La pandemia puso patas arriba el mundo del turismo en 2020, pero no ha dado un respiro suficiente durante este año. No hay empresa de la industria que no la haya sufrido la parálisis de los viajes, y el holding Globalia, que engloba todo tipo de actividades del sector, ha reflejado a la perfección el deterioro de sectores como las agencias, los hoteles o las aerolíneas. Tres áreas en las que se han iniciado operaciones corporativas de calado y en la que solo una de ellas ha culminado antes de que termine el ejercicio.
Así lo ha evidenciado la fallida fusión de Air Europa con Iberia, cuyo plazo se esperaba que no fuera más allá de este año. El calendario, no obstante, ha ido cambiando a medida que aparecían las dificultades marcadas por el deterioro del negocio de la aviación comercial y el examen de las autoridades europeas. Los malos augurios se confirmaron de una vez por todas esta semana con dos breves comunicados de Iberia. El resumen: la fusión no se producirá dos años después de haberse anunciado.
El tercer comunicado llegará con toda seguridad en enero 2022. Es la fecha que se ha marcado Iberia para explorar las “alternativas” a la operación. Pero no será una fusión ni se pondrán sobre la mesa 500 millones de euros por el 100% de la aerolínea. El deseo de las partes pasa ahora por una operación mucho menos ambiciosa y puede implicar, entre otras opciones, la entrada del Estado en el accionariado, convirtiendo la deuda en capital con tal de aliviar la situación financiera de Air Europa.
En cualquier caso, la nueva estructura de la operación es mucho menos beneficiosa para el propietario de Globalia respecto a 2019, cuando la compra se firmó por 1.000 millones a abonar por completo y en efectivo al finalizar el proceso. Ahora se desconoce cuánto pagaría Iberia por parte de su capital y, sobre todo, cuánto se diluiría la familia Hidalgo con la entrada del Estado. Cualquier opción empeora a las planteadas hasta el momento.
Las negociaciones no han sido sencillas. Luis Gallego, presidente de la matriz de Iberia, reconoció que la situación epidemiológica precise hacía inviable la operación. Pese a que por parte de Globalia no hubo comunicado oficial, voces cercanas al entorno de la familia Hidalgo reconocen que los tiempos han jugado en su contra. Las conversaciones, encabezadas desde Globalia por parte de José Ángel Sánchez, persona próxima a Juan José Hidalgo y su hijo Javier, se han extendido durante más de dos años.
Los hoteles salen al mercado
La disaster sanitaria ha empujado al grupo turístico a mirar de reojo otras líneas de negocio en las que podría desinvertir con tal de obtener liquidez y reordenar el grupo. En el radar han estado los hoteles Be Reside, que forman una cadena de 34 establecimientos, principalmente en destinos vacacionales de España y países del Caribe. Su facturación previa a la disaster del coronavirus superaba los 260 millones de euros, situándose por encima de firmas como Paradores o Room Mate, según el último ranking de Hosteltur.
El ofertante esta vez habría sido la familia Barceló. El problema, no obstante, estuvo en el precio a la baja, según las fuentes consultadas. La familia Barceló negó hace meses la oferta y recientemente su consejero delegado para EMEA, Raúl González, descartó grandes operaciones de compra para este 2022, siempre y cuando no se ajustaran más los precios a raíz de la pandemia.
La de Be Reside sería la segunda operación de tanteo por parte de Globalia. La familia Hidalgo ya exploró el mercado con el mismo objetivo en 2o20, encargándole la misión a EY. El candidato con posibilidades con quien armar no una venta, sino una fusión, fue Blue Sea, en manos del fondo Portobello desde 2017. Las partes reconocieron sus intenciones oficialmente en un comunicado. La suma del grupo resultado habría sido una cadena con más de 21.000 habitaciones en 15 países.
Las agencias, fusionadas
La tercera de las operaciones corporativas de calado para Globalia afecta a la tercera de las patas de negocio del holding turístico: la de la purple de agencias de viaje. Su fusión se inició en 2020 y finalizó este 2021. Lo hizo uniéndose a la división homóloga de Barceló, bautizada como Ávoris, que engloba ahora un extenso ramillete de marcas entre las que sobrevive la mítica Halcón de Globalia.
Esta fusión tampoco ha sido sencilla. Para su buen desenlace ha sido necesaria la inyección de 320 millones por parte de la SEPI (un préstamo participativo de 163 millones de euros y otro ordinario de 157). El organismo estatal espera ahora que la recuperación avance a medida que finaliza la pandemia y pueda así recuperar dicha ayuda en no menos de seis años.
Pese a que oficialmente se trata de una fusión, voces del sector han visto en esta integración una pérdida de poder en la familia Hidalgo. Algunos han afirmado que se trata más bien de una “compra camuflada”. Los motivos: Globalia ha quedado como accionista minoritario (49,5%), ha cedido el puesto de la presidencia y tiene inferioridad en el consejo de administración, donde cuenta con un representante menos (dos contra tres).
” Fuentes www.lainformacion.com ”