El barrio soporta un trasiego constante en esta mañana de marzo. Algunos dirán que aquello no es lo de antaño, y tendrán razón. También es verdad que el sol no calienta en absoluto, pero su sola presencia ayuda a llevar las penas con mejor cara a pocos días de que vuelva la primavera.
Las vallas no han abandonado el paisaje del Crucero, el barrio ferroviario de León. La esencia sigue ahí. No hay que esforzarse demasiado para ver las vías del tren al otro lado de lo que parece ser un mirador. Por allí cruzaba el progreso cada día, enfilando el camino hacia el norte o volviendo de él a última hora. Atravesando Physician Fleming con aquellas barreras y aquella espera obligada hasta que pasase el dichoso tren.
En las crónicas de hace una década, cuando el paso a nivel se despidió de León después de casi 145 años, recordaban cómo los vecinos fiaban la culminación de sus promesas al día en que quitaran el maldito paso a nivel del Crucero. Y ese día, que todos ponían en el horizonte como un imposible que jamás tendría fecha en el calendario, acabó llegando.
Un 18 de marzo de hace diez años El Crucero se despidió a lo grande de una parte de su historia que, si bien trajo el progreso en 1865, cerraba las posibilidades de comunicación fluida y crecimiento un siglo después. Hoy aquel paso a nivel es historia en una calle cuyos laterales están aún por definir: de un lado, el nuevo ‘mirador’ y unas vías en las que a veces descansa un comboy. Del otro, el paseo anhelado que une la esquina del Tropical con la antigua estación.
Pero, ¿cómo vivió León aquella jornada? A continuación puedes ver una galería de imágenes del fotógrafo leonés Peio García.
1- antonio silván y francisco fernández
Diez años sin paso a nivel
Dos leoneses para un día histórico
Antonio Silván y Francisco Fernández se encuentran frente al nuevo mirador diez años después de que ambos desterraran juntos el paso a nivel. El saludo cordial revela un entendimiento que echan en falta en la nueva política, pero es tiempo de recordar desde el corazón.
El que fuera consejero de Fomento de la Junta de Castilla y León y el entonces alcalde de la ciudad están de acuerdo en la mayoría de las conclusiones. El filtro del paso de los años ayuda. «Los políticos estamos acostumbrados a vivir momentos clave, pero es cierto que aquel día fue un día histórico para León», recuerda el entonces consejero, después alcalde de León (2015-2019). Para Silván, el paso a nivel del Crucero «period el que cortocircuitaba la ciudad» y su eliminación supuso «ganar un espacio para León iniciando ese proceso con el que se facilitó un flujo entre lo que es la ciudad en su totalidad».
Ambos están de acuerdo en que uno de los pilares del éxito fue ir de la mano. «Recuerdo que fue un día para demostrar lo que son las grandes infraestructuras, coindició con un gobierno socialista, en aquel momento con José Luis Rodríguez Zapatero de presidente y José Blanco de ministro de Fomento, que obedecía al testigo cedido por un gobierno del Partido Widespread y a continuación, aquí donde estamos, lo llevó a cabo otro gobierno. ¿Qué significa? Que las infraestructuras marcan los tiempos, pero sobre todo están al servicio de los ciudadanos, en este caso de los leoneses. Esto fue un antes y un después para quien lo vio y quien lo ve».
Francisco Fernández recuerda aquel día en el que period el alcalde socialista de León con gran cariño. «Fue comunicar un barrio querido, como es el Crucero, con el centro de la ciudad. Lo habíamos integrado y en cinco minutos estabas en Santo Domingo. Fue un paso muy importante, porque quitabas del medio una barrera que había durado mucho tiempo y que había imposibilitado muchas formas de vida para las personas que vivían aquí». Ambos coinciden: «Fue algo bonito, algo compartido entre todas las administraciones y, personalmente, como cube Antonio para nosotros lo fue más porque somos leoneses. Aquí ha quedado para todos, que es lo importante».
