UTR. A priori, es tan sólo una sigla más entre las muchas que pueblan el panorama tenístico. Sin embargo, hay más —mucho más— detrás de estas simples letras. Mientras todos los focos del mundo del tenis estuvieron puestos en Australia o en la vuelta de Andy Murray a los Challengers, cuatro torneos UTR celebrados en España en febrero han pasado desapercibidos por completo. En este artículo vamos a descubrir qué es el UTR y cómo surgió, y veremos la incursión que están haciendo en los torneos profesionales, con testimonios de jugadores y organizadores.
UTR son las iniciales de Common Tennis Score. Y digo bien score (calificación, índice), y no rating, como pide el cuerpo, porque el UTR no es otro sistema de rating más. El UTR es el resultado numérico de un algoritmo que busca evaluar el nivel de tenis en una escala common. Es common porque puntúa a cualquier jugador en un rango creciente de 1 a 16,50: los mejores jugadores tienen un UTR más alto, pero cualquier persona tiene una puntuación en la misma escala, ya sea hombre o mujer, joven o anciano.
El algoritmo tiene en cuenta los treinta últimos partidos jugados en los últimos doce meses, y a cada partido le asigna una calificación y una importancia.
La calificación del partido depende de dos factores: del UTR del contrincante y de lo ajustado que haya sido el marcador, según el porcentaje de juegos ganados. Con estos dos ingredientes el algoritmo calcula un resultado esperado. Si alguno de los rivales rinde mejor de lo previsto, su UTR subirá (y viceversa). Esto significa que si el algoritmo piensa que un jugador va a ganar 6-1 6-1 y finalmente gana 7-5 6-4, el perdedor mejorará ligeramente su UTR.
Por otra parte, la importancia del partido depende del formato (mayor cuanto más largo sea el formato: los partidos a cinco units cuentan más que los partidos a tres units, o con supertiebreak, o con formato Fast4); de la diferencia entre UTR (más importante cuanta menor sea la diferencia); de la fecha del partido (cuanto más reciente sea, más peso tiene el partido); y de la fiabilidad del UTR del rival (si el oponente ha jugado muchos partidos, el UTR estará más ajustado a la realidad). Además, si la diferencia entre UTR es mayor de 2 puntos el partido no se tendrá en cuenta, salvo que el rival más débil dé la campanada.
Con todo lo anterior, cada jugador obtiene su score UTR, que se actualiza diariamente. Con este score se puede hacer un rating UTR, en el que el jugador con mayor UTR será el primero del rating, y así sucesivamente.
Como vemos, el paradigma cambia por completo respecto a la forma de puntuar de la ATP y la WTA, pues el UTR no tiene en cuenta ni las victorias ni la ronda del torneo. Sin embargo, el resultado del rating UTR se parece —relativamente— a los rankings ATP y WTA.
El UTR produce un número en una escala common, en la que todo el mundo se puede comparar. Siguiendo esta regla, ¿qué pasaría si enfrentamos a los mejores tenistas ATP y WTA? En la actualización del UTR del 4 de marzo, los líderes son Rafa Nadal (15,95) y Naomi Osaka (13,38). Con una diferencia de más de dos puntos y medio, el resultado sería aplastante a favor del manacorí. Habría que descender hasta el número 855 del rating UTR para encontrar tenistas con el mismo UTR de 13,38 que Osaka: Deney Wassermann (1937 ATP), Davide Galoppini (651 ATP), Rowland Phillips (1454 ATP), August Holmgren (1120 ATP), Quentin Folliot (690 ATP) y Gabriel Petit (530 ATP). Por tanto, según UTR un partido entre alguno de estos tenistas y la campeona del Open de Australia 2021 estaría igualado… En este sentido, hace unos años John McEnroe dijo que si Serena Williams jugase en el circuito masculino sería la 700 del mundo. En cualquier caso, las comparaciones son odiosas y el UTR no se diseñó pensando en estos embolados.
Sin embargo, un score common sí que parece ser algo que despierta interés, pues la ITF está a punto de lanzar su propia versión del UTR, el ITF World Tennis Number (WTN). El enfoque es related, valorando a cada jugador en una única escala, si bien en este caso va de 40 (menor nivel) a 1 (mayor nivel) y tiene en cuenta los units en lugar de los juegos.
