Los viajes de México a Estados Unidos por vía aérea, la única disponible desde el inicio de la pandemia, aumentaron un 124% en marzo con respecto al mes anterior, de acuerdo con datos del gobierno estadounidense. La cifra de pasajeros, según Aeroméxico, creció un 35%. ¿El motivo del aumento? En el contexto de la peor pandemia en un siglo, la respuesta parece estar en las vacunas contra covid-19. La Asociación de Cultura y Turismo de América Latina (Actual) señala que al menos 400,000 mexicanos han ido a EEUU para aplicarse la vacuna contra el coronavirus.
“Todos hemos escuchado de alguien o conocemos personalmente a más de dos o tres personas”, explica Xavier Tello, analista y consultor de políticas sanitarias, quien además descarta que hacerlo sea una conducta propia de un millonario. “Amigos, familiares y colaboradores, de clase media o incluso poco favorecidos”, han optado por ‘hacer un sacrificio’”.
Un 6% de la población mexicana había sido vacunada completamente hasta abril, de acuerdo con datos de Our World in Data, una cifra considerablemente menor al 31% que lo ha hecho en Estados Unidos. Tello señala que México ha tenido continuidad en su política de vacunación. “ No ha habido carencia de vacunas y prácticamente se está vacunando todos los días. Sin embargo, el proceso es muy lento”.
Con 53 puntos de entrada, los 3,169 kilómetros entre México y Estados Unidos son la frontera más transitada del mundo. Pero con los cruces terrestres cerrados desde el inicio de la emergencia sanitaria, la única opción para cruzarla es aérea. Aun así, la demanda ha hecho que se abran rutas como la que une a Monterrey y McAllen por un costo de 495 dólares.
“A mí me costó mucho trabajo, pero decidí hacerlo porque mis tíos viven allá, me ofrecieron quedarme con ellos y no me salía tan caro”, explica María del Carmen Martínez Reyes, de 41 años, madre de dos hijos y dueña de una tienda de cosméticos en la Ciudad de México. Viajó a Dallas y ahí recibió una dosis de la vacuna de Johnson & Johnson. “ Creo que es mejor así, porque nos sentimos más seguros todos. Me hubiera gustado que fuera aquí, pero no se ve para cuándo”.
“Es mi salud y también la de los demás”
En abril, unos 207,000 pasajeros salieron de la Ciudad de México con destino a Estados Unidos, de acuerdo con cifras citadas por The Wall Street Journal. Los principales destinos en ese mes fueron Houston y Dallas, con 41,000 y 26,000 pasajeros respectivamente, seguidos de Los Ángeles, Miami y San Antonio.
Eduardo Paniagua, presidente de la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV), dijo en una entrevista con el periódico El Economista que en marzo y abril se registró un aumento de hasta un 70% en la venta de boletos de avión con respecto al mismo periodo en 2020. “Estamos viendo una cantidad creciente de personas que se van a vacunar a Texas, Arizona o Miami y varias de ellas aprovechan para quedarse unos días. En algunos casos tendrán que regresar por la segunda dosis”.
Algunos críticos de la decisión de vacunarse en el extranjero argumentan que los viajeros podrían estar quitando a alguien la oportunidad de inmunizarse, aun cuando algunos estados del país, como Alaska y Nueva York, han invitado explícitamente a turistas que deseen vacunarse, y aun cuando no es una práctica exclusiva de Estados Unidos. Los gobiernos de Rusia y Turquía han hecho lo mismo. La llegada de visitantes, así sea por turismo médico, contribuye a sanar la devastación económica que dejó la pandemia.
En el caso de Estados Unidos, que anunció este lunes que distribuirá 80 millones de las vacunas autorizadas por su gobierno a países extranjeros, la opción para mexicanos, y latinoamericanos, es precisamente la cercanía. Un vuelo entre la Ciudad de México y Moscú cuesta 1,500 dólares, unas seis veces el costo de un traslado aéreo entre la capital mexicana y Los Ángeles (250 dólares, en promedio).
Juan S., quien pidió que se omitiera su nombre, decidió viajar a California desde México por el temor a contagiarse. Se hospedó con la familia de su hermana, que vive allá. “Dudé en hacerlo porque muchos me dijeron que no era congruente”, comentaba a través de mensajes de texto. No obstante, asegura que hacerlo le tranquilizó. “Sí es una diferencia”.
Como muchos, Juan prefiere permanecer en el anonimato por temor a ser señalado o criticado por quienes consideran que vacunarse es “saltarse la fila”: no esperar al turno que está asignado en su país.
Martínez Reyes explica que, aunque le entristece no haberse podido vacunar en México, no se arrepiente de su decisión. “Me gustaría que todos estuviéramos ya vacunados, pero me siento mejor. Creo que ayudo en algo. Es mi salud y también la de los demás”.
” Fuentes www.univision.com ”