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Manu Robles es probablemente uno de los personajes del carnaval malagueño que tenga el humor más fino e inteligente. Y no extraña a nadie que sea así, porque sus letras surgen por encima de las nubes y por hoteles de toda Asia.
Tras la máscara que se pone de septiembre a febrero, cuando comienza la etapa carnavalera, Manu viaja por todo el mundo por motivos de trabajo. Es el responsable del área de producción de calzado en la empresa malagueña Mayoral. “Más de un repertorio se ha escrito en aeropuertos, aviones y hoteles. Durante el día no puedo porque estoy trabajando y de arriba para abajo, pero cuando llega la noche, aunque esté cansado, le dedico mi momento al carnaval”, cuenta Robles.
Así, se dedica a enviarle audios de Whatsapp cantando las letras que escribe, hace videollamadas y, en alguna que otra ocasión, ha sido esa su única forma de ensayo. “La situación más in extremis que he tenido fue en el año 2007. Cuando llevamos ‘No hay tres sin dos’ con aquellos padres de trillizos, llegué a Málaga la misma mañana que actuábamos en preliminares en el Alameda. Yo estaba atacado. El bebé que usábamos en la actuación hacía pis y yo no tenía ni claro a qué botón tenía que darle para que lo hiciera. Sorprendentemente salió bien”, recuerda entre risas.
Por la poca fabricación que se da en España hoy en día, tiene que trasladarse a países como China, India o Bangladesh y allí se dedica a gestionar el equipo del departamento que se encarga del management de la producción y, asimismo, supervisa que la mercancía llegue bien y a tiempo. “Allí visito fábricas y proveedores, me encargo de la aprobación de materiales, gestiono el lanzamiento de pedidos y hago de todo, vamos”, explica.
La India es el país que más le ha sorprendido por la diferencia social y cultural que tiene con España. “Es alucinante cómo cuando la gente viaja solo se les muestra la parte más comercial y visible de India. Sin embargo, cuando trabajas en este tipo de profesiones ves la otra cara e impacta mucho. Hay ricos muy ricos y pobres muy pobres“, detalla.
Manu cuenta los años por carnavales, lo que resulta algo común en muchos carnavaleros. “Yo empecé a trabajar en esto desde ‘Voy pa’ bao’. Y a partir de ahí fui pa’ arriba”, cube riendo. Esta murga fue un absoluto éxito en el Carnaval de Málaga de 2005 y todos los aficionados la recuerdan con cariño, por lo que fue un año de celebración tanto a nivel profesional como carnavalesco.
A lo largo de este tiempo ha conocido a una gran cantidad de personas en el ámbito laboral. Así, en los descansos en el lodge o en algún almuerzo, ha aprovechado para enseñarle fotografías y vídeos de alguna de sus murgas para divulgar el carnaval. “Como la mayoría son de otros países se quedan alucinados. Ellos tienen una cultura del disfraz totalmente distinta. No entendían por qué cantábamos cosas distintas vestidos de forma diferente cada año. Les impacta, pero creo que no tanto como para cogerse un par de aviones durante unas cuantas horas”, cuenta entre risas.
Una vida entre confeti y serpentina
Su primer contacto con el carnaval fue gracias a su abuelo, que le ponía cintas del carnaval de Cádiz que grababa él mismo. La primera chirigota que recuerda information del 1988, ‘Los Comboys Da Pejeta’. Ahí comenzaba a llegarle el veneno del carnaval. Fue creciendo y, en la universidad estudiando Telecomunicaciones, que no llegó a acabar, se encontró con Ángel Valderrama y juntos se preguntaron “¿y por qué no hacemos algo en carnaval?”.”Y así nos acabamos metiendo en la final de aquel año con un grupito muy apañado. Así comenzó toda esta locura“, relata.
Tiene claro que le debe al carnaval la vida. Gracias a él, conoció a su mujer y a sus grandes amigos. Por ello, también tiene a su hijo. “El carnaval para mí es todo porque me lo ha dado todo”, asegura.
Sus mejores momentos dentro del carnaval han sido en la calle. “En la calle está la magia del carnaval. Es donde mejor te lo pasas. De hecho, como ya estamos preparando repertorio para el año que viene, a veces nos echa para atrás pensar que lo mismo hay concurso pero no hay calle. ¿Merece del todo la pena el esfuerzo para cantar, con suerte, tres noches?”, se lamenta.
El check carnavalesco
Año que más has disfrutado
El año de los Mu’ariscos, period el primer año, nos lo pasamos muy bien. Otro año divertidísimo fue el año de ‘Voy pa’ bao’, que fue el despegue del grupo y la gente nos buscaba allá por donde íbamos. Y el bronce se lo doy a ‘Los Vivelavida’, que coincidió con el pregón. Es muy difícil quedarme con solo uno.
Año que no te convencía demasiado la murga y deberíais haberos quedado en casa
‘En el punto de mira’, el año siguiente a los Mu’ariscos. La murga no tenía gracia. Se nos fue la pelota con la afinación y un montón de cosas. No había por dónde cogerla. ‘Los imparables’ tampoco fue nada del otro mundo. Creo que si me dices que te cante algo del ‘Polla’ ya ni me acuerdo. (Risas)
Estribillo del que nunca te vas a olvidar
Te diría dos. El de ‘Salvados por la campana’, porque pegó fuerte y es el más memorable del grupo. Y luego también otro estribillo que me encanta es el de ‘Los Vivalavida’. Pero, sin duda, uno de los que más ha sonado porque todo el mundo se sentía identificado period el de ‘El Padrino’: “Si tu niña se casa, si tu niña se casa, ¿otra menos? ¡No! Otra más pa’ comer en tu casa”.
Mejor momento del concurso
La ultimate del ‘El príncipe gitano’ fue una locura. Fue algo inesperado por circunstancias de aquel año. Pero de verdad, con la mano en el corazón, los mejores momentos los he vivido en la calle.
Mejor tipo
Creo que ‘El Padrino’. Nos iba que ni pintado, porque en mi murga, como todo el mundo sabe, somos bastante siesos.
Dimos en la tecla. Period un tipo donde todo el mundo se vio reflejado aquel año. Unos por ser como el padrino, que acababan riéndose de ellos mismos. Otros porque han sufrido a un padrino como ese y otros porque en el futuro saben que van a ser como el personaje.
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