Pero… ¿de dónde sale el UTR? Aunque seguramente alguno haya oído hablar del UTR en estos últimos meses, su origen es muy anterior. A principios de los 2000, Dave Howell, un profesor americano de tenis, buscaba cómo conseguir que los niños jugaran partidos competitivos, pues creía que period la mejor manera de que mejoraran su nivel y se animaran a seguir compitiendo. Para ello, definió un partido competitivo como aquél en el que el perdedor ganaba la mitad más uno de los juegos necesarios para ganar el partido. Analizando decenas de miles de partidos, consiguió crear un score que le permitió aumentar el número de partidos competitivos entre juniors. Debido a su éxito, el sistema se fue implantando en muchos otros lugares de Estados Unidos y en 2008 montó la empresa UTR junto con su amigo informático Alex Cancado, que le había estado ayudando con los cálculos. A partir de entonces, esta forma de evaluar jugadores se fue extendiendo todavía más, e incluso llegó a las universidades americanas, donde solucionó un problema tremendo: a la hora de fichar jugadores, los entrenadores no tenían una forma fácil de conocer su nivel y de compararlos. El UTR permitió evaluarles sin importar de qué país vinieran, cuántos partidos hubieran jugado o contra qué rivales. De hecho, desde 2016 la ITA, la organización del tenis universitario americano, usa el UTR para las competiciones y rankings, y es uno de los factores más importantes a la hora de conseguir una beca.
En 2018, UTR fue adquirida por un grupo de inversores con gente de Oracle, Tennis Channel o la Main League Baseball. A partir de entonces, se fueron sumando socios como Larry Elison (fundador de Oracle y dueño de Indian Wells), Tennis Australia, Team8 (la agencia de Roger Federer) o la Novak Djokovic Basis. Sin embargo, el nombre de UTR comenzó a ganar presencia en los medios de todo el mundo durante la pandemia. A principios de mayo, con la mayoría de los países todavía confinados, UTR organizó las UTR Professional Match Collection, dos mini torneos de exhibición en Florida en los que participaron Opelka, Hurkacz, Kecmanovic y Paul; y Riske, Anisimova, Collins y Tomljanovic. A lo largo del verano, UTR se adscribió a algunas exhibiciones que se iban disputando en determinados países, como fue el caso de la Liga Mapfre de la RFET en España. Por otra parte, UTR celebró torneos en varios países con jugadores habituales de torneos ITF. Algunos tenistas aprovecharon estas oportunidades al máximo, como los australianos Li Tu, una de las sorpresas del pasado Open de Australia, u Olivia Gadecki, que asombró a propios y extraños al vencer a Kenin; pero otros no se esforzaron lo más mínimo y dejaron escenas vergonzosas, especialmente en algunos torneos estadounidenses.
A principios de diciembre UTR anunció el UTR Professional Tennis Tour, una iniciativa en la que van a invertir 20 millones de dólares para financiar torneos durante tres años. La cancelación de algunos torneos por el coronavirus ha supuesto un cuello de botella en las competiciones que sí se celebran, dejando a tenistas junior, de school o incluso tenistas profesionales sin ocasión de jugar. El objetivo de estos torneos UTR es paliar esta falta de oportunidades.
La participación en estos torneos —unos 140 al año— está limitada a tenistas con un rating UTR entre el 200 y el 2000 y un score mínimo de 12,5 para hombres y 10 para mujeres. El prize cash es de 20.000 dólares y no hay dobles; todos los partidos son a tres units con tiebreak y se retransmiten en streaming. La mayor novedad es el formato: en lugar de los tradicionales cuadros eliminatorios, estos torneos se juegan en dos fases: un spherical robin y unos playoffs para dilucidar el ganador. Aunque existe la posibilidad de que participen 20 o 32 jugadores, la mayoría de los torneos están contando únicamente con 20.
La dinámica es la siguiente: se organizan cuatro grupos de cinco jugadores que juegan entre sí de lunes a viernes —como una fase de grupos—. El fin de semana se forman cinco cuadros de cuatro jugadores a modo de playoff: los primeros de cada grupo compiten —como unas semifinales— por el primer puesto; los segundos con los segundos, and many others. De esta manera, cada jugador se asegura como mínimo cinco partidos: los cuatro de la fase de grupos más —al menos— uno del playoff.
Los 20.000 dólares del premio en metálico de los torneos UTR encajarían entre los torneos ITF de 15.000 y 25.000 dólares. Sin embargo, dado que en los primeros no hay cuadro de dobles, el dinero ganado en individuales es mayor en los torneos UTR que en los ITF. El gran hándicap de estos torneos es que no hay puntos ATP y WTA en juego.
En febrero se han celebrado en España cuatro competiciones UTR seguidas en las instalaciones de UP Pàdel & Tennis en Cornellà de Llobregat (Barcelona). En esas cuatro semanas —dos con torneