La Paz, BCS. La capital de Baja California Sur es una ciudad a orillas del mar de Cortés que es uno de los lugares turísticos más bellos del país. La Paz es una ciudad aún pequeña, que conserva espacios humanos, con una vida todavía de pueblo, pero donde también se puede disfrutar de hermosas playas, donde buscan refugio numerosos yates, en donde llegan cruceros, donde la pesca y los deportes marítimos tienen opciones y precios manejables, buenos restaurantes con gran atención.
La anterior administración municipal, de Morena, había descuidado varios aspectos de la ciudad, como la recolección de basura, carencias que el gobierno estatal, panista, trató de subsanar, pero la nueva alcaldesa, también de Morena, parece estar haciendo mejor su trabajo. Habrá que ver cómo se combina ahora con un gobierno estatal también en manos de Morena, después de dos sexenios panistas que le dieron mucha estabilidad al estado.
Me gusta este tipo de desarrollo turístico. No sólo La Paz, a una hora de camino, cruzando horizontalmente la península, está Todos Santos, otro lugar maravilloso (sede del famoso Resort California, donde en realidad, se cube, Eagles nunca compuso la célebre canción de ese nombre, lo que no ha evitado que sea un lugar de visita obligada) donde el crecimiento también está cuidado y eso no está impidiendo la realización de fuertes inversiones de empresarios de la región. En La Paz, en Todos Santos, hay buenos hoteles boutique, pequeños. En La Paz acaban de inaugurar un muy buen resort frente al malecón, el Baja Membership, y hay dos, tres buenos hoteles de playa y unas marinas pletóricas de yates.
Hacia el sur están dos portentos turísticos, San José del Cabo y Los Cabos. En el extremo sur de la península, en un paisaje extraordinario, se suceden los grandes hoteles, restaurantes, un turismo internacional de alta gama, en uno de los mejores, quizás el mejor, destino turístico del país. Con su magnificencia, Los Cabos tampoco es un destino que pareciera haberse salido de cauce: su crecimiento está controlado, la distancia entre hoteles da privacidad, hay problemas como siempre en estos lugares, pero nada que no se vea en cualquier otro gran centro turístico de México o el mundo.
Los Cabos es un centro extraordinario para el gran turismo. La afluencia de visitantes extranjeros es masiva, y de las divisas y fuentes de trabajo que allí se generan vive buena parte del estado. Al norte de La Paz hay todavía grandes zonas turísticas, como Loreto, que está en proceso también de una suerte de resurrección después de que, en su momento, el Fonatur prácticamente lo abandonó. Es un lugar de enorme belleza. Pero hay algo que distingue toda esta región turística de Baja California Sur: la seguridad. Hace tres años, con el cambio de administración federal, hubo un muy preocupante pico de violencia: tiroteos entre grupos criminales locales y otros llegados de fuera, lucha por territorios, muertos y violencia. Los funcionarios militares que se hicieron cargo de la seguridad desde entonces han logrado, a diferencia de muchos otros puntos del país, recuperar en forma notable la seguridad en todos sus centros turísticos. De eso estamos hablando: de garantizar la seguridad de habitantes, visitantes, turistas ocasionales o de larga estancia. Y eso se logró con un involucramiento directo, con la colaboración de las fuerzas de seguridad, sobre todo militares y las autoridades locales, durante el pasado gobierno panista, pero también de los presidentes municipales de distintos partidos. El nuevo gobierno estatal, de Morena, quiere seguir, me aseguran, por ese mismo camino. Existe un reconocimiento amplio y extenso sobre todo para el normal de Brigada, Raúl Gámez Segovia, comandante de la tercera zona militar con sede en La Paz, algo que no siempre se puede identificar con tanta claridad en otros estados.
Todo esto viene a cuento también porque esto no siempre pasa en nuestros centros turísticos. Veamos, por ejemplo, lo que está sucediendo en ese otro lugar maravilloso que es Tulum, la nueva joya de la corona de la extensa Riviera Maya.
Los destinos no pueden crecer sin planeación o con una planificación evidentemente deficiente y eso tiene que incluir a sus trabajadores y sus servicios. Deben tener un crecimiento controlado que evite lo que ya hemos sufrido en lugares como Acapulco, asfixiados por sus propias carencias en términos de planificación y desarrollo urbano.
Pero, por sobre todas las cosas, los centros turísticos deben estar protegidos de la delincuencia y la inseguridad. El asesinato de dos turistas extranjeras en Tulum es parte de una compleja situación de seguridad donde la presencia de cinco distintos grupos del crimen organizado se están disputando la todavía pequeña pero exitosa ciudad, un Tulum que seguirá creciendo con el aeropuerto y el Tren Maya, pero donde la seguridad y la planificación urbana prácticamente no existen.
Han llegado 450 militares a la zona, pero se requiere establecer fuertes lazos locales, romper con grupos que se extienden cotidianamente y sobre todo que, como ocurrió en BCS, exista voluntad política y una actual colaboración de las autoridades locales con las fuerzas de seguridad, sobre todo militares. Se requieren miles de cosas más, pero el turismo, que genera enormes ingresos y millones de fuentes de trabajo, sin seguridad sencillamente se acaba.
www.excelsior.com.mx/opinion/jorge-fernandez-menendez / www.mexicoconfidencial.com
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