Desde incluso antes de que se detectaran casos de COVID-19 en Uruguay, el Casmu estuvo en la primera línea de combate a la pandemia. La atención a pasajeros y tripulantes del crucero Greg Mortimer, elaboración de un plan de atención basic, cobertura de los residenciales de ancianos, ampliación de sus CTI a 65 camas y hasta iniciativas en el campo de la investigación fueron algunas de sus principales acciones.
“Dimos todo lo que teníamos para dar para que Uruguay saliera adelante. Fuimos incluso más allá de los pedidos del gobierno, como las propuestas para los residenciales o la investigación. Casmu es el buque insignia del sistema de salud”, aseguró el presidente de la institución, el physician Raúl Rodríguez.
EL PRINCIPIO
Todos recuerdan el momento en que apareció el primer caso en el país. Pero Casmu se preparó unos meses antes para hacer frente a la pandemia. En
enero de 2020, la institución formó un comité de emergencia por iniciativa de la Dirección Técnica, a cargo de la doctora Ana Soca. Se anticipó que la llegada de la pandemia al país, además de repercusiones sanitarias, tendría consecuencias éticas y laborales, por lo cual se dio participación en ese grupo al Sindicato Médico, a la Sociedad Anestésico Quirúrgica, a la Asociación de Funcionarios del Casmu y al Colegio Médico.
“Pensamos que si la pandemia llegaba, como ocurrió, muchos médicos o enfermeras iban a estar al frente del combate. Si no alcanzaban los intensivistas, íbamos a tener que sumar a cardiólogos o generalistas. Era un tema laboral y ético además de sanitario”, indicó Rodríguez.
El 13 de marzo se conocieron los primeros contagios. El Casmu dividió entonces su sector de emergencia entre casos comunes y casos de COVID-19. Lo mismo ocurrió con el tratamiento intensivo. Así, se estableció lo que Rodríguez definió como “el CTI más grande del país”, con 65 camas, todas con respirador.
Además, médicos y private de enfermería que no estaban destinados a los casos de coronavirus fueron enviados a sus casas, sin dejar de percibir sus salarios, como reserva. “Nos preparamos para la guerra, pero afortunadamente la guerra no vino con la crudeza que tuvo en otros países. Este personal extra no tuvo que ser llamado”, explicó.
A la vez se estipuló que para la atención a domicilio, a través del servicio de emergencia móvil del Casmu (1727) los llamados de pacientes con fiebre o síntomas serían atendidos con protección especial reforzada.
Las medidas fueron certeras, ya que hasta el momento ninguno de los médicos o enfermeros se contagió en sus instalaciones. “Tuvimos casos pero provinieron de afuera”, detalló.
EL GREG MORTIMER
Rodríguez recordó el momento en que se produjo la situación del Greg Mortimer como uno de los más cruciales. La iniciativa de atenderlos surgió de la institución. “Llamé al ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, para ofrecer ir al rescate del barco. Nos respondió afirmativamente al encomendar la tarea al Casmu y al Hospital Británico”, contó.
La actitud del private fue extraordinaria. “Enseguida comenzaron a aparecer médicos, enfermeros y choferes de la institución ofreciéndose para colaborar con solidaridad y sin preguntar cuánto iban a cobrar. Nos sobraban voluntarios, por eso hicimos una selección y enviamos 13 emergencistas, dos intensivistas y un intensivista cardiológico, además de enfermeros de alto nivel”, añadió. Remarcó la conducta de un enfermero de 63 años, que pese a ser población de riesgo optó por ir a ayudar, al igual que la médica de Rocha, Cibeles Franchi, que puso por delante su vocación para colaborar con los tripulantes.
El episodio se transformó en una odisea. Los pasajeros fueron atendidos y luego volaron a sus respectivos países. Se atendió también a los tripulantes. El médico del barco, Mauricio Usme, se había contagiado y tuvo que ir al CTI hasta que se recuperó. Un tripulante de origen filipino falleció. La tripulación que quedó en el barco empezó a sufrir problemas psicológicos por la situación. Eso llevó a que la vicepresidente del Casmu, Andrea Zumar, propusiera acciones adicionales.
Casmu, en contacto con los propietarios del barco y el entonces canciller, Ernesto Talvi, ofreció su Sanatorio 1 para alojarlos. Finalmente el Greg Mortimer hizo un acuerdo por el cual los tripulantes con exámenes positivos fueron a un resort y los negativos a otro. Pero el Casmu realizó el seguimiento médico y psicológico de esas personas a través de telemedicina, hasta que recibieron el alta.
RESIDENCIALES E INVESTIGACIÓN
Otro tema fueron los residenciales, que podían convertirse en el punto débil del sistema, de acuerdo con lo que venía ocurriendo en otros países.
“Llamamos al secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, para ponernos a las órdenes. Nos dijo que MSP iba a reunir a todos los prestadores de salud para determinar qué se iba a hacer. Y todos se hicieron cargo del tema. A Casmu le tocó atender 60 casas de salud y lo seguimos haciendo. Esto determinó que los contagios pudieran controlarse, a diferencia de lo ocurrido en otras partes”, explicó Rodríguez
Una acción adicional que el Casmu encaró en estos doce meses de pandemia es la investigación. A través de un convenio con el Ministerio de Educación y Cultura y el Instituto Clemente Estable se acordó realizar dos acciones.
Por un lado, se analizó la existencia del coronavirus sobre distintos tipos de superficie. Es un trabajo que se aplicó por ejemplo para determinar cuáles elementos de las unidades del transporte público podrían alojar el virus.
Por otro lado, se está trabajando en la elaboración de un take a look at rápido de saliva que pueda agregarse al hisopado para lograr resultados mucho más rápidos. Esta investigación se encuentra ahora en la etapa de validación.
“Hay temas asistenciales, de educación (el estímulo a la prevención y los cuidados de la gente), la atención y la investigación. Todo eso demuestra la importancia que tiene del Casmu en la atención de la salud en Uruguay”, dijo su presidente, Raúl Rodríguez.
“Las acciones cumplidas muestran el poderío técnico y humano del Casmu”, remató.
” Fuentes www.elpais.com.uy ”