Esta semana hizo carrera una noticia tan sorprendente como imprecisa: la Nasa revelaba la verdad sobre “el misterio del Triángulo de las Bermudas”, una región del Océano Atlántico que ha sido escenario de toda clase de historias fantásticas sobre desapariciones de aeronaves y embarcaciones junto con sus tripulantes.
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El ‘Triángulo de las Bermudas’ lo comprende el área que encierran sus tres aristas, conformados por las islas Bermudas, las Bahamas y Miami, con una superficie de poco más de un millón de kilómetros cuadrados, equivalente a la de un país como Colombia.
De acuerdo con los medios de comunicación (incluido EL TIEMPO), “los especialistas de la Nasa afirmaron que, cuando los satélites pasan por esta anomalía, son bombardeados con una radiación ‘más intensa que en cualquier otro lugar en órbita'”.
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Además, afirman que “esta irregularidad es conocida como la Anomalía del Atlántico Sur (AAS) y hace que, en el coloquialmente llamado Triángulo de las Bermudas, los rayos solares se acerquen hasta 124 millas a la superficie de la Tierra, en un rango de sondas en órbita terrestre baja”.
“Esto puede incidir en los accidentes de la zona que, posteriormente, podrían convertirse en desapariciones”, indican.
Finalmente, citan las declaraciones de un geofísico de nombre John Tarduno, profesor de geofísica de la Universidad de Rochester.
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Según los medios de comunicación, Tarduno explicó que “no me gusta el apodo del Triángulo de las Bermudas, pero en esa región, la menor intensidad del campo geo magnético acaba provocando una mayor vulnerabilidad de los satélites a las partículas energéticas, hasta el punto de que podrían producirse daños en las naves espaciales al atravesar en la zona (sic.)”.
¿Qué fue lo que dijo la Nasa, si es que en realidad dijo algo?
Para comprender la supuesta noticia lo primero es rastrear el origen de la información. En este sentido, hay que decir que la Nasa no ha dicho recientemente nada relacionado con el ‘Triángulo de las Bermudas’.
Una de las notas periodísticas de las que posiblemente proviene la información se titula ‘El triángulo de las bermudas: donde los hechos desaparecen’. Está en el portal LiveScience, y su autor es Benjamin Rashford.
La nota, de 2012, hace un repaso por las diferentes hipótesis que han tratado de explicar las supuestas desapariciones en el Océano Atlántico (entre ellas, que debajo de la masa de agua yace la ciudad mitológica de Atlantida, y que esta podría ser la causante del supuesto fenómeno).
En este artículo, por ninguna parte, se hace mención a la Nasa.
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La segunda nota en la que pudieron basarse los medios es más reciente, de agosto del 2020. En esta tampoco se hace mención a la Nasa, pero sí al ya citado John Tarduno, geofísico de la Universidad de Rochester, sin ninguna filiación conocida con la agencia espacial estadounidense.
Pero Tarduno no se refiere al Triángulo de las Bermudas. En cambio, el científico habla la Anomalía del Pacífico Sur (o SAA, por las siglas en inglés de Southern Atlantic Anomaly,), una región del espacio exterior sobre de este océano -entre Brasil y África, muy lejos del ‘triángulo de la Bermudas’- en la que los satélites y otros aparatos electrónicos se comportan de manera particular debido a una debilidad del campo magnético terrestre.
Muchos científicos han denominado a esta zona el ‘Triángulo de las Bermudas del Espacio’, un apodo que para académicos como el mismo Tarduno, resulta inconveniente por prestarse para malinterpretaciones.
Se trata, ahí sí, de un objeto de estudio no solo de la Nasa, sino de todas las agencias espaciales, pues la comprensión de esta región espacial es fundamental para el funcionamiento de sus distintas misiones, tripuladas y no tripuladas.
Prueba de lo anterior es que la Nasa ha dedicado diversos estudios a comprender la SAA.
Lo que dicen los científicos
Para comprender la SAA es importante entender el campo magnético de la Tierra:
“Nuestro planeta esta inmerso en un campo magnético, responsable de que la aguja imantada de las brújulas siempre apunte en la misma dirección. Este campo es generado por corrientes que fluyen en el núcleo líquido de nuestro planeta, al igual que sucede en otros planetas como Mercurio”, explica el físico Santiago Triana, quien ha dedicado su investigación a entender esta característica de la Tierra.
Según Triana, el campo magnético en nuestro planeta puede ser imaginado como una red de líneas que surgen del interior del planeta, cerca del polo Sur magnético, y que continúan sobre la superficie, antes de regresar al interior del planeta, cerca de lo que conocemos como el polo norte magnético.
Sin embargo, existe una región relativamente extensa en el Atlántico Sur, que incluye buena parte del continente suramericano hasta el extremo sur africano, donde la intensidad del campo magnético es la más baja de toda la superficie terrestre. Tal y como lo ilustra la imagen que acompaña a este artículo.
“Es una especie de depresión magnética que se desplaza muy lentamente hacia el Oeste; allí, la radiación presente en los cinturones de radiación de Van Allen (que rodean la Tierra), logra acercarse un poco más a la superficie del planeta, por lo que los satélites que cruzan esta zona encuentran altas dosis de radiación, lo que es muy inconveniente para sus componentes electrónicos”, asegura Triana.
El científico agrega que la existencia de esta Anomalía del Atlántico Sur hace que los ingenieros de los satélites procuren evitar órbitas que crucen la zona.
“Sin embargo esto no siempre es posible, como es el caso del Telescopio Espacial Hubble, que atraviesa rutinariamente esta zona y cuando lo hace no puede realizar observaciones. Incluso la Estación Espacial Internacional y sus astronautas también han sido afectados”, dice Triana.
Para Triana, la SAA ha estado presente por décadas y no es una causante de preocupación para los habitantes del sur de Brasil, Paraguay o Uruguay, por que la atmósfera terrestre por sí misma provee protección adecuada contra la radiación.
Por su parte, el astrofísico Santiago Vargas, quien se ha dedicado a estudiar al Sol y su influencia sobre la el planeta Tierra, agrega que la mayoría de las partículas de alta energía provenientes de la estrella, están asociadas al viento solar.
“La disminución en la intensidad campo magnético en la Anomalía del Atlántico Sur permite que tales partículas cargadas penetren en la atmósfera terrestre mucho más que en otras regiones, pudiendo generar consecuencias sobre las comunicaciones y satélites que, al pasar por esa región, son más vulnerables y pueden presentar fallos o daños en sus sistemas electrónicos.
Redacción Ciencia
” Fuentes www.eltiempo.com ”