¿En qué radica el encanto de un crucero? ¿Qué nos atrae a la hora de surcar mares con días luminosos y noches estrelladas? Tal vez sea la sensación de inmensidad, de un mundo sin fin y sin barreras; de libertad en su máxima expresión. Los egipcios y los romanos fueron los primeros en entenderlo, cuando ofrecían recorridos por las islas a su alrededor. Hoy, la oferta turística tiene tantas alternativas como destinos tiene el mundo. Pero ¿qué sucede cuando a la seducción que produce ese contacto con aguas de intenso coloration se le añade el encanto de Disney?
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La única forma de averiguarlo es a bordo del Disney Dream, el crucero que desde hace más de una década opera Disney Cruise Line, entre Orlando (Florida) y las Bahamas. Un hermoso e imponente transatlántico, capaz de albergar en su inside a cuatro mil turistas y mil doscientos tripulantes, siempre dispuestos a hacer del viaje la mejor experiencia de la vida.
El Disney Dream es un anhelo hecho realidad. Todo en su inside ha sido diseñado para que la familia pueda disfrutar de tres o cuatro días inolvidables. EL TIEMPO tuvo la oportunidad de recorrer sus cubiertas, sus cómodos camarotes y visitar cada uno de los lugares que conforman este lodge navegable, fascinante para niños y jóvenes, y una alternativa de descanso para los adultos, que pueden disfrutar de la enorme variedad de servicios que allí se ofrecen.
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Si se viaja con pequeños, nada mejor que el recibimiento. Tan pronto se pone un pie en el barco, los aplausos y las sonrisas de bienvenida hacen que la magia comience. En efecto, unos alegres Mickey y Daisy saludan desde el balcón del tercer nivel a los huéspedes recién llegados y que no salen de su asombro. Antes, todos los pasajeros han sido sometidos a un riguroso proceso sanitario para evitar el contagio del covid-19. Una medida que, más que incomodar, es prenda de garantía y confianza para todos los viajeros. El proceso no tarda más de 45 minutos, y las actividades a puerta cerrada siempre contemplan el uso de mascarillas.
Minutos más tarde, y luego de las recomendaciones de rigor en cubierta –señales, salidas de emergencia y demás–, viene la asignación de los camarotes. Cómodos, amplios, impecables, agua caliente, con todos los elementos bien dispuestos y un pequeño balcón con vista al mar. Simplemente espectacular.
Cuando llega la hora de zarpar, los turistas pueden subir al último piso de este monstruo reluciente y ver cómo lentamente abandona el puerto para adentrarse en un mar de contrastes. Es una sensación épica, como sentir que se va a la conquista de algo apoyados en la superficie del agua, a más de 80 kilómetros por hora. Mientras tanto, en el inside todo es calma. La sensación de movimiento es imperceptible. Y así será durante las 14 horas de recorrido que nos separan de las islas que visitaremos, entre ellas la de cayo Disney Castaway. Pero de eso hablaremos después.
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Mientras esta enorme mole de 130.000 toneladas de peso y 339 metros de eslora (la longitud de casi cuatro canchas de fútbol) se desliza sobre un mar imperturbable y el sol empieza a ocultarse en el horizonte, qué mejor que disfrutar de todo lo que ofrece el Disney Dream a sus visitantes. Empecemos por la oferta para niños. Hay entretenimiento para todas las edades: guardería para los menores de cinco años, una zona especial para niños hasta los 11 y salas de entretenimiento para los jóvenes. Se puede visitar la sala en donde los muchachos pueden utilizar el simulador de la nave de Star Wars, encontrar tesoros ocultos, pintar, hacer actividades deportivas o ir a las piscinas y el tobogán aéreo. Aburrimiento cero.
Los adultos, además de hacer fabulosos paseos por las cubiertas, pueden visitar tiendas, el salón de belleza, las discotecas o los bares dispuestos en distintos puntos de la embarcación. O si lo prefieren, pueden disfrutar del jacuzzi, el spa o la piscina mientras saborean una bebida y comparten con gente de distintos lugares. En la noche hay una variada oferta gastronómica que incluye comida italiana en el majestuoso restaurante El Palo, platos exquisitos en El Jardín Encantado o en el Animator’s Palate. Usted puede rotar por cada uno todas las noches para que la experiencia sea más agradable. Y la cena se puede reservar con anticipación.
Si lo suyo es la informalidad, en el piso 11 encuentra alternativas tipo bufé para desayuno, almuerzo y cena. Los turistas pueden deleitarse con platos y postres en la cabina del restaurante o, si prefieren, pueden salir a cubierta o dirigirse a la terraza de la piscina. Recuerden, la comodidad y tranquilidad de los huéspedes es uno de los atributos del Disney Dream.
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Cuando se ha elegido como alternativa de turismo un crucero, esto no significa que no se pueda acceder a otro tipo de entretenimientos que se ofrecen en tierra. Un escenario acondicionado con lo último en tecnología hace parte de las ofertas que ofrece este que hemos visitado. El teatro ubicado en uno de los extremos presenta obras de canción y baile con temáticas alusivas al mundo Disney, que no dejan de conmover y emocionar.
La magnífica representación de La Bella y la Bestia, para toda la familia, es simplemente alucinante. Ganador de un premio Tony, este musical pone en escena a 23 actores que deslumbran con sus apariciones en un interminable juego de luces, sonido, coloration y múltiples escenarios. Nadie se resiste a verla, y constituye uno de los principales atractivos del crucero.
Es el mundo de Disney en un barco. Con la misma magia, los mismos personajes y el encanto de siempre. Absortos en el espíritu del Disney Dream, niños y adultos pasan las horas bajo el arrullo de las olas. Los detalles en cada rincón de este transatlántico sorprenden. Será por su estilo clásico, a veces nostálgico, a veces disruptivo pero siempre lleno de sorpresas. Cada cosa está en su lugar, cada una tiene un significado, el aseo es permanente, la pulcritud da envidia y los salones para niños y jóvenes siempre son una invitación a estar en constante actividad. “Continuamente estamos creando nuevas experiencias para toda la familia”, cube uno de los encargados del área de entretenimiento.
Cada tripulante hace parte de un pequeño y privilegiado mundo. Los hay croatas, ingleses, tailandeses, americanos, chinos, japoneses, indonesios, mexicanos, brasileros, italianos y, por supuesto, colombianos. Como Sebastián, un entusiasta joven que atiende un bar del barco. Trabajaba en la cadena Marriott, en Chile, hasta hace pocos meses. De repente, vio la oportunidad de trabajar en este crucero y ahí está. Ya lleva varias semanas de “felicidad”, cube, con una sonrisa que no le cabe en la cara.
* Invitación de Disney Cruise Line
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¡A tierra!
Si ha optado por el crucero del Disney Dream tendrá el privilegio de parar y conocer Castaway, en las Bahamas. Se trata de una isla privada perteneciente a Disney en la que se puede pasar un día inolvidable, comer lo que se antoje y visitar los pequeños mercados locales de artesanías y recuerdos para llevar a casa.
Una extensa playa, de area blanca y suave, contrasta con el coloration del agua, azul y verde o, quizás, un verde menta, que dan la sensación de estar frente al lienzo de un pintor extraviado en este paradisíaco lugar. No hay vendedores que acosen, ni mosquitos que molesten ni animales forasteros. Excepto pequeños peces que nadan al lado de los turistas cuando se sumergen en el agua.
Castaway es también sinónimo de aventura. Se puede bucear con esnórquel sin problema y ver de repente una mantarraya o una estrella de mar; pasar el tiempo flotando en un inflable mientras el sol brilla sobre la piel o simplemente relajarse y contemplar el paisaje. Pocos se le asemejan a este lugar.
Si quiere más movimiento, puede pasear en bicicleta a la orilla del mar y descubrir tesoros al lado y lado de la carretera. O si lo suyo es caminar, nada mejor que hacerlo aquí: es seguro, cómodo, repleto de naturaleza y cruzándose con personas venidas desde distintos lugares del mundo.
Hay restaurantes con parrilladas, postres y bebidas para disfrutar en familia antes de retornar a nuestro transatlántico, que espera pacientemente a sus huéspedes mientras los lugareños no se cansan de contemplarlo. Castaway es, sin duda, el mejor remate de este crucero inolvidable. ¡Hay que vivirlo!
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” Fuentes www.eltiempo.com ”