Numerosos expertos llevan varias semanas advirtiendo de la ola de desenfreno psicológico, sexual y de toma de las calles que se espera cuando finalmente se supere la pandemia international de la Covid. Unos ‘locos años 20’ que, previsiblemente, también se extenderán a los viajes, después de casi un año de limitaciones a la movilidad, bien provincial, bien estatal o, directamente, de estar semiconfinados en nuestro propio barrio. De ahí que la mayoría de las personas que han tenido que posponer sus viajes desde el pasado marzo de 2020 estén buscando rincones desconocidos en todo el mundo, incluso en entornos más exclusivos y caros que de costumbre. Entre ellos, destaca Ithaafushi, en el atolón de Malé Sur, una pequeña isla perdida en el Índico en la que se pueden alquilar sus escasas cabañas.
Se trata de parte del complejo que la marca Waldorf Astoria Resorts & Resorts posee en la zona y que ofrece a los visitantes como el “escape definitivo”, haciendo hincapié en la máxima privacidad de la isla y un servicio personalizado digno de reyes y príncipes. Literalmente. Situada cerca de la isla de Malé, para llegar a Ithaafushi hace falta hacer un viaje de alrededor de 40 minutos en uno de los seis lujosos yates Ithaafushi Princess que te llevan al complejo, aunque también existe la posibilidad de llegar en hidroavión en un vuelo que dura aproximadamente 15 minutos. Mejores vistas o más lujos, al gusto del consumidor.
Lo que está claro es que se trata de un espacio tan exclusivo como privado: con capacidad para solo 24 huéspedes, la isla se divide en dos lujosas villas a modo de cabaña y una gran residencia con cuatro dormitorios, para vacaciones en familia. Ambas villas se erigen sobre el agua cristalina del Índico: la más pequeña consta de dos dormitorios, una ducha de lluvia inside y exterior, una sala de estar, una piscina infinita y un jacuzzi; por su parte, la villa de tres dormitorios viene con las mismas comodidades y algún que otro additional, como exuberantes jardines o acceso directo a la playa. Ah, y dos piscinas.
Otro de los puntos fuertes son las delicias culinarias de las que se pueden disfrutar en la isla. Para empezar, se puede pedir un menú completamente a medida. Pero si la soledad de una villa se hace insoportable, también se puede viajar a la isla principal -propiedad asimismo de Waldorf Astoria- para probar más sabores locales en uno de los diez restaurantes de especialidades. Eso sí, los menús pueden ser algo desorbitados: un menú degustación de siete platos puede salir por 150 euros por persona, mientras que la sopa más barata actualmente en carta cuesta 28 euros.
Aunque sea pequeña, en la isla también hay espacio para las aventuras: desde bucear o hacer snórkel, hasta pedir ser abandonados durante 24 horas en un banco de area -también propiedad de Waldorf Astoria- en mitad del océano. Eso sí, que nadie espere intrigas al estilo de ‘Misplaced’; con una easy llamada, uno de los yates de la isla vuelve a recogerte. Es parte de las facilidades casi infinitas de que disponen. Incluso si lo que quieres es relajarte, los huéspedes pueden pedir una cena al atardecer, una clase de yoga private o simplemente pedir que los dejen solos.
Como el lector ya habrá podido imaginar, alquilar una villa en esta isla no es nada barato, pero según las experiencias de los usuarios en ‘Booking’ y su altísima nota (9,8), puede ser la escapada post-Covid que necesitas. Eso sí, prepara en torno a 20.000 euros por una estancia de una semana, que es el precio más barato para la villa más pequeña.
” Fuentes www.lainformacion.com ”