Visitar Turquía es prepararse para vivir una experiencia de historias, aromas y sabores. El país, que se extiende desde Europa oriental hasta Asia occidental, tiene sus puertas abiertas al turismo para quienes entren con una prueba PCR negativa y quieren deslumbrarse con un recorrido que va desde las ruinas del antiguo Imperio romano hasta la modernidad de la cosmopolita Estambul, que no en vano se encuentra entre los primeros lugares de los diferentes listados de las mejores ciudades del mundo para conocer.
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Llegar al aeropuerto internacional de Estambul es el comienzo para sumergirse en un mundo que combina lo más profundo de la cultura islámica, pese a no ser un país que pertenezca al mundo árabe, con lo que se denomina la ‘raza turca’, que converge en 22 grupos étnicos de un sistema político secular en el que los turcos, los kurdos y los armenios son los de mayor población.
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Precisamente por eso, en la ciudad se puede ver el contraste de hombres y mujeres que siguen a cabalidad la religión islámica, caminando junto a otros que pueden ser creyentes, pero cuya apariencia es más moderna y no acorde con la norma de la religión.
Así mismo es la arquitectura. La ciudad está cubierta por modernos hoteles que se asientan junto a impresionantes mezquitas, como la de Solimán el Magnífico, sultán del Imperio otomano entre 1520 y 1566. Visitar este recinto es más que un deleite para los ojos, pues, diseñado por el arquitecto Mimar Sinan, contemporáneo de Vignola, Juan de Herrera, Palladio y Miguel Ángelo, fue construido bajo la representación de Solimán como un segundo Salomón.
A unos pasos de ella, y en el lado europeo de Estambul, se encuentra precisamente la bizantina Santa Sofía, una antigua basílica ortodoxa que posteriormente fue convertida en mezquita, luego, en museo, y desde 2020, nuevamente, en una mezquita. El diseño de Santa Sofía es obra del arquitecto y físico jonio Isidoro de Mileto y del matemático y arquitecto lidio Antemio de Tralles, y entrar en ella es una experiencia obligada para cualquier viajero que visite Estambul.
De la misma forma, la mezquita Azul o mezquita del Sultán Ahmed, ubicada justo enfrente de Santa Sofía, encanta por su arquitectura, su historia y la enorme cantidad de arte que en ella se puede apreciar. A diferencia de las otras, sus paredes están adornadas con millones de mosaicos azules, obra de Sedef-kar Mehmet Aga, discípulo del arquitecto Sinan.
Sin embargo, no menos imponentes e interesantes son las otras decenas de mezquitas que se pueden encontrar en la ciudad, algunas menos presuntuosas que otras, pero todas bajo un aura de misticismo y devoción que, además, se adornan con los conocidos como adhan o llamados a la oración que retumban en las calles y estremecen a los transeúntes que van al paso.
Otro imperdible en Estambul es el paseo en barco sobre el estrecho del Bósforo, donde se pueden apreciar los dos continentes (Asia y Europa), porque Estambul está sobre ambos, mientras se ve a los pescadores en plena faena, cuyo fruto después será llevado a la mesa para quienes quieran probar un delicioso sánduche de pescado en el puerto, acompañado de unas deliciosas castañas asadas y bañadas en chocolate, que se encuentran en casi todas las cuadras como puestos de comida callejera.
Mercado de las Especias
Aromas y sabores sobran en Estambul, y el Mercado de las especias es precisamente uno de esos lugares que no pueden pasar inadvertidos para los amantes de la cocina y su variedad de condimentos que parecen un fino tapete, expuestos en las vitrinas con infinidad de colores y olores.
En el lugar también se ofrecen todo tipo de dulces, todos de altísima calidad y con las mejores texturas. Abundan aquellos hechos con tipos de nueces como el pistacho, y también resaltan los de variedad de chocolate que a easy vista parecen un manjar, pero en el paladar se convierten en indescriptibles sensaciones. Para los viajeros se ofrece en todos los puestos degustación de diferentes tés de la región, todos servidos en hermosas vajillas y con una atención que hace sentir al visitante como si estuviera en casa.
Además, no sobra resaltar la versatilidad de los turcos para hablar diferentes idiomas, y para resaltar características de cada una de las personas que visitan el mercado. No falta el que empieza a bailar como Shakira y cantar sus canciones, así como el que canta La tierra del olvido, de Carlos Vives. ¡Toda una maravilla!
Al salir de allí con bolsas cargadas de deliciosas especias, muchos optan por pedir que los acerquen al Gran Bazar, donde se puede comprar todo tipo de souvenirs de Turquía; entre ellos, hermosos llaveros con el ojo turco, billeteras y colgandejos para el hogar. La razón por la que muchos viajeros optan por ir de compras a Estambul resulta evidente en lugares como este, pues la lira turca es una moneda que al cambio del peso resulta bastante económica, por lo que se pueden adquirir variedad de regalos a precios bastante interesantes.
Así como estos dos últimos lugares, el mercado de las especias y el Gran Bazar son una maravilla para quienes aman las compras, también son sitios donde se puede apreciar e interactuar con la cultura native. Quien entra sale con una sonrisa al escuchar amenas conversaciones entre los mismos turcos, y de seguro con más de un amigo para volver a comprar en ese native en una próxima ocasión. Eso sí, no sin antes aprender a negociar como ellos, que definitivamente son bastante habilidosos en ello.
Ankara y Capadocia
Otro magnífico lugar para visitar en Estambul, antes de coger rumbo a otras ciudades, es el palacio de Topkapi, que fue el centro administrativo del Imperio otomano desde 1465 hasta 1853. Allí se pueden encontrar todo tipo de artefactos pertenecientes a los otomanos que van desde espadas, armaduras, pasando por bibliotecas, hasta todo lo relacionado con sus grandes sultanes y sus sucesores.
En un viaje de tan solo 5 horas y media se puede llegar de Estambul a la capital política, Ankara, una ciudad imponente, llena de modernidad y que, además, alberga Anitkabir, el mausoleo de Mustafá Kemal Atatürk, el líder de la guerra de independencia turca y el fundador y primer presidente de la República de Turquía.
Entrar allí es como volver al pasado y ver a los soldados custodios metidos en urnas de cristal haciendo turnos para salvaguardar el mausoleo. Es, asimismo, un lugar adornado también por figuras romanas como leones y grandes vigas de concreto de la época.
El recorrido sigue desde Ankara hacia la provincia de Kayseri, por más o menos tres horas y media; allí recibe a los visitantes el monte Erciyes, totalmente adaptado para actividades de nieve como el esquí, incluso a nivel profesional.
Luego de un día de actividades extremas se puede llegar, tras una hora de camino, a la inigualable Capadocia, una ciudad adornada por las curiosas formaciones rocosas de chimeneas de hadas, que incluso algunas cadenas hoteleras han aprovechado para atraer turistas a una experiencia mágica.
Pero las chimeneas no son el único paisaje que se puede disfrutar, también un paseo por el desierto en vehículos 4 × 4 es una maravillosa oportunidad para conocer bien la región y deleitarse con los paisajes y los atardeceres para terminar la caída de la noche con una divertida noche turca llena de bailes y vino caliente.
Además, el plan predilecto de los visitante en el lugar es el de dar un paseo en globo. Lo que nadie alcanza a dimensionar es el imponente tamaño de estos gigantes de colores que son abordados en horas de la madrugada para lograr ver el amanecer a una altura aproximada de 1.500 metros. Es una experiencia inolvidable.
La región también es casa de una de las joyerías más famosas del mundo, se trata de Konak, donde se pueden conseguir desde turquesas (piedra reconocida en Turquía) hasta hermosos diamantes e infinidad de otras piedras trabajadas de manera detallada. El edificio que las custodia es también toda una joya arquitectónica que ha sido casa de diferentes novelas que hoy se pueden ver en las franjas televisivas de los canales colombianos.
Saliendo de ahí se toma un trayecto de siete horas y media en carro para llegar a Pamukkale, que alberga la famosa Hierápolis, una antigua ciudad helenística patrimonio de la humanidad, establecida alrededor del 180 a. C. por Eumes II, el rey de Pérgamo.
Luego de hacer un recorrido por la historia del lugar se puede emprender carretera hacia Éfeso, que en la antigüedad fue una de las doce ciudades jónicas a orillas del mar Egeo. Allí se puede visitar la que fue la casa a la que, de acuerdo con los guías locales, el apóstol San Juan llevó a la Virgen María después de la crucifixión de Jesucristo, huyendo de la persecución en Jerusalén. Allí se camina por la humilde construcción, llena de misticismo e historia, y participar en misas en inglés, español y latín.
Por último, desde Éfeso se puede seguir el viaje de 23 minutos por carretera hacia la hermosa Kusadasi, ciudad balneario por excelencia y donde se puede apreciar en todo su esplendor el Egeo (parte del mar Mediterráneo comprendida entre Grecia y Turquía). El área ha sido un centro de arte y cultura desde la antigüedad, y fue fundada en el 3000 a. C.
* Este viaje fue una invitación de la agencia Mega Journey, especializada en el destino Turquía
Si usted va
Para llegar a Turquía desde Colombia, la agencia Mega Journey tiene planes que van desde los 4’799.000 y que incluyen visitas guiadas a las principales ciudades y monumentos. Los interesados pueden ingresar a www.megatravel.co/
MARÍA DEL MAR QUINTANA CATAÑO
ENVIADA ESPECIAL DE VIAJAR
” Fuentes www.eltiempo.com ”