Más allá de la rima consonante entre sus nombres y de una carretera comarcal, la CM-110, sencilla de seguir, Sigüenza y Atienza protagonizan una ruta ideally suited para adentrarse en un territorio de Guadalajara despoblado rico en arte románico y parajes desnudos. Porque en estas latitudes, frías y abruptas, las paredes de arenisca y caliza parecen brotar de los riscos hasta coronarse en los humildes tejados. Y de ahí, hasta el cielo.
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