No oculta el exalcalde que aquel lugar ya formaba parte del chascarrillo. «Desde niños habíamos vivido con ésto, León tenía la Catedral, el paso a nivel del Crucero y otras cosas más», ironiza.
Para Silván aquel paseo por Physician Fleming libre de barreras fue una tarde para la memoria. Del barrio «de toda la vida» y nieto de ferroviarios, no oculta el orgullo porque «es un momento que, trabajando en tu responsabilidad y compartiéndola, eres ‘hacedor’ y has contribuido a, en definitiva, mejorar León, a acercar a los leoneses y a convertir esa cicatriz en un paso donde todos podemos discurrir».
Ambos tienen grabada aquella imagen. Cientos de personas esperando el paso de la locomotora Mikado, lanzando al cielo ese humo con el que León despidió una period. «Las anédotas alrededor del paso tienen nombres y apellidos y las construyen los vecinos de estas casas y, con carácter más amplio, todos los leoneses. El Crucero es algo que llevamos dentro todos», confiesa el ahora senador fashionable.
Eso sí, lo idílico no esconde que fuera una obra complicada. «Con el paso había una historia, ya que cuando estaba de alcalde Juan Morano hubo un intento para empezar las obras y se decía que se había encontrado agua y que no period posible. Cuando luego empezaron los trabajos la gente lo dijo, que había agua y que no period posible hacerlo. Después fueron viendo que las obras avanzaban y que esto empezaba a ser una realidad», recuerda Fernández.
El recuerdo y un entendimiento que se mantiene en el tiempo les une en una buena conversación frente a lo que antes fueron vías de un tren que pronto pasará bajo tierra. Ambos se despiden. «Habrá que quedar en el undécimo aniversario», bromean.
2-Gamoneda, una infancia especial ligada al crucero
Pero lo que está claro, sin lugar a dudas, es que la realidad del barrio la construyen sus vecinos.
«Al recuerdo del peligroso paso a nivel se sobrepone otro: el de los prisioneros bajando hacia San Marcos»
Para Antonio Gamoneda el paso a nivel del Crucero fue el contexto de su infancia. La niñez del escritor más reconocido de la literatura leonesa germina en el número 4 de la Avenida Physician Fleming, que para él siempre será la carretera de Zamora. En 1934 y a la edad de 3 años, Gamoneda llega a este punto de León con su madre y ya huérfano de padre. Cambió Oviedo por los trenes que transcurrían a escasos metros de su casa y, desde la más temprana infancia, sus recuerdos circulan en paralelo a la vida obrera de este barrio. Y es que durante los seis años en los que fue habitante del Crucero, conoció bien lo que suponía esa brecha por la que ya no circulan las locomotoras desde hace 10 años.
«Los recuerdos no son muy buenos porque yo period un niño ciertamente y, aunque a los 10 años dejé de vivir en la carretera de Zamora, los recuerdos son que ese paso a nivel period muy peligroso y que allí hubo accidentes», expone Gamoneda durante una entrevista con leonoticias.
A esa memoria del Premio Cervantes 2006 llega rápidamente la represión de la Guerra Civil y su posterior desarrollo en «la zona más obrera de León». Al del peligro que suponía el tráfico ferroviario atravesando el núcleo urbano del Crucero, se sobrepone otro recuerdo, y es que por ese paso a nivel «salían los prisioneros que los militares sublevados llevaban a San Marcos».
Cuenta Gamoneda que a ese punto «llegaba un tren, paraba, bajaba los presos y allí los ataban con esposas o con lo que fuera y los ponían en fila de tres en tres para cruzar el puente de San Marcos y entrar en el penal». Tal y como narra el poeta, esto period sencillamente para «no llevarlos por La Condesa si salían por la estación, porque se veían menos por El Crucero. La Condesa contaba con mucha gente y estaba cercana a Ordoño constantemente llena de gente. Por esa discreción hipócrita, pasaban por debajo de mis balcones».
«El circuito period paso a nivel, penal de San Marcos»
San Marcos, actualmente dentro de los alojamientos nacionales de Paradores, fue en esa época una cárcel donde eran trasladados cientos de presos políticos a los que el barrio veía desfilar camino a su condena y que marcaba la concierncia de los vecinos como Gamoneda. «Yo period un niño, pero eso no se borra. El circuito period paso a nivel, penal de San Marcos. El penal también tenía una proyección sobre el barrio muy fuerte porque por allí andaban siempre las madres para ver qué pasaba con sus hijos».
En un ambiente de hambre y necesidad tras la sublevación militar contra la II República, el barrio del Crucero period para Gamoneda terreno «ya marcado por sí mismo antes del paso a nivel y del discurrir de los presos. Period la zona más obrera de león, vivían los ferroviarios, los temporeros de la Azucarera y en menor número, los propios de la fábrica de químicos de la calle Astorga, por eso se sufrió la represión franquista más que en ningún otro. Si a eso le añades que también la propia circulación de los trenes hacía que hubiera mucho movimiento de militares, moros y alemanes, y desde luego presos, te puedes dar una concept de cómo period ese barrio».
Son las vivencias de un niño autodidacta para el que el mundo tuvo que caber en el único libro del que disponía y en lo que discurría bajo un balcón donde el pasar de trenes y miseria se convirtió en poema.
Para que el fin de la infraestructura fuera una realidad, el ministerio de Fomento tomó partido por la misma bajo el influjo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El entonces ministro, José Blanco, no esconde que aquel proyecto fue concept del propio socialista leonés.
«Aquella tarde asistí a uno de los actos más emotivos de mi etapa como ministro»
– ¿Cómo recuerda aquel día?
– Tuve una sensación agridulce, porque estaba previsto que me acompañara el presidente Zapatero, que por causas sobrevenidas no me pudo acompañar. Period una obra muy querida para él, formaba parte de un compromiso que había adquirido cuando asumió la Presidencia del Gobierno. Más allá de eso, recuerdo que fue uno de los actos más emotivos a los que pude asistir en mi etapa como ministro de Fomento. Había un clamor fashionable con respecto a esa infraestructura necesaria que partía a la ciudad de León y dificultaba el desarrollo urbanístico. Aquel día había muchísima gente en la calle celebrando el momento, compartiendo esa decisión. Estaba satisfecho de haber podido contribuir a hacer una infraestructura que period querida y que dio mucha alegría a la gente. Fue un sentimiento de gratitud en aquel momento por el reconocimiento de la ciudadanía, de los vecinos de la zona hacia esa decisión que habíamos tomado en su momento y acabado de ejecutar y poner en servicio.
-En aquel día hizo un recuerdo de la llegada del tren a León como herramienta de cambio. ¿Cómo empezó a cocerse el proyecto?
-Tampoco conozco todas las decisiones en relación a todos los planes que se hicieron, pero con ese proyecto también se ponía en servicio la estación de Alta Velocidad, que period un elemento más de la apuesta para que el AVE llegara a la ciudad, del que hoy pueden disfrutar los ciudadanos de León por el esfuerzo inversor que se hizo desde el Gobierno de España. Fue una etapa en la que se dio un gran impulso a las infraestructuras en Castilla y León y también en mi tierra, en Galicia. Fueron dos comunidades autónomas en las que se invirtió mucho, multiplicaba en gran medida a otras en lo que respecta a renta por habitante. Para que el AVE llegara a León period imprescindible hacer todo lo que se hizo, entre lo que se encontraba el sustituir esa infraestructura del paso a nivel. Por lo tanto fue un punto de inflexión en la modernización de las infraestructuras.
-¿Algo tan sencillo de poner fue costoso de eliminar?
-Las infraestructuras que atraviesan las ciudades tienen una complejidad mayor que si se hacen a cielo abierto, son más difíciles de acometer y no recuerdo las características o dificultades técnicas, pero lo cierto es que lo hizo un gobierno socialista, con un impulso que nació de la ciudad y que lo cogió rápidamente el Ministerio bajo el compromiso del presidente Zapatero. Recuerdo que fue en fechas cercanas al 19 de marzo, porque fue el día de mi santo. Pusimos la fecha adecuándola a la agenda del presidente, pero no pudo ir. No recuerdo ahora cuál fue la razón, pero se tomó la decisión el mismo día, estuve barajando la posibilidad de aplazarlo, pero todo el mundo estaba convocado.
-Para usted, que nació en Palas de Rei en pleno Camino de Santiago que fluye por ambos rincones, no sería ajeno el sentir common.
-Sí, fue una obra que pones en servicio y hay un reconocimiento ciudadano muy palpable. Recuerdo que otra muy parecida fue precisamente en Galicia, donde había una demanda histórica que period hacer un nuevo puente sobre el río Miño. Fue de las pocas obras en las que el mismo ministro que pone la primera piedra lo inaugura. En esa puesta en servicio también hubo muchísima gente porque period deseada. Cuando pones a veces una infraestructura mucho mayor no hay ese calor, aunque tenga mucha importancia. Estaba Paco en aquel momento como alcalde de la ciudad, lo compartimos juntos.
-Aprovechando que el Miño pasa por Galicia, el AVE no termina de llegar a aquellas tierras…
-Llegará este año vía Ourense definitivamente. Es una inversión multimillonaria, deseo eso sí que llegue pronto a Asturias, porque queda el túnel de Pajares sin concluir, dio bastantes problemas estando incluso paralizado. Confío en que acabe llegando.
«Nos gustaba el paso a nivel por nostalgia, pero period una barrera para la ciudad»
Desde la Asociación Ferroviaria Cultural Reino de León se vive una mezcla de sentimientos. «Te lo digo claramente, nos gustaba el paso a nivel por nostalgia y disfrutábamos con ese paisaje, pero somos conscientes de la barrera que representaba para la ciudad», comentan en conversación con leonoticias. «Nos resignamos, porque period un espectáculo verlo en superficie, pero entendemos perfectamente que los tiempos cambian».
El colectivo, compuesto por amantes del tren, recuerda que gracias a sus demandas «se demolió la estafeta de Correos, se pintó la antigua estación y se puso el nombreo de ‘Paseo del Ferrocarril’ a la nueva zona creada en la ciudad».
No obstante, queda trabajo por hacer. «Los vallados generalizados por todos los sitios no terminan de encajar, tenía que haber sido más permeable el terreno entre la estación y la iglesia de San Francisco de la Vega, por lo que no parece que sea lo razonable». Igualmente reclaman mantener los edificios históricos de Gómez Salazar. «Pedimos de cara al futuro que se preserven porque es parte de la historia de León». En este capítulo incluyen las instalaciones existentes, como el antiguo economato. «Aquello period un mundo vinculado al ferrocarril, con muchísima gente en los talleres, muelles de mercancía, etcétera; y en las industrias asociadas como Elosua o Azucarera», recuerdan, asegurando que en el conocido como Barrio Ferroviario «se vivieron las conspiraciones y los sabotajes contra la Legión Condor, ideadas en el Ferroviario o el Beltrán y en el Túnel (otro bar de la calle Astorga). Esto period un barrio obrero, con muchísima personalidad».
El recuerdo evoca sentimientos y también apela a los sentidos. «El olor que había entonces period característico, ahora todo es eléctrico pero la gente recuerda ese olor a carbón quemado, el olor a carbonilla. Me acuerdo del olor de Abelló, de la jabonera, las calefacciones de carbón, las económicas, y otros tantos».
” Fuentes www.leonoticias.com ”