Pocas vinícolas en México tienen una historia tan rica como la de Bodegas Domecq, son todavía menos las que se mantienen fieles a su naturaleza y se permiten innovar y sorprender. Y se pueden contar con una mano a las que pusieron los cimientos de lo que sería el vino mexicano.
La historia de la fundación de Bodegas Domecq es un ejemplo de visión y emprendimiento: una vez cumpliendo su primer objetivo – crear una marca de brandy en América – Don Antonio Ariza y Pedro Domecq se asociaron en México para expandir los negocios de la empresa española Casa Pedro Domecq, con el interés fijo en detonar el potencial del Valle de Guadalupe.
Es así como hace cincuenta años al fincarse la bodega, nació un compromiso que se ha cumplido en su totalidad y se ha iniciado uno nuevo donde la marca seguirá presente para el consumidor, el medio vinícola nacional y para todos sus amigos, colaboradores y aliados.
La expresión de la tierra mexicana
Buscando seguir la tradición vinícola europea, la llegada de la marca a México vino acompañada de expertos del viejo continente, quienes al sorprenderse por el potencial de Valle de Guadalupe decidieron resaltar y mantener las características de la tierra mexicana en sus vinos, evitando emular lo hecho en España, pero manteniendo las mejores prácticas en la producción.
Bodegas Domecq, el vino mexicano
Fue así como, uniendo técnicas internacionales de vinicultura y todo el carácter de la tierra mexicana, Bodegas Domecq compartió sus vinos con los consumidores mexicanos, quienes lo incluyeron afectuosamente en sus celebraciones y lo mantuvieron en su mesa por décadas, identificándose de inmediato con etiquetas que aún recuerdan con mucho cariño a pesar de ya no estar en el mercado.
Los vinos de la marca acompañan a la familia mexicana de generación en generación, celebrando sus éxitos y logros, las reuniones familiares y los grandes festejos; volviéndose tan cercano que aún se mantiene asociado a momentos positivos y memorias de vida.
Como pilar del vino mexicano, Bodegas Domecq facilitó la democratización del vino al ofrecer distintos tipos de vino para diferentes consumidores; sin comprometer su calidad, pero entendiendo lo que cada uno de ellos buscaba: celebración, festejo, reconocimiento, disfrute personal, amistad o buenas noticias.
En la última década, con la llegada de nuevas propuestas internacionales y el surgimiento de más vinícolas en el país, la calidad aplicada desde su fundación ha mantenido a la vinícola en un lugar privilegiado, donde es vista por el medio con respeto, admiración, cordialidad y complicidad.
50 años no se cumplen todos los días
El festejo del medio siglo estuvo acompañado de varias actividades que demuestran el interés de la marca por innovar: a principios de año se lanzó Vasija Blanco, un vino fermentado en vasijas del siglo XVI que refuerza la línea prestige de la empresa. Para mediados del 2022 se presentaron tres añadas históricas (1992, 1993 y 1995) que sorprendieron al demostrar la calidad que mantiene el vino durante décadas de guarda. A ello debemos sumar de los reconocimientos obtenidos en certámenes nacionales e internacionales y Medallas de Oro en el Mexico International Wine Competition.
“Hemos tenido la suerte de contar con un equipo en México de gran impulso y gracias a él no hemos perdido el ritmo. Gracias a Bodegas Domecq hemos seguido aprendiendo en González Byass, hemos podido innovar, sorprender y construir la marca”, compartió Mauricio González-Gordon agradeciendo el trabajo de la empresa en México.
Por su parte, Martin Skelton confirmó el buen momento que pasa la empresa y el propio mercado del vino en el país:
“Celebramos el crecimiento continuo en el país y el éxito del vino en el consumidor mexicano; en los últimos diez años se duplicó el consumo del vino en el país y ¡no nos queda vino para exportar! Se consume aquí todo el buen vino hecho en Valle de Guadalupe”.
