Pronto a finalizar un reciente crucero, el director del barco indagó durante el espectáculo de despedida cuantos pasajeros continuarían abordo para la próxima etapa. ¡Nos sorprendió la cantidad de brazos levantados a nuestro alrededor! Entonces entablamos conversa con la pareja aledaña, simpáticos y bonachones gringos, en el Sugarcane Mojito Bar, a bordo del Norwegian Getaway.
Oriundos de Filadelfia, Andy Fatek, de gruseo bigote y Andi Levin, poseída de innegable “chutzpah”, son profesores de secundaria jubilados a quienes les encanta la brisa marina y el constante ajetreo de los cruceros.
Resultado de nuestra pesquisa, llegamos a las siguientes conclusiones. Los típicos cruceros en Europa constan de una duración entre 7 y 10 días. Si tomamos en cuenta que los vuelos directos desde Panamá al viejo continente se embarcan al ultimate de la jornada y la diferencia de horarios, es entre 5 y 8 horas, se hace obligatorio, aunque no es mala thought, pernoctar en el destino, mínimo una noche, para así evitar perder el crucero por cualquier retraso.
Como los precios de los pasajes aéreos post-COVID 19, valga la redundancia, andan por los cielos, la planificación de la ruta resulta de suma importancia, sobremanera tomando en cuenta que muchos cruceros en el área de Europa del norte y el mar Báltico, embarcan y desembarcan en diferentes puertos. Para aquellos destinos entonces resulta más económico adquirir un boleto ida y vuelta, por ejemplo, Panamá-Madrid, Panamá-París o Panamá-Ámsterdam y comprar la porción interna europea desde y hacia diferentes destinos, en una aerolínea de bajo costo muy comunes en aquel entorno, en vez de optar por un oneroso billete de destinos múltiples con la misma empresa.
Posterior a tanto gasto y a tanto desgaste en el trayecto, 7 a ten días transcurren rapidísimos. Por aquello de economía de escalas, entonces un crucero “back-to-back” hace todo el sentido del mundo. Para aclarar el concepto, “back-to-back” significa que, al finalizar el crucero, se permanece en el mismo camarote del mismo barco, para una segunda etapa a diferentes destinos, extendiendo así el itinerario de 7/10 a 14/20 días, porque viajar tan lejos no vale la pena para tan corta estancia.
Otro tema de sumo peso es el tamaño del barco. Aunque siempre resulta más divertido embarcarse en el mastodonte de los mares al efectuar una gira caribeña con varias jornadas en la mar por la variedad de actividades disponibles a bordo, en quijoteos al viejo continente resulta más práctico y cómodo tomar un navío más pequeño, con fácil acceso a los puertos y expedito embarque y desembarque.
Tomando todos estos parámetros en consideración, escudriñamos diversas opciones para nuestras vacaciones en 2024 y optamos por embarcarnos en el Norwegian Daybreak, con capacidad para 2,340 pasajeros, comparativamente menor al promedio de la flota de cruceros Norwegian de 3,024 y al superior de 4,266 pasajeros.
Zarpando desde Southampton, Reino Unido el lunes 26 de agosto de 2024, con escalas en su primera etapa en Belfast, Irlanda del Norte; Dublín, Irlanda; Isla de Portland, Inglaterra; París, Francia; Bruselas, Bélgica; Ámsterdam, Holanda; Oslo, Noruega; finalizando en Copenhague, Dinamarca, iniciamos la segunda etapa con escalas en Berlín, Alemania; Gdansk, Polonia; Klaipéda, Lituania; Riga, Latvia; Tallin, Estonia; Helsinki, Finlandia; Visby, Suecia, desembarcando en Estocolmo, Suecia el 15 de septiembre 2024, recorriendo de esta forma quince países, embebiendo las diversas gastronomías, culturas y personalidades, del norte de Europa y parajes escandinavos, ampliando vastamente nuestros horizontes, agradeciendo a Andy y Andi su valioso consejo y sapiencia.
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