Las espadas están en todo lo alto entre dos de los grandes grupos turísticos españoles. Ávoris, grupo formado por la fusión de las agencias de Globalia y Barceló, y W2M, de Iberostar, han cerrado sin acuerdo el periodo de negociación que se marcaron hace meses para evitar la vía judicial. Ambos grupos están enfrascados en una disputa en torno al fichaje en bloque de un grupo de altos directivos de un holding a otro que se produjo durante la pandemia y se tradujo en graves consecuencias económicas para el grupo de la familia Barceló. Las conversaciones han terminado recientemente sin éxito, lo que ha empujado a Ávoris a perfilar ya la demanda para reclamar una indemnización que repare el daño causado, según explican distintas fuentes consultadas por La Información.
El pulso se remonta a 2020. Gabriel Subías, presidente de Ávoris entre 2011 y 2019, cuando el grupo todavía no se había fusionado con las agencias de Globalia, se pone al servicio de la familia Fluxá, dueña de Iberostar, solo un mes después de despegarse de la familia Barceló. El propósito: armar un nuevo grupo de touroperación. El proyecto termina siendo nombrado como W2M e incluye en su perímetro una aerolínea (World To Fly) y una agencia de viajes que compite directamente en las principales línea de negocio de Ávoris -la aerolínea Iberojet y el ramillete de agencias que componen Halcón Viajes, Viajes Ecuador y B The Journey Band, entre otros-. También cuenta con una plataforma de reservas para agentes de viaje y un banco de camas.
Para dar forma a la concept inicial y avanzar en la hoja de ruta, Subías ficha en plena pandemia a varios altos ejecutivos procedentes de Ávoris, que a su vez piensan en miembros de sus equipos para que les acompañen en esta aventura. Este importante trasvase de directivos en un corto plazo de tiempo se traduce en un grave perjuicio para Ávoris, que operativamente queda anulada hasta el punto de tener problemas en su área de aviación comercial con la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Ministerio de Transportes) por las necesidades de tener un private mínimo acreditado para desarrollar este tipo de labores.
Pero no solo eso. En los pocos meses posteriores, Ávoris pone en marcha una investigación interna, apoyándose en una empresa estadounidense que recupera las últimas huellas digitales que han dejado parte de sus ejecutivos salientes. Las fuentes consultadas explican que el análisis a fondo de los dispositivos arrojó el uso de información privilegiada. Y se lanzó el primer aviso, con el envío de una serie de burofaxes a los implicados, tal y como trascendió este verano.
Todo ello desembocó en un cruce de reproches que llegó a ser público y posteriormente se alejó de los focos durante meses de negociaciones para llegar a un acuerdo. Pero ese periodo ha finalizado sin éxito, inciden las voces consultadas, y en Ávoris, asesorados desde el inicio por el despacho Garrigues, ya piensan en la vía judicial como mejor alternativa para resarcirse de los daños recibidos. Se baraja una reclamación superior a 20 millones de euros en la vía civil, aunque en un primer momento se pensó también en acciones de manera paralela por la vía penal contra algunos de estos ejecutivos.
Iberostar ya se manifestó en el pasado, rechazando las acusaciones que pesan sobre ella. Consideraban que, lejos de la realidad, las conclusiones a las que había llegado Ávoris suponían un “total menoscabo al derecho fundamental a la libre elección del puesto de trabajo” e iban contra el “ejercicio de la libre competencia”. Preguntado al respecto el pasado viernes, un portavoz de M2M se limitó a comentar no tener “ninguna información al respecto”.
Lucha de colosos
La batalla entre Ávoris e Iberostar supone un enfrentamiento sin precedentes en la historia de los grupos turísticos españoles por lo que a tamaño se refiere. El primero es el gran grupo de las agencias de viajes en número de marcas y volumen de negocio que le sitúa en el podio, seguido de cerca por la recién joint venture Viajes El Corte Inglés-Logitravel. A ello hay que sumar su negocio de aviación comercial y la apuesta por el cliente corporativo.
Iberostar, por su parte, es otro gigante. Está dominado por la familia Fluxá, una de las sagas más antiguas y reconocidas en el sector turístico. Entre sus líneas de negocio, destacan la apuesta hotelera por los resorts y el segmento vacacional en países extranjeros (República Dominicana, México y Jamaica, principalmente), si bien España, donde generaba aproximadamente un tercio de su volumen de negocio, es su plaza principal. Antes de la pandemia, el grupo ganó 140 millones de euros, si bien en 2020 cerró el ejercicio con pérdidas de 294 millones de euros, según se desprende de su informe de responsabilidad corporativa.
” Fuentes www.lainformacion.com ”