El objetivo de la empresa global es seguir haciendo las cosas bien en México, traer las mejores prácticas que González Byass y Grupo Emperador tienen en sustentabilidad, negocios y responsabilidad social. Existen muchos retos internos y externos que se atienden y apoyan para seguir creciendo el modelo mexicano; tan solo para los siguientes años se tiene prospectado un presupuesto adicional de 7 millones de dólares para crecimiento tecnológico y nuevos proyectos.
“Tenemos un agradecimiento que se transforma en responsabilidad con Valle de Guadalupe, donde debemos minimizar el impacto ecológico: estamos reciclando el agua y residuos, contamos con paneles solares y acciones de energía limpia, ya empezamos a cultivar viñas orgánicas y estamos trabajando todos los días en ser más sustentables”, acotó González-Gordon.
Partiendo el 21 de septiembre, la primera visita fue una parada obligada a La Casa de la Langosta en Puerto Nuevo, donde la tradicional langosta – servida con arroz, frijoles y enormes tortillas de harina – fue acompañada de Chateau Domecq Blanco.
El 22 de septiembre se visitó desde temprano la bodega, donde los asistentes conocieron la historia y procesos de producción de los vinos de la empresa. Además, se realizó una cata con chocolates y vino donde se pudieron degustar creaciones de cacao específicas para acompañar con las etiquetas Chateau Domecq Blanco, Chateau Domecq Tinto y Domecq Reserva Magna, llevando los sabores a otro nivel y remarcando la versatilidad de las etiquetas.
La comida se realizó en el viñedo, donde la cocina de Ensenada estuvo acompañada de Chateau Domecq Blanco, Chateau Domecq Rosado, Chateau Domecq Tinto y Domecq Reserva Real, además de un par de vinos que Alberto Verdeja, Wine Maker de Bodegas Domecq, compartió personalmente de mesa en mesa. El Ballet Folclórico de Ensenada vino a animar el cierre de la comida con Mariachis.
Jorge Grosse, CEO de González Byass habló sobre la aventura que ha sido haber participado desde hace seis años en el brazo mexicano de la empresa:
“El 24 de noviembre de 2016, a las 4:27 de la mañana, en una larga noche, luego de unos largos días de negociaciones, firmamos junto a Joan Cortés del Grupo Emperador, Enrique Murillo y María Romero del equipo de González Byass, el acuerdo por la compra de Pedro Domecq”.
“Hay que pensar que escalamos una distribuidora boutique que facturaba unas 800,000 cajas a una empresa que produjo y vendió 1,300,000 cajas el año siguiente. Personalmente siento orgullo con nuestra apuesta, por esta bodega del Valle de Guadalupe”, puntualizó Jorge Grosse.
“Mi llegada a Domecq se enmarca en 1999 por un espacio temporal de trabajo y que posteriormente dejaría para continuar con mi carrera profesional, no tenía ni la más remota idea de que no era por obra de la casualidad, había llegado a lo que se convertiría en mi segundo hogar. Recuerdo que en 2017 recibí una de las noticias que mayor impacto generaría a los que compartimos este sitio en el día a día, Bodega Domecq se vendía nuevamente. Desde ese día y a la fecha, he visto la mayor revolución interna de este gran centro vitivinícola, reafirmando el interés total por parte de sus dueños en retomar aquel espacio que le pertenece a la marca”, compartió Verdeja.
La cena estuvo a cargo del famoso chef Vicente Torres, amigo de la marca que entiende a la perfección los vinos de Bodegas Domecq y con los que regularmente trabaja para sus creaciones gastronómicas.
En un ambiente por demás elegante y festivo, los conceptos de la cocina de Vicente Torres hicieron mancuerna perfecta con los vinos elegidos para el festejo: se degustaron los 4 vinos Prestige de la bodega: Vasija blanco y Vasija tinto. EL nuevo lanzamiento de la familia Domecq Reserva Magna: un Pinot noir que aún no está en el mercado. Y el vino de la celebración: Domecq Reserva Magna 50 años, un Nebbiolo 2017 envejecido 48 meses en barricas de roble francés.
“Para celebrar en grande los primeros 50 años de Bodegas Domecq, se descorcharon 408 botellas de vino durante los dos días de festejo”.
