, originando en San Cristóbal, puerto que sirve a la capital chilena, rumbo sur, cruzando el estrecho de Magallanes, retomando el atlántico, dirección norte con escalas en varios puertos argentinos, las islas Malvinas y Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay, interesante jornada para conmemorar los 500 años del viaje de circunnavegación international de Magallanes y Elcano, admirando a su andar glaciares, pingüinos, focas y leones marinos.
Precisamente, resultado del encierro, con mayor firmeza gestamos nuestra excursión, originalmente como una gira al Mar Báltico a bordo del crucero Norwegian Jade en agosto, trayecto que fue cancelado por la naviera con sus disculpas y ligado bono de 10% de descuento para un viaje posterior, que nos ciñó al crucero trasatlántico próximo.
Al recrear el viaje de Colón, porque una de nuestras escalas es en Cádiz, queríamos asegurar un barco grandotote para evitar posibles mareos en pleno mar. Nos sorprendió el Norwegian Getaway con su tonelaje de 147,000, capacidad para 4,000 pasajeros, quince pisos y 28 restaurantes, detallitos importantes al momento de seleccionar la nave, porque las embarcaciones diminutas tienden a zarandear.
Durante nuestras 48 horas en Roma, queríamos hacer algo distinto. Ya hemos visitado previamente la Ciudad Eterna y sus hitos cardinales de interés turísticos. Optamos por una gira gastronómica con el mayor operador international de excursiones en español, Civitatis, a pesar de la posibilidad de leves chubascos. También reservamos, posterior a múltiples pesquisas, nuestro festín de bienvenida en el restaurante Nannarella, hostería fundada en 1930 en el bohemio barrio de Trastevere.
Para ahorrar tiempo en Nannarella, ya hemos ojeado su menú, seleccionado nuestras preferencias, cuidadosamente imprimiéndoles en italiano para entregar la hojita con el encargo y los encabezados, por un lado, signore, y por el otro signora, al seguramente muy sorprendido mozo a nuestro arribo.
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Son detallitos sublimes que tasan tiempo haciendo nuestro recorrido más provechoso, porque no se mata al tiempo, es el tiempo el que le mata a uno. Entonces hay que exprimirle el jugo hasta el hastío para aprovechar nuestra estancia en esta tierrita, sobremanera al viajar.
Hágase el gran favor de detenidamente googlear cada escala en sus viajes, consultando con expertos, forasteros y amigos, para hacer de su experiencia algo único y excelso, no vaya a ser que termine escogiendo a la chica fea del barrio en lugar de su princesa.
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” Fuentes www.panamaamerica.com.pa ”