Los picos y valles en las ventas han marcado este ejercicio en el sector de las agencias de viajes independientes, que cierran con una valoración moderadamente favorable pero sin que esta suponga haber recuperado las cifras registradas antes de la pandemia. De un «no ha sido malo» califican 2022, sobre todo en comparación con el año pasado, cuando las restricciones seguían vigentes y paralizados los destinos internacionales, lo que ha supuesto un alza de «más del 50%» de las transacciones comerciales.
La vicepresidenta de la Asociación Burgalesa de Empresarios de Agencias de Viajes (Abeav), Gema Alonso, recuerda el «mal comienzo» del año que está a punto de terminar motivado por las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania en febrero, momento en el que el colectivo comienza un periodo clave en su actividad con vistas a la campaña de Semana Santa. La situación en ese momento se tradujo en un freno o cancelación de operativas y reservas al exterior, sobre todo a destinos europeos.
El conflicto bélico continuó lastrando al sector en la ansiada reactivación de los viajes internacionales, cuya demanda continúa sin terminar de recuperarse. Junio dio un respiro a las agencias, «fue muy bueno», aunque en julio la actividad bajó ligeramente pero volvió a subir tanto en agosto como en septiembre. Los destinos nacionales fueron los grandes protagonistas de la temporada alta, principalmente Benidorm (este todo el año), Cádiz, Huelva, Menorca o las islas Canarias. En media distancia, Egipto se ha convertido en la «estrella» de 2022, previendo que continúe así durante los primeros seis meses del próximo año, sin olvidarse de Turquía y el Caribe (República Dominicana y Riviera Maya), a pesar de que en el caso de estos últimos los precios han crecido ya un 20%.
A la guerra de Ucrania se sumó más tarde la inflación. Alonso subraya en este punto que el alza de los precios afectó en menor medida a los clientes que anticiparon la compra de sus vacaciones. Sin embargo y al operar con tarifas dinámicas, lo que dejaron las reservas para última hora tuvieron que afrontar un encarecimiento que el sector sitúa entre un 20 o 25%.
Pendientes de China. Todas estas circunstancias llevan a la patronal del sector a ser prudente a la hora de realizar previsiones para 2023 y afirmar si, por fin, será el ejercicio de la plena recuperación que le permitirá llegar a ese 10 o 15% de las ventas que aún no ha conseguido. «Nos afecta cualquier situación», sostiene su vicepresidenta, enumerando desde la subida de la inflación, que al notarse en los bolsillos de los ciudadanos estos «destinarán menos ahorro al ocio», a los conflictos bélicos, posibles atentados terroristas, fenómenos meteorológicos adversos o huelgas en colectivos vinculados directamente al turismo. Todo ello sin dejar de mirar a China y al estallido de contagios por la covid que registra en este momento.
Esa inseguridad también marcó el arranque de la anualidad que está a punto de terminar. «No sabíamos cómo iba a responder el cliente», señala Alonso, aliviada por el hecho que esa respuesta fue finalmente favorable. «Se ha visto que los burgaleses tenían ganas de viajar, después de que en algunos casos llevaran dos años sin hacerlo», señala respecto al conjunto de 2022 e inmersa, como el resto de empresarios, en analizar expedientes de clientes para el ejercicio entrante.
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