Teniendo en cuenta las innumerables y hermosas playas que tiene Turquía, se entendería que uno no pensara en este país a la hora de plantearse un viaje de esquí, pero lo cierto es que la geografía de Turquía la convierte en el destino best para los cazadores de pistas de nieve.
“Sus costas en cuatro mares diferentes generan un contenido de nieve único, gracias al aire húmedo procedente de las montañas y el mar que las rodea, los montes Tauro y las cadenas montañosas que se extienden desde las costas del mar Negro hasta el Cáucaso”, explica el teacher de esquí Erdem Kurt. “La nieve cristalina se localiza en las laderas septentrionales con la conversión de la humedad del mar a la tierra”.
Turquía cuenta con una historia sorprendentemente larga de deportes de invierno. “En la región del Mar Negro existe la cultura del petranboard, de 300 años de antigüedad”, explica Erdem. “Se supone que es el antepasado del snowboard. Se sabe que las petranboards o lazboards se utilizaban para viajar entre aldeas, debido a las fuertes nevadas en la costa del mar Negro”.
Las petranboards deben su nombre al pueblo de Petran, en la región montañosa de Kackar, donde se inventaron. Son tablones de madera unidos a martillazos y luego encerados para deslizarse sobre la nieve, con una cuerda que hace de rienda y un palo de madera con el que sujetarse y mantener el equilibrio.
Teniendo en cuenta su excelente relación calidad-precio —los forfaits son considerablemente más baratos que en Europa occidental, entre 11 y 17 euros al día—, la ausencia de largas colas, unas infraestructuras modernas, buenas nevadas y una gran cantidad de actividades fuera de pista y de travesía, Turquía es sin duda un destino de esquí más que sensato. Así que, ¿Por dónde empezar?
Erciyes
La estación de esquí de Erciyes, con 112 kilómetros de pistas, representa la mayor inversión del país en este deporte.
Está situada, como su nombre indica, en el monte Erciyes, de 3.916 metros de altura, un volcán extinguido y uno de los picos más altos de Anatolia, con sus puntos más elevados cubiertos de nieve todo el año. La meseta de Tekir, en la cima oriental, cuenta con un centro de deportes de invierno a una altitud de 2.100 a 2.900 metros.
Erciyes es además una estación fácilmente accesible: se encuentra a cuatro horas de vuelo de un tercio de los países del mundo, con 15 vuelos regulares diarios desde Estambul al aeropuerto de la cercana Kayseri. Los remontes de la estación tienen capacidad para 26.750 personas por hora, y hay muchos hoteles, tanto en el monte Erciyes como en la ciudad de Kayseri, a tan solo 20 minutos.
Las tierras altas de Ovit, en los montes Kackar de la región del Mar Negro, están cubiertas de nieve seis meses al año. Se puede acceder en coche por el túnel de Ovit, de 14 kilómetros de longitud.
Cabe señalar, no obstante, que este no es el terreno best para principiantes, aunque aquellos que tengan un nivel avanzado estarán encantados con la experiencia fuera de pista que se ofrece. Toda la zona es además conocida por la observación de la fauna, además de por el esquí y el snowboard. Los entusiastas de los deportes extremos también pueden descargar adrenalina con el programa de heliesquí que ofrece esta estación.
Uludag
Uludag forma parte de un parque nacional y es muy common en verano para practicar senderismo y acampar, pero sus instalaciones de esquí se están ampliando, con el alojamiento como prioridad.
Su pico, Kara Tepe, se eleva a 2.543 metros, bajo el cual hay toda una estación que ofrece heliesquí, patinaje sobre hielo o ciclismo de nieve, además por supuesto de esquí y snowboard, con 13 pistas diferentes. Se puede llegar por carretera o teleférico, y está a 40 minutos de Bursa. Los minibuses salen cada hora en invierno.
Palandöken
El centro de esquí de Palandöken, en la provincia oriental turca de Erzurum, cuenta con la pista más larga del país, a 2.100 metros de altitud. Esto, unido a su fina nieve polvo y sus empinadas laderas, le ha dado la reputación de mejor montaña de Turquía entre los entendidos. Palandöken es una de las estaciones más adecuadas para aquellos esquiadores con experiencia.
Su pista más difícil, Ejder 3200 —dragón en turco— se cierra con frecuencia debido a la niebla y al riesgo de avalanchas.
Tanto Ejder como Kapikaya son olímpicas y aptas para el esquí de eslalon, y cuentan con iluminación para poder disfrutar de ellas incluso por la noche. Hay 22 pistas en un dominio esquiable de 460 hectáreas, y la temporada puede durar de octubre a mayo.
Para los que quieran ir más allá del esquí, la estación también ofrece experiencias únicas como parapente y escalada en hielo.
Kartalkaya
Las condiciones de Kartalkaya, situada a una altitud de 1.850-2.200 metros, permiten practicar esquí alpino, esquí de travesía y esquí de fondo, con un clima semi-templado en una temporada que comienza en diciembre y termina en marzo.
Hay 38 pistas dentro de sus dos parques de nieve, a los que uno puede acceder fácilmente mediante autobuses diarios desde Estambul y Ankara. Cuenta además con un sinfín de clubes nocturnos y bares, demostrando año tras año ser el mejor destino para un público joven en busca de acción après-ski.
Los destinos, como vemos, son muchos y variados, por lo que uno debe saber bien lo que está buscando a la hora de elegir. “Como snowboarder de travesía, yo doy prioridad a la montaña de Ovit y a Kackar”, nos desvela Erdem. “También me gusta Davraz, que está en la costa mediterránea; Kartalkaya, donde hay rutas fuera de pista entre pinos, y Sarikamis, famosa por su nieve cristalina”. Oferta y nieve, en definitiva, nunca faltarán en Turquía.
” Fuentes es.euronews.com ”