El paraíso está abierto sin importar quién y cuántas personas viajan: familias, parejas o individuos. Los viajes en solitario cada vez son más recurrentes. Así que la propuesta en esta ocasión es agarrar maletas y lanzarse a uno de los lugares más hermosos de México.
A unos 40 minutos del aeropuerto, entre Cancún y Playa del Carmen se encuentra Mayakoba, un destino de más de 400 hectáreas, con más de 30 por ciento de conservación pure, donde se encuentran cuatro resorts –Banyan Tree, Fairmont, Rosewood y Andaz– y uno de los campos de golf más bellos del país que participa en la gira de la PGA.
La vida en estos manglares está viva, en el camino se aprecian pequeños caimanes y varias especies de aves y mamíferos; hay biólogos que se encargan de cuidar de todo este ecosistema. Una vez dentro de Mayakoba, todos los vehículos que circulan –lanchas, carros de golf y de servicio– son eléctricos.
La recepción del Banyan Tree Mayakoba, como en todas sus propiedades, es como llegar a casa de un amigo, te reciben con una sonrisa, una toalla fresca y, aquí, con una pulsera con una flor. Antes de llegar hay que llenar “Tu silueta”, una serie de preguntas sobre las preferencias de cada viajero: platillos, aromas, actividades favoritas, alguna alergia o restricción alimenticia. Ellos ya saben quién eres cuando llegas.
La característica de cada uno de los hoteles de la cadena tailandesa es ser un “santuario para los sentidos, con una energía claramente restauradora para la mente, el cuerpo y el espíritu. Ubicados en lugares impresionantes de todo el mundo, cada uno tiene su propio sentido íntimo del lugar”.
La descripción es perfecta, los cinco sentidos son estimulados de la mejor manera a cada paso por el resort.
La vista
Banyan Tree Mayakoba está estrenando Lagoon & Sundown Rooftop. Son siete villas diseñadas por el despacho de arquitectura Sordo Madaleno, que parecen flotar sobre la laguna. Cada una tiene dos pisos, en el primero está la recámara –con una cama y almohadas de ensueño–, baño y patio con jacuzzi y regadera exterior. Saliendo por el balcón y subir las escaleras, aparece el paraíso: una terraza del tamaño del cuarto, con dos sillas colgantes, dos camastros y una alberca infinita que da a la laguna y a uno de los mejores atardeceres que he visto en mi vida.
El oído
También están los sonidos de la naturaleza: las aves que habitan el entorno, el sonido del agua de la laguna, el viento y el mar.
El gusto
Este sentido es muy afortunado aquí: comer en cualquiera de los siete restaurantes del resort es una experiencia culinaria. Con el chef Alfonso de la Dehesa a la cabeza, desde la confort meals del Sands Seaside Membership, el espectacular bufet del desayuno/brunch de Oriente, las carnes a la parrilla de Tomahawk, la cocina italiana de Cello, hasta la mejor cocina tailandesa de la región en su restaurante insignia: Saffron.
Además, el resort ofrece experiencias culinarias privadas que se contratan aparte.
El tacto
El masaje tailandés es famoso en todo el mundo por ser uno de los que trabajan con más profundidad el cuerpo, ya sea para una experiencia relajante o para un clásico Balinés que imprime fuerza para deshacer el estrés con el que vivimos.
Además tiene un área húmeda, Rainforest, con diferentes tipos de hidroterapias, regaderas y tinas para limpiar y desintoxicar el cuerpo.
El olfato
Para conmemorar el estreno de las siete Villas Lagoon & Sundown Rooftop, Banyan Tree Mayakoba en colaboración con la marca mexicana Perfumérica crearon una colección de cinco fragancias inspiradas en la esencia de cada rincón del resort: “Notas que van desde lo tropical hasta la frescura de la brisa del mar, para llevar a los huéspedes por un viaje olfativo que captura los olores, colores y paisajes, y que puede adquirirlos para revivir la experiencia Banyan Tree en cualquier momento”.
La marca mexicana crea fragancias personalizadas para sus clientes; para Banyan Tree crearon dos perfumes para mujer, dos para hombre y uno unisex. La caja para esta colección la diseñó Brenda Robles.
DAG
” Fuentes www.milenio.com ”