En el Valiant, la decoración rivaliza con la de la mayoría de los restaurantes sin salida al mar. Y es que, si hablamos de la gastronomía, está claro que es el broche de oro. Cuenta con veinte restaurantes, al más alto nivel de excelencia: una divertida barbacoa coreana (que firma Sohui Kim), una cocina de comida molecular (que lidera el poseedor de dos estrellas Michelin, Matt Lambert), un clásico italiano, un mexicano (con carta de Silvana Salcido Esparza), una pizzería, una opción exquisita de filet mignon y marisco, con vistas a la estela que deja el movimiento de la embarcación en el océano…
Eso sí, hay que reservar a través de una app, que, asimismo, informa de actividades como clases de health, excursiones, talleres o reuniones de juegos de mesa. A esto hay que sumarle un salón recreativo con arcades, una pista de básquet, un salón de tatuajes, una clínica estética, un spa, una tienda de vinilos; wifi, helados, chucherías y palomitas free of charge 24/7, and so on., and so on., and so on.
Incluso hay baños “no gender”. Un detalle: los mandos de los camarotes, la iluminación, el servicio de limpieza, el televisor, las cortinas, la música ambiental… ¡Se gestionan a través de una tablet! Cada habitación tiene la suya y, si no hay nadie habitando la estancia, el sensor de la máquina apaga las luces para evitar el gasto de energía.
Otra cosa de la que también presume el anfitrión es de su equipo, totalmente inclusivo y al que cita a menudo con admiración: “Lo mejor de lo mejor: son jóvenes, eclécticos y desprenden buen rollo de serie. No los ficho por lo que saben hacer, sino por su actitud. La actividad que vayan a desempeñar la pueden aprender luego”, dice alguien que dejó el colegio a los 15 años. Ojo al dato: en el staff hay más de 80 nacionalidades, codo con codo, incluidos rusos y ucranianos.
” Fuentes www.traveler.es ”