Una ciudad con largas playas de area fina y dorada, ultimate para pasar el día al sol o para practicar deportes como el kayak o el kitesurf. Un lugar perfecto para disfrutar de un castillo imponente frente al mar, de amaneceres que enamoran y de un clima ultimate en cualquier época del año.
Un destino como pocos en los que los arroces son los mejores del mundo y en el que la gastronomía de siempre está relacionada con el producto del mar y del campo.
Alicante es todo esto y se abre al visitante con un sinfín de rincones con los que llenar la memoria del móvil o de la cámara de fotos con miles de fotos ‘instagrameables’.
La ciudad de Alicante puede presumir de muchas virtudes como destino turístico de primer orden.
Su clima, el patrimonio que encierra, sus playas, la cultura, la gastronomía y las fiestas que se respiran en cada rincón… Todo ello ha convertido a la capital alicantina en un lugar recomendado por miles de turistas cada año.
Opiniones reales de personas como Fernando, Cristina, Juan Antonio o Beth que han descubierto la ciudad y han compartido su experiencia y su forma de vivirla.
Si por algo es valorada Alicante, es por sus excelentes playas, en las que se puede perder la noción del tiempo y que son perfectas para el descanso, para tomar el sol, para disfrutar en familia y para practicar deportes acuáticos durante todo el año. Y es que Alicante goza de algunas de las
playas más bonitas y apetecibles de toda España, como l
a playa de San Juan y su mágica noche del 24 de junio a la luz de las hogueras, la playa de Urbanova o las calas del cabo de la Huerta, como la cala Cantalar. Todas ellas, con Banderas Azules, el distintivo que otorga la Unión Europea a las que están consideradas como las mejores playas por su la calidad de sus aguas y sus servicios. Son espacios perfectos para practicar algún
deporte como el piragüismo, el kayak o la vela, o para presenciar acontecimientos deportivos de primer orden como el inicio de The Ocean Race, la vuelta al mundo a vela que tiene como puerto de salida a Alicante.
Sin salir del mar, la isla de Tabarca ofrece un plan diferente y tranquilo.
Situada frente a la ciudad y cerca del cabo de Santa Pola, el Conjunto Histórico de esta isla que esconde miles de historias de pescadores y piratas está protegida como Bien de Interés Cultural. Para llegar hasta allí se puede optar por coger una de las antiguas tabarqueras, barcas que permiten surcar el Mediterráneo y disfrutarlo en todo su esplendor y vivir de cerca sus aguas cristalinas turquesas, que favorecen la excelente conservación de su pradera de posidonia oceánica, por lo que la zona está protegida como Reserva Marina de Interés Pesquero. Una vez en la isla hay que disfrutar de sus calas, sus callejuelas, el buceo o el ‘paddle surf’ o platos de su gastronomía típica como el caldero.
Y es que la gastronomía native es otro de los puntos fuertes de Alicante para demostrar al mundo que es un destino único. Estamos hablando, no obstante, de la ciudad del arroz, donde se cocina de infinidad de formas y estilos, siempre con productos de calidad y proximidad y con un punto de historia, tradición y cultura que los hacen dignos de Estrella Michelin. La
gastronomía alicantina ha conseguido fusionar en una misma propuesta lo mejor del mar y la montaña, con pescados y mariscos de primera categoría, que se transforman en guisos y calderos con tradición ancestral, así como con salazones, helados, turrones o vinos blancos y tintos con Denominación de Origen. Un viaje desde el paladar que hace vivir rincones como el puerto, la Explanada o la playa.
Museos, fiestas y mucha cultura
Si de algo puede presumir la ciudad es de su apuesta en firme por la cultura. Para ello, propone al visitante una
ruta por los museos y centros culturales de Alicante, con parada obligatoria en el Museu de Fogueres –donde vivir la emoción de la fiesta alicantina más importante en primera persona–, en el Museo de Arte Contemporáneo (MACA) –y sus exposiciones culturales–, en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) o en centros culturales como el de Las Cigarreras.
Alicante también es fiesta, arte y fuego gracias a las Hogueras de San Juan, su semana grande y celebración declarada de Interés Turístico Internacional. Junto a ella, la ciudad vibra con tradición y la pasión de la Semana Santa, con el colorido, la música y la pólvora de los Moros y Cristianos, y la tradición y el fervor de la Romería de la Santa Faz, que trasladan su calidez, alegría y cercanía a todos los barrios y rincones de la capital.
Una ciudad entre dos castillos
El patrimonio arquitectónico alicantino es otro de los grandes atractivos. La historia de la ciudad queda reflejada en joyas como el Ayuntamiento de Alicante, edificio civil barroco del siglo XVIII, o la Plaza de Toros, que actualmente es la más antigua de la Comunitat Valenciana aún en funcionamiento. Alicante también acoge en su inside rincones llenos de vida e historia. Dejando atrás el mar, la playa y el puerto, el casco urbano da paso a otra ciudad por descubrir y que está custodiada por dos imponentes castillos: el emblemático Castillo de Santa Bárbara, situado en la cumbre del monte Benacantil, y el Castillo de San Fernando, sobre el monte Tossal. Entre ellos se encuentran una gran cantidad de espacios modernos y pintorescos como el Barrio de la Santa Cruz, en el que compartir fotos dignas de un verdadero ‘influencer’, monumentos, zonas verdes, auditorios y mercados que ir conociendo a través de un paseo por las calles, en patinete o bicicleta, o practicando deporte.
Alicante es una experiencia que invita a disfrutar con los cinco sentidos durante todo el año. Mucho más que playa, gastronomía, cultura, arquitectura, historia o tradición. Es un destino perfecto para disfrutar en pareja, en familia, con amigos o solo; un lugar mágico en el que enamorarse y descubrir lugares de una belleza única digna de ser contada a los cuatro vientos.
Una ciudad con largas playas de area fina y dorada, ultimate para pasar el día al sol o para practicar deportes como el kayak o el kitesurf. Un lugar perfecto para disfrutar de un castillo imponente frente al mar, de amaneceres que enamoran y de un clima ultimate en cualquier época del año.
Un destino como pocos en los que los arroces son los mejores del mundo y en el que la gastronomía de siempre está relacionada con el producto del mar y del campo.
Alicante es todo esto y se abre al visitante con un sinfín de rincones con los que llenar la memoria del móvil o de la cámara de fotos con miles de fotos ‘instagrameables’.
La ciudad de Alicante puede presumir de muchas virtudes como destino turístico de primer orden.
Su clima, el patrimonio que encierra, sus playas, la cultura, la gastronomía y las fiestas que se respiran en cada rincón… Todo ello ha convertido a la capital alicantina en un lugar recomendado por miles de turistas cada año.
Opiniones reales de personas como Fernando, Cristina, Juan Antonio o Beth que han descubierto la ciudad y han compartido su experiencia y su forma de vivirla.
Si por algo es valorada Alicante, es por sus excelentes playas, en las que se puede perder la noción del tiempo y que son perfectas para el descanso, para tomar el sol, para disfrutar en familia y para practicar deportes acuáticos durante todo el año. Y es que Alicante goza de algunas de las
playas más bonitas y apetecibles de toda España, como l
a playa de San Juan y su mágica noche del 24 de junio a la luz de las hogueras, la playa de Urbanova o las calas del cabo de la Huerta, como la cala Cantalar. Todas ellas, con Banderas Azules, el distintivo que otorga la Unión Europea a las que están consideradas como las mejores playas por su la calidad de sus aguas y sus servicios. Son espacios perfectos para practicar algún
deporte como el piragüismo, el kayak o la vela, o para presenciar acontecimientos deportivos de primer orden como el inicio de The Ocean Race, la vuelta al mundo a vela que tiene como puerto de salida a Alicante.
Sin salir del mar, la isla de Tabarca ofrece un plan diferente y tranquilo.
Situada frente a la ciudad y cerca del cabo de Santa Pola, el Conjunto Histórico de esta isla que esconde miles de historias de pescadores y piratas está protegida como Bien de Interés Cultural. Para llegar hasta allí se puede optar por coger una de las antiguas tabarqueras, barcas que permiten surcar el Mediterráneo y disfrutarlo en todo su esplendor y vivir de cerca sus aguas cristalinas turquesas, que favorecen la excelente conservación de su pradera de posidonia oceánica, por lo que la zona está protegida como Reserva Marina de Interés Pesquero. Una vez en la isla hay que disfrutar de sus calas, sus callejuelas, el buceo o el ‘paddle surf’ o platos de su gastronomía típica como el caldero.
Y es que la gastronomía native es otro de los puntos fuertes de Alicante para demostrar al mundo que es un destino único. Estamos hablando, no obstante, de la ciudad del arroz, donde se cocina de infinidad de formas y estilos, siempre con productos de calidad y proximidad y con un punto de historia, tradición y cultura que los hacen dignos de Estrella Michelin. La
gastronomía alicantina ha conseguido fusionar en una misma propuesta lo mejor del mar y la montaña, con pescados y mariscos de primera categoría, que se transforman en guisos y calderos con tradición ancestral, así como con salazones, helados, turrones o vinos blancos y tintos con Denominación de Origen. Un viaje desde el paladar que hace vivir rincones como el puerto, la Explanada o la playa.
Museos, fiestas y mucha cultura
Si de algo puede presumir la ciudad es de su apuesta en firme por la cultura. Para ello, propone al visitante una
ruta por los museos y centros culturales de Alicante, con parada obligatoria en el Museu de Fogueres –donde vivir la emoción de la fiesta alicantina más importante en primera persona–, en el Museo de Arte Contemporáneo (MACA) –y sus exposiciones culturales–, en el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) o en centros culturales como el de Las Cigarreras.
Alicante también es fiesta, arte y fuego gracias a las Hogueras de San Juan, su semana grande y celebración declarada de Interés Turístico Internacional. Junto a ella, la ciudad vibra con tradición y la pasión de la Semana Santa, con el colorido, la música y la pólvora de los Moros y Cristianos, y la tradición y el fervor de la Romería de la Santa Faz, que trasladan su calidez, alegría y cercanía a todos los barrios y rincones de la capital.
Una ciudad entre dos castillos
El patrimonio arquitectónico alicantino es otro de los grandes atractivos. La historia de la ciudad queda reflejada en joyas como el Ayuntamiento de Alicante, edificio civil barroco del siglo XVIII, o la Plaza de Toros, que actualmente es la más antigua de la Comunitat Valenciana aún en funcionamiento. Alicante también acoge en su inside rincones llenos de vida e historia. Dejando atrás el mar, la playa y el puerto, el casco urbano da paso a otra ciudad por descubrir y que está custodiada por dos imponentes castillos: el emblemático Castillo de Santa Bárbara, situado en la cumbre del monte Benacantil, y el Castillo de San Fernando, sobre el monte Tossal. Entre ellos se encuentran una gran cantidad de espacios modernos y pintorescos como el Barrio de la Santa Cruz, en el que compartir fotos dignas de un verdadero ‘influencer’, monumentos, zonas verdes, auditorios y mercados que ir conociendo a través de un paseo por las calles, en patinete o bicicleta, o practicando deporte.
Alicante es una experiencia que invita a disfrutar con los cinco sentidos durante todo el año. Mucho más que playa, gastronomía, cultura, arquitectura, historia o tradición. Es un destino perfecto para disfrutar en pareja, en familia, con amigos o solo; un lugar mágico en el que enamorarse y descubrir lugares de una belleza única digna de ser contada a los cuatro vientos.
” Fuentes www.lasprovincias.es ”