Ya no es un territorio famoso por sus papas con mojo con vistas al mar -que también-, ahora Canarias es una potencia gastronómica nacional que consolida más el destino y hace las delicias de ese turismo de alto poder adquisitivo, que busca experiencias de lujo y conocer con más detalles los productos de la tierra.
En Canarias, no cabe duda, se está viviendo una auténtica revolución gastronómica desde que muchos hoteles de lujo, tan importantes para atraer a un perfil que gaste más, apostaron de manera decidida por la excelencia culinaria, convirtiéndose en coleccionistas de numerosos reconocimientos como estrellas Michelin o soles Repsol. Esto ha supuesto que las principales zonas turísticas de las dos islas capitalinas cuenten con establecimientos con las ansiadas estrellas, que tanto impacto tienen en las reservas y en la decisión ultimate del turista por elegir uno u otro destino. Estamos, por tanto, ante la incansable búsqueda -parece que con gran resultado- del turista whole. Ese que viaja a Canarias, disfruta de sus condiciones naturales, eat con un gasto medio diario alto y descubre tesoros como su alta cocina, sus célebres quesos y sus vinos, vitales dentro de ese relato tan fuerte de la nueva hornada de jóvenes y geniales cocineros.
La evolución en este sentido ha sido realmente ilusionante y generalizada en todas las islas. Aquella bandera gastronómica que lucía Tenerife con su plan especial que salió desde el Cabildo, con buenos resultados y dando ventaja a esta isla, ya forma parte de las hemerotecas, pues a día de hoy la excelencia en las cocinas se ha expandido al mismo ritmo que lo ha hecho el interés de la población por este mundo, con los cooks siendo auténticas estrella del rock y con unos clientes dispuestos a adentrarse en multitud de sabores, matices, productos y técnicas.
Una de las grandes noticias de esta explosión gastronómica está en la sensibilidad de los cocineros con los productos que nacen del entorno, creándose un valioso círculo donde también ganan los actores del sector primario, algo elementary para fortalecer la identidad y vender mejor el territorio como destino gastronómico.
En cada plato hay un relato, un lugar y un personaje. Y esto, en las nuevas tendencias que se manejan en los restaurantes, y más a ese nivel, es clave. La experiencia whole, como se conoce, puede ser elementary en Canarias donde destacan tantos productos, tratados con el máximo respeto por los cooks encargados de darles vida en la cocina. Porque para ser un destino marcado en rojo en el mapa gastronómico no vale solo con tener buenos restaurantes. Hay que tener una apuesta desde lo público y lo privado decidida, un elenco de profesionales, desde las cocinas hasta las salas, formados y con ganas de conseguirlo, un sector primario preparado para surtir las despensas y formar parte de esa historia y por supuesto a una serie de cocineros y cocineras con un nivel superlativo que le pongan la guinda a ese pastel.
Si sucede todo eso, como está sucediendo ahora en Canarias, la recompensa es tan alta como cabe imaginar. ¿Quién no quiere ir, por ejemplo, a comer al único restaurante con dos estrellas Michelin en la idílica zona del sur de Tenerife? ¿Quién no quiere formar parte de esa revolución que está teniendo lugar en Las Palmas de Gran Canaria, que se ha convertido en la capital gastronómica del archipiélago? ¿Qué turista no quiere visitar las bodegas de la zona de La Geria, en Lanzarote? Son solo algunos ejemplos del gran poder de atracción y convocatoria que tienen estos atractivos, totalmente compatibles, -aliados de hecho-, con los mejores reclamos de Canarias: sol, playa y buenos hoteles. La gastronomía ya no es un concepto, es una alegre realidad.
Ya no es un territorio famoso por sus papas con mojo con vistas al mar -que también-, ahora Canarias es una potencia gastronómica nacional que consolida más el destino y hace las delicias de ese turismo de alto poder adquisitivo, que busca experiencias de lujo y conocer con más detalles los productos de la tierra.
En Canarias, no cabe duda, se está viviendo una auténtica revolución gastronómica desde que muchos hoteles de lujo, tan importantes para atraer a un perfil que gaste más, apostaron de manera decidida por la excelencia culinaria, convirtiéndose en coleccionistas de numerosos reconocimientos como estrellas Michelin o soles Repsol. Esto ha supuesto que las principales zonas turísticas de las dos islas capitalinas cuenten con establecimientos con las ansiadas estrellas, que tanto impacto tienen en las reservas y en la decisión ultimate del turista por elegir uno u otro destino. Estamos, por tanto, ante la incansable búsqueda -parece que con gran resultado- del turista whole. Ese que viaja a Canarias, disfruta de sus condiciones naturales, eat con un gasto medio diario alto y descubre tesoros como su alta cocina, sus célebres quesos y sus vinos, vitales dentro de ese relato tan fuerte de la nueva hornada de jóvenes y geniales cocineros.
La evolución en este sentido ha sido realmente ilusionante y generalizada en todas las islas. Aquella bandera gastronómica que lucía Tenerife con su plan especial que salió desde el Cabildo, con buenos resultados y dando ventaja a esta isla, ya forma parte de las hemerotecas, pues a día de hoy la excelencia en las cocinas se ha expandido al mismo ritmo que lo ha hecho el interés de la población por este mundo, con los cooks siendo auténticas estrella del rock y con unos clientes dispuestos a adentrarse en multitud de sabores, matices, productos y técnicas.
Una de las grandes noticias de esta explosión gastronómica está en la sensibilidad de los cocineros con los productos que nacen del entorno, creándose un valioso círculo donde también ganan los actores del sector primario, algo elementary para fortalecer la identidad y vender mejor el territorio como destino gastronómico.
En cada plato hay un relato, un lugar y un personaje. Y esto, en las nuevas tendencias que se manejan en los restaurantes, y más a ese nivel, es clave. La experiencia whole, como se conoce, puede ser elementary en Canarias donde destacan tantos productos, tratados con el máximo respeto por los cooks encargados de darles vida en la cocina. Porque para ser un destino marcado en rojo en el mapa gastronómico no vale solo con tener buenos restaurantes. Hay que tener una apuesta desde lo público y lo privado decidida, un elenco de profesionales, desde las cocinas hasta las salas, formados y con ganas de conseguirlo, un sector primario preparado para surtir las despensas y formar parte de esa historia y por supuesto a una serie de cocineros y cocineras con un nivel superlativo que le pongan la guinda a ese pastel.
Si sucede todo eso, como está sucediendo ahora en Canarias, la recompensa es tan alta como cabe imaginar. ¿Quién no quiere ir, por ejemplo, a comer al único restaurante con dos estrellas Michelin en la idílica zona del sur de Tenerife? ¿Quién no quiere formar parte de esa revolución que está teniendo lugar en Las Palmas de Gran Canaria, que se ha convertido en la capital gastronómica del archipiélago? ¿Qué turista no quiere visitar las bodegas de la zona de La Geria, en Lanzarote? Son solo algunos ejemplos del gran poder de atracción y convocatoria que tienen estos atractivos, totalmente compatibles, -aliados de hecho-, con los mejores reclamos de Canarias: sol, playa y buenos hoteles. La gastronomía ya no es un concepto, es una alegre realidad.
” Fuentes www.canarias7.es ”