“Desde el nacimiento, la microbiota de un bebé es moldeada por múltiples factores, incluyendo el tipo de parto, la lactancia y la alimentación complementaria. Todo esto impactará profundamente su desarrollo inmunológico y metabólico”, explica la Dra. Monserrat Andrea Díaz Zafe, pediatra-puericultora con amplia especialización en nutrición materno-infantil. La etapa de la alimentación complementaria
A partir de los 6 meses, la introducción de la alimentación complementaria marca un hito crucial. Este período no solo complementa los nutrientes que la leche materna ya no puede cubrir, como hierro, zinc, vitamina D, vitamina K, omega 3 y vitamina A, sino que también es un proceso de aprendizaje integral que abarca lo biológico, psicológico y social.
“La alimentación complementaria no es solo un tema de nutrición; es una oportunidad de aprendizaje integral donde los bebés desarrollan habilidades motoras, sensoriales y sociales. Es el momento de sentar las bases para una relación saludable con los alimentos”, subraya la Dra. Díaz Zafe.
Aprender a comer, un proceso sensorial
La alimentación es un proceso complejo. Aunque muchas veces se escucha que “con la comida no se juega”, el juego es esencial para el aprendizaje. Explorar los alimentos con los sentidos –tocarlos, olerlos, probarlos– favorece la adaptación del bebé a nuevas texturas y sabores, disminuyendo el rechazo a alimentos desconocidos. “Cuando permitimos que un bebé explore los alimentos durante la alimentación complementaria, no solo fortalecemos su relación con la comida, sino que también estimulamos su desarrollo cerebral a través de experiencias multisensoriales”, asegura la Dra. Díaz Zafe, certificada en el método SOS Approach to Feeding.
Cuidar la microbiota en desarrollo
El contacto constante con los alimentos y el entorno contribuye al desarrollo del microbioma del bebé. Por eso, es importante adoptar hábitos que respeten su microbiota en formación. “Es normal que los bebés se ensucien mientras comen. Más que evitarlo, debemos estar preparados para limpiar
adecuadamente sin alterar su microbiota. Las toallitas de agua sin jabones ni detergentes son una excelente opción”, recomienda la especialista.
WaterWipes reconoce esta relación y ofrece una alternativa pura en forma de toallitas, desarrollada por microbiólogos en Irlanda, lo que la convierte en la preferida de los profesionales de la salud.
La capacidad de WaterWipes para mantener la función de barrera de la piel es crucial. La barrera cutánea actúa como la primera línea de defensa contra la contaminación y otros agentes externos. Al evitar ingredientes potencialmente irritantes, estas toallitas contribuyen a mantener la piel hidratada y protegida, reduciendo así el riesgo de desarrollar dermatitis u otras condiciones inflamatorias. Esto hace que las toallitas sean adecuadas para su uso en la cara, manos y cuerpo.
La alimentación complementaria no solo nutre al bebé, sino que sienta las bases de una relación sana con los alimentos y contribuye al desarrollo de su microbiota y, en consecuencia, de su salud integral. Como concluye la Dra. Díaz Zafe: “Los primeros 1000 días de vida son una ventana única e irrepetible para construir la salud a largo plazo. Lo que hacemos en este tiempo deja huellas que duran toda la vida”.