Hace un año la pandemia obligó a paralizar por completo el tráfico de cruceros, dejando a estos grandes buques fondeando a la espera de que el Gobierno vuelva a abrir los puertos. Este parón se producía a inicios de una temporada, que se cerró con la llegada de un solo barco de pasaje al Port de Tarragona. Atracó a inicios del mes de marzo, pocos días antes de decretarse el estado de alarma, lo que dejó un registro de tan solo 1.303 personas en la serie histórica del puerto. La cifra está lejos del récord que se había conseguido en 2019, cuando el tráfico fue de 128.089 viajeros. Sin embargo, la decisión de la Comisión Europea de impulsar un certificado digital abre una puerta para el optimismo de cara a una próxima recuperación de esta actividad.
«Las grandes navieras estarán muy atentas al anuncio para poder solicitar el levantamiento de la prohibición», afirmaba el presidente del Port de Tarragona, Josep Maria Cruset, horas antes de conocerse la decisión. De momento, la temporada es un interrogante. «Estamos en el mismo escenario que en 2020, las compañías tienen escalas reservadas, que van desactivando a medida que se acerca la fecha y las barreras siguen cerradas», afirmó Cruset.
La posibilidad de disponer de un pasaporte que permita acreditar si la persona se ha vacunado, si tiene anticuerpos por haber superado la covid o una prueba PCR negativa abre un nuevo escenario. «Si todas las personas que suben a bordo están inmunizadas, los desplazamientos son seguros tanto para los viajeros como para las ciudades que los reciben», afirmaba Cruset. Una posibilidad sobre la que hay puestas muchas expectativas de cara a la recuperación de la actividad turística a partir del verano.
La reactivación del sector no será inmediata, ya que las navieras prevén que cuando se levante la prohibición necesitarán unos dos meses para movilizar toda la infraestructura y poner en marcha desde cero la industria. Mientras tanto, el Port de Tarragona sigue preparándose para que la actividad de cruceros pueda seguir creciendo de cara a un futuro. Este mes de junio acabarán las obras de construcción de la primera fase del Moll de Balears, un proyecto en el que el puerto ha invertido la cifra de 30 millones de euros y que ha alcanzado la fase ultimate de ejecución.
Según explicó Cruset, «se ha cumplido rigurosamente el calendario» para que la nueva terminal pudiera empezar a operar de cara a esta nueva temporada. Se está ultimando la escollera y retirando el excedente de tierra, antes de iniciar el asfaltado. El presidente del Port ayer reconocía la posibilidad de que esta nueva infraestructura esté acabada cuando la actividad de cruceros aún esté parada. «Podría pasar, pero aprovecharemos este periodo para seguir con los trámites de la concesión de la terminal y simultáneamente tendremos el muelle disponible, por lo que si durante unos meses tenemos que darle otro uso provisional no tendremos ninguna dificultad, ya que es una terminal que es multifuncional», aseguró.
” Fuentes www.diaridetarragona.com ”