La irrupción repentina del buen tiempo y el alargamiento de los días disparan las ansias de escaparnos muy lejos. Pero aquí van unas cuantas excursiones como aperitivo al esperado veraneo:
Sanlúcar de Barrameda
Hay que volver los ojos a esta localidad gaditana emplazada allí donde muere el río Guadalquivir y flanqueada por un puñado de playas infinitas en las que se baten las olas del Atlántico. Hay que hacerlo, en primer lugar, por su gran hito histórico: conocido por todos es el hecho que de aquí partieron, en 1519, los navíos comandados por el portugués Fernando de Magallanes y su sustituto en el mando, el español Juan Sebastián Elcano, dispuestos a completar la primera vuelta al globo.
También hay que hacerlo por las famosas carreras de caballos, esa fiesta declarada de interés turístico internacional que este año se celebrará los días 9, 10 y 11 de agosto (el primer ciclo), y 23, 24 y 25 de agosto (el segundo ciclo). Pero sobre todo, la razón principal, es que Sanlúcar de Barrameda es la Capital de la Gastronomía 2022, lo cual la convierte en un destino enoculinario de primer orden. Sus productos de tierra y de mar y sus vinos legendarios no hacen sino confirmarlo.
La isla de Cabrera
Aunque no se debería airear mucho, siempre es un placer absoluto acercarse a esta pequeña islita emplazada a media hora en barco del sur de Mallorca. Un lugar que tiene todos los mimbres del refugio perfecto, alejado como está de los recursos turísticos (no hay hoteles ni restaurantes más allá de una cantina) y con ciertas (y alabadas) restricciones que permiten conservarla salvaje: no se puede pescar, ni bucear sin permiso, ni echar el ancla en los alrededores.
El resultado es un paisaje de apabullante pureza, en el que habitan intactas más de 500 especies de plantas y casi mil de animales marinos. Todo un privilegio para ser recorrido a pie de arriba abajo al hilo de diversas rutas, y rematar la visita con un baño en aguas cristalinas, tan sumamente plagadas de peces que uno se siente dentro de un acuario.
Lleida y la Artiga de Lin
Desconocido para el gran público, bajo este evocador nombre se esconde un paraje de extrema belleza en pleno Valle de Arán. Un lugar moldeado por las glaciaciones y tremendamente rico en fauna y flora autóctona, donde descansan historias de pastores, refugiados y traficantes que escaparon de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Quienes se aventuren a descubrirlo hallarán varias rutas preciosas entre bosques de hayas, abetos, avellanos y abedules, que son el hogar de corzos, jabalíes y, aunque muy esquivo, también algún oso pardo. Pero sobre todo, hallarán agua en una auténtica maravilla geológica: la que se funde del glacial Aneto, se filtra bajo la tierra y reaparece de pronto en este idílico entorno.
El occidente de Navarra
Curiosa es, para quienes no la conozcan, la llamada Vía Verde de Plazaola, una ruta que discurre por el trazado del antiguo ferrocarril a vapor que enlazaba Pamplona con San Sebastián. Hoy esta senda hace las delicias de caminantes y ciclistas, que se aventuran por los valles de Larraun y Leizarán, en el noroeste de Navarra, justo por donde antaño se oía un monótono traqueteo.
El camino, plagado de bancos y barandillas de madera, de estaciones convertidas en oficinas de turismo, de túneles interminables y de casi un mirador en cada curva, atraviesa bosques, prados y aldeas exquisitas con bellas casonas de hechura tradicional. Además permite bifurcaciones para adentrarse por nueva y gloriosa naturaleza. Y todo, siempre, con las majestuosas vistas al fondo de la Sierra de Aralar.
La Ciudad Encantada de Cuenca
Siempre es un buen plan acerarse redescubrir esta maravilla conquense que atrae a unos 50.000 visitantes al año. Unos parajes que han sido catalogados como Sitio de Interés Nacional y que han sido alabados por literatos de la talla de Pío Baroja, Blasco Ibáñez o Miguel de Unamuno
La Ciudad Encantada, ese laberinto de gigantescos bloques de caliza, en el que a lo largo de tres kilómetros aparecen fantásticas figuras bautizadas por la imaginación widespread con nombres de animales y objetos, es el gran reclamo de La Serranía de Cuenca, una de las más extensas de la península, que si bien carece de altas montañas, sí es un escaparate de fenómenos geológicos que conforman un paisaje prodigioso.
” Fuentes viajar.elperiodico.com ”