Los siguientes 50 años
Medio siglo después de colocar la primera piedra en México, Bodegas Domecq vislumbra un futuro muy positivo; produciendo 6 millones de litros por año, un 62% de crecimiento vs año anterior y el apoyo de dos marcas globales que apostaron por el vino mexicano.
“Tras cinco años, el negocio mexicano ha crecido un 42% gracias a la buena labor del equipo de Casa Pedro Domecq, bajo la dirección actual de Martin Skelton”, compartió Jorge Grosse, CEO de González Byass.
El trabajo de Alberto Verdeja, primer Wine Maker mexicano de Bodegas Domecq, es fundamental para seguir innovando y a los directivos globales les entusiasma mucho siempre recibir nuevas ideas, propuestas de mejora e iniciativas de su parte.
“Nuestro compromiso es claro, lo digo de mi parte y de todo el equipo que represento, y que hoy, se mantienen tras bambalinas, llevar a Bodegas Domecq al siguiente nivel en muchos sentidos”, comentó Alberto Verdeja.
La apuesta inicial por el Valle de Guadalupe y el vino mexicano solo se ha incrementado con los años y existen pruebas contundentes de que así seguirá: Se ha invertido en tecnología y herramientas para facilitar los procesos y así tener más tiempo para que la naturaleza, y los enólogos y agrónomos, puedan ofrecer lo mejor de cada uno.
Además, se ha plantado un viñedo nuevo de 20 hectáreas en el Valle Ojos Negros, que ofrecerá fruta premium en alrededor de tres años, se adquirieron nuevos tanques de almacenamiento y se renovó la parte industrial de la bodega, acciones que indican que la empresa se mantendrá por muchos años más en México.
“No se puede hacer buen vino, sin buena uva, todo empieza en el manejo y cuidado intensivo del viñedo, solo eso nos garantiza la mejor fruta para nuestras etiquetas”, acota Martin Skelton.
Dentro de lo sustentable, la empresa tiene claro que es necesario tomar medidas y es una de las bodegas del grupo global que ya cuenta con parques solares y un sistema de medición de recursos (luz, agua, vidrio, etc) que permite saber cuánto se gasta por año y reducir en los siguientes la cifra. Se han reducido los grosores de varias botellas para ahorrar vidrio y se mantienen constantemente los incentivos a proveedores para replicar estas prácticas.
“No se puede ser pioneros de la industria sin ser líderes y para mí el compartir conocimiento y mejorar procesos es lo que genera liderazgo”, puntualiza Skelton.
La expansión del mercado del vino, el incremento en la oferta de etiquetas y lo selectivo que se está convirtiendo el consumidor de vinos mexicanos, son elementos que Bodegas Domecq observa como ventajas, pues confía en lo aprendido en 50 años de trabajo y mantiene su compromiso a seguir trazando el rumbo.
La empresa está lanzando productos nuevos, como Vasija Blanco y Tinto, o el Chateau Domecq Rosado. En destilados se agregaron al portafolio Cantera Verde, una ginebra hecha en Oaxaca, o el nuevo Presidente Pica Piña, un licor de brandy. A eso se suma la representación de más casas: Fundador y Terry, marcas de brandy muy conocidas, las marcas de whisky premium Dalmore y Jura y las casas francesas Remy Cointreau y Remy Martin, coñac.
“Sin más, solo me resta agradecer, en principio, a todos aquellos tuvieron la visión de construir en este lugar, a los viticultores que a lo largo de 50 años no bajaron la guardia y que muchos de ellos nos demuestran que, de la adversidad, hicieron de este Valle, uno de los pilares de esta industria para México, a los 4 enólogos anteriores a mí y que fueron prácticamente mis mentores, a mi equipo, el cual entrega muchos más que horas de trabajo, convirtiendo esto en una familia. Y de primera mano, a ustedes, quienes, en conjunto, construimos de un modo u otro lo que hoy nos enorgullece, el Vino Mexicano”, finalizó Verdeja.
Casa Pedro Domecq está apostando por México, por sus vinos, brandys y licores. Solo así se puede seguir liderando por los siguiente 50 años.