Monterrey.— Este jueves se cumple un año de que un empresario de San Pedro Garza García, tras un viaje por Europa, fue confirmado como el primer paciente de Covid-19 en la entidad y —todavía— la actividad económica y social del municipio más rico del país continúa sin recuperar la normalidad.
No obstante, en las últimas semanas bajó la intensidad de la pandemia; las avenidas de San Pedro registran alrededor de la mitad del tráfico que tenían hasta hace un año y los encargados de negocios admiten una caída de 50% en las ventas y presencia de clientes.
Sólo las unidades del transporte público circulan casi tan repletas como antes de la disaster sanitaria. Ahí se mueven mujeres y hombres que llegan de otros municipios a laborar.
Vasconcelos, Gómez Morín, Lázaro Cárdenas, Eugenio Garza Lagüera, las calzadas Del Valle y San Pedro son vialidades que no presentan los congestionamientos cotidianos de hace un año.
El 11 de marzo, pero de 2020, Salud estatal confirmó el primer caso de Covid en la entidad, fue Antonio Peña Rivero, empresario de San Pedro y dueño de las agencias de autos Porsche y Audi, quien —entre el 24 de febrero y el 3 de marzo— viajó de ida y vuelta de Monterrey a la Ciudad de México, a Londres, Múnich y Madrid.
Leer también Universidad de Guadalajara crea prueba para detectar Covid e influenza
El hecho conmocionó a la comunidad sampetrina por la relevancia del personaje en el mundo empresarial. Un día después, el Membership de Golf Campestre, donde conviven las élites económicas y políticas, clausuró el gimnasio del centro recreativo, porque presuntamente Peña Rivero estuvo ahí horas antes de dar positivo al virus.
Para el 18 de marzo se habían confirmado 12 contagios, todos entre habitantes de San Pedro que habían viajado a España, Italia, Asia y Estados Unidos por negocios o por placer.
Esto hizo que el alcalde Miguel B. Treviño decretara “estado de emergencia”, medida que por primera vez se aplicó en el país e implicó el cierre obligatorio de bares, centros nocturnos, museos, gimnasios y clubes deportivos; la suspensión de eventos públicos y de permisos para reuniones privadas.
Se conminó a la población a permanecer en sus casas y se facultó a la policía municipal para hacer cumplir las restricciones, las cuales —dependiendo el comportamiento de la pandemia— han estado vigentes desde el 18 de marzo de 2020. No obstante, algunos residentes con elevado poder económico las han ignorado y hasta publicitaron fiestas y convivencias.
El 20 de junio, el empresario Jaime Protasio Rodríguez Benítez (Grupo Senda) contrajo matrimonio religioso con Karen Almaguer en la iglesia Nuestra Señora Reina de los Ángeles, y más tarde se realizó la recepción en una residencia por el rumbo de Santa Bárbara, a la que habrían asistido unas 200 personas.
Movies y fotografías evidenciaron cómo los invitados, empresarios, políticos y sus familiares, bailaron y cantaron apretujados, sin cubrebocas.
Leer más Reciben en Sinaloa nuevo embarque de vacunas para reenviarlas a Chihuahua
El alcalde Miguel Treviño dijo en Twitter: “El derecho a tu boda ya está en conflicto con el derecho de otro a una cama de hospital, con ventilador que le salve la vida. ¿Qué falta para entender que estamos en crisis?”.
El regidor sampetrino, Javier Rodríguez Alcántara, informó días después en redes sociales sobre un brote de Covid entre los invitados y sugirió a todos los asistentes mantenerse en cuarentena y hacerse la prueba.
El sábado 19 de diciembre, la Secretaría de Salud estatal, con apoyo de la policía estatal, suspendió una fiesta a la que asistían más de 250 personas en el salón Showcenter Complicated.
La mayoría, sin embargo, parece que le ha tenido respeto o temor al virus, pues en un recorrido se pudo observar que el tránsito vehicular es aproximadamente la mitad del que había hace un año, aunque ha bajado la intensidad de contagios, pues de más de mil casos diarios que había en enero, hoy se registran unos 150 en toda la entidad.
Además, empleados y responsables de algunos de los más de 140 establecimientos comerciales alojados en la Plaza Fiesta San Agustín, la tercera más grande en el país, coincidieron en que las ventas y flujo de clientes están hoy a 50% si se comparan con antes de la pandemia.
En algunas áreas pueden observarse tres o cuatro tiendas juntas que cerraron de manera definitiva, pero también está el caso de una zapatería que se reconvirtió en un negocio de cubrebocas y trajes de protección anti-Covid, mostrando que también las disaster pueden convertirse en una oportunidad.
” Fuentes www.eluniversal.com.mx ”