Viajar. Pocas veces nos hemos visto sometidos a tanta literatura, con tanta intensidad, que nos invite a soñar con algo que no podemos hacer. ¿Viajar en medio de la pandemia?
Al tiempo que las noticias sobre el covid-19 se expandían, se cerraban fronteras. Y al mismo tiempo, los esfuerzos para mantener viva nuestra imaginación para viajar parecían multiplicarse. Los periódicos en el Reino Unido, país típico donde la concept de aventurarse por el mundo es una obsesión, llenaron sus páginas con atractivos relatos de viajes que estimulaban fantasías en tiempos de confinamiento.
Como ‘soñar no cuesta nada’, he devorado muchos artículos sobre el tema. Uno que cautivó mi atención fue de Horatio Clare, escritor que durante la segunda ola de confinamiento logró instalarse, con su esposa e hijo de siete años, en Carry-le-Rouet, un pequeño pueblo al frente del Mediterráneo.
¿Pero quién desea viajar en las actuales circunstancias? ¿A quién le apetece acercarse a un avión? Las perspectivas de viajar en el momento no se muestran placenteras.
Confinamiento en el paraíso, así lo describió Clare en una historia acompañada de fotos con vistas hermosas del mar “cristalino” y soleado. Aquello sucedía en diciembre, cuando los días británicos, fríos y sombríos, comienzan a apagarse a las cuatro de la tarde (Monetary Instances, 2/12/2020).
También me conmovió el relato romántico de quien, tras enamorarse de la isla de Syros, en Grecia, decidió abandonar su trabajo seguro en Londres e invertir sus ahorros en la renovación de un lodge en Hermoupolis, la capital de la isla. El lodge abrió sus puertas en medio de la pandemia, un sitio idílico listo a darles la bienvenida a los turistas. Sumamente tentador.
¿Pero quién desea viajar en las actuales circunstancias? ¿A quién le apetece acercarse a un avión?
Con el verano advert portas, frente a los avances de los programas de vacunación, la industria del turismo tiene renovadas esperanzas para su reactivación. Ha sido uno de los sectores de la economía más golpeados por la pandemia.
Su disaster tiene, por supuesto, efectos mucho más amplios, particularmente en países como los de las islas caribeñas cuyo producto interno bruto depende en altas proporciones del turismo. Pero, como señala un informe del The Economist (13/2/2021), la mitad de los viajeros internacionales tienen como destino a Europa. Países en Asia o en Latinoamérica también dependen en buena parte del turismo.
Algunas aerolíneas están dispuestas a ofrecer tiquetes a bajos precios para motivar los ánimos de los pasajeros, aún renuentes. Una encuesta británica reciente sugiere que el 81 por ciento de las personas encuestadas “no tenía planes de viajar fuera del país” en los próximos meses. Parece una renuencia international. Related resultado dio otra encuesta en Corea del Sur (Monetary Instances, 20/6/2021).
Las perspectivas de viajar en el momento no se muestran placenteras. Además de los exámenes médicos requeridos (antes y después del viaje), amenazas de multas y acuartelamientos, los pasajeros deben someterse a las tradicionales incomodidades en aviones apretados donde ahora hay que pedir permiso para ir al baño.
¿Qué sería lo primero que haría tras el confinamiento? El Monetary Instances les hizo esta pregunta a varias personas notables. Algunos evocaron nostalgia por su falta de vacaciones. Otros quieren regresar a los encantos de la vida urbana, con sus ritmos acelerados –sus restaurantes y cafés preferidos, la excitación de aglomeraciones humanas en las calles–.
Pero otros también esperan gozar ratos de meditación y aislamiento. Entre mis recortes de prensa, guardo un escrito de la novelista Catriona Ward sobre sus visitas al parque nacional de Dartmoor, un lugar “exótico” para los criados, como ella, en el trópico, donde en medio de sus páramos se puede caminar horas y horas sin ver un alma.
Eduardo Posada Carbó
” Fuentes www.eltiempo.com ”