Parecen viajes reservados a grandes magnates y multimillonarios como Richard Branson y Jeff Bezos, pero el turismo espacial podría empezar a convertirse en una opción asequible para mucha más gente. Cada vez son más las personas que se interesan por vivir la experiencia de ver la Tierra desde el espacio, igual que crece el número de empresas que trabajan en hacerlo posible en un futuro cercano.
La española EOS X-Area es una de ellas. Su presidente, Kemel Kharbachi, fundó la compañía con el objetivo de ofrecer una experiencia de turismo espacial sostenible. Impulsada por un globo de helio, la cápsula de EOS-X Area llevará a cinco pasajeros por vuelo en una experiencia de cinco horas que les permitirá ver la oscuridad del espacio, la delgada atmósfera azul y la curvatura de la Tierra a una altitud de hasta 40 km. “Es la experiencia más impresionante que puede tener un ser humano”, asegura Kharbachi.
La compañía tiene previsto su primer vuelo comercial en 2023. El precio del viaje es de 150.000 euros, incluyendo un paquete completo de toda una semana en sus sedes de Sevilla o Dubái, donde los turistas recibirán instrucciones, podrán probar diferentes simuladores y realizar actividades inmersivas. “Nuestra idea es democratizarlo de aquí a 2025 y que cueste mucho más barato”, confiesa el fundador.
Otra opción es la que ofrece Zero 2 Infinity, la compañía que Mariano López-Urdiales creó en 2009 para facilitar el acceso al espacio. “Estamos relativamente cerca de volar personas, hemos hecho más de 50 vuelos de prueba y tenemos dos patentes, una para llevar personas al borde del espacio y otra para poner satélites en órbita desde el borde del espacio usando globos”, explica. Su foco son las cero emisiones, de ahí el nombre de la empresa, y todas sus soluciones son compatibles con preservar el medioambiente, según indica López-Urdiales.
La experiencia que ofrece la empresa consiste en tres días, dos de preparación y uno de vuelo, de unas seis horas desde el despegue hasta el aterrizaje, en las que los viajeros alcanzarán hasta los 36 km de altura. “Ahí el cielo ya es negro, la Tierra es azul y no se gana nada en particular por subir más alto”, advierte el fundador. El precio de las reservas actuales es de 110.000 euros y asegura que viajará, con traje presurizado incluido, en uno de los primeros vuelos.
También hay alternativas para quien quiera vivir la experiencia sin tener que subir al espacio. La agencia de viajes exclusivos Nuba plantea desde hace más de dos años unas misiones análogas a Marte desde una cueva de 1 km de profundidad cerca de Santander. El precio: entre 2.500 y 4.000 euros, dependiendo de la duración. “Hacemos pruebas con expertos de la NASA que han diseñado todo con absoluto rigor científico. Es una experiencia única el poder estar tres días en una cueva con el traje espacial, en un entorno hostil y con unas temperaturas extremas. Es lo más parecido a cómo será la vida en Marte”, comenta el director comercial de la agencia, Daniel Miranda, que ha probado la aventura en primera persona.
Aun así, Miranda reconoce que, de momento, “los clientes están interesados en cómo está evolucionando el tema de los viajes espaciales pero no hasta el punto de creer que es posible realizarlos a nivel de usuario”. Algo comparable opina la directora ejecutiva de la agencia de viajes de lujo Atlántida Journey, Pilar Vivet: “No creo que esté calando en la sociedad, se hablará de ello mientras esté en las noticias en prime time. A nosotros, casi ningún cliente nos ha pedido información al respecto”.
Otras agencias, como Bru & Bru, sí que han percibido un incremento en el interés de clientes que han esperado a comprobar que el turismo espacial es posible para intentar apuntarse. De hecho, es la única agencia acreditada en España para comercializar los vuelos suborbitales de Virgin Galactic y una de las agentes de la compañía, Ana Bru, será la primera mujer española en volar con la empresa de Branson. “Lo que estaba reservado para unos pocos astronautas, ahora está al alcance de gente normal”, cuenta Bru, que insiste en que no es un tipo de turismo elitista, sino simplemente único.
Para López-Urdiales, es imposible imaginar un futuro en el que la actividad espacial no siga creciendo cada vez más: “Salvo si hay una hecatombe nuclear y desaparecemos, el espacio es parte del futuro de la humanidad. El debate es cómo de rápido será, pero cada vez habrá más viajes y el turismo va a ser la parte más grande de esa demanda”.
” Fuentes cincodias.elpais.com ”