Rincones del mundo
Los cruceros son algo supuestamente divertido donde la gente se transforma
Hay un libro graciosísimo de David Foster Wallace que se llama ‘Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer’. Va de un crucero. El título está muy bien puesto.
Los cruceros tienen su público, claro que sí, pero hay que saber dónde se entra. Incluso en los que recorren el Nilo, que igual tienen un barniz algo más cultural que los del Caribe, pero que vienen a ser lo mismo en cuanto a dinámicas y relaciones. Los guías, siempre muchísimo más jóvenes que el pasaje, hasta llaman a los cruceristas ‘habibi’. Quiere decir ‘querido’ y lo usan como ‘amigo’. Pero no un amigo cualquiera. Un amigo buenísimo. Muy profesionales en las demostraciones de afecto, se ponen la mano en el corazón y todo como prueba de cordialidad sincera. «Yo, también habibi». Es además una manera ingeniosa de no tener que andar aprendiéndose el nombre de la gente, cosa que se agradece.
En los cruceros el private se vuelve muy dependiente. Incluso individuos resueltos en su vida ordinaria –directivos, concejales o subsecretarios ministeriales quizás– acceden a someterse a una tutela casi filial. Será porque desde el principio los guías advierten mucho de que hay grandes peligros acechando fuera del barco. Cada salida, cada excursión, recomiendan que sea organizada. Los grupos en formación bovina bajan en cada atraque como atenazados por la desconfianza en el entorno ruidoso. Con lo fácil que es salir y, superado el enjambre de vendedores que acecha en el embarcadero, darse un paseo y tomarse un té por ahí.
Los horarios son muy rígidos y a veces, por la noche, hacen fiestas temáticas. Hay que comprar chilabas y parafernalia así porque si no, si vas regular, das la nota. Menudas risas que se echan de extranjis los de la tripulación. Regular. Trabajan muchísimo y deben estar obligados a hacer la pelota al pasaje todo el rato. Aunque el último día, después de que se deja el sobre con la propina recomendada, se relajan un poco, como es lógico.
” Fuentes www.elcorreo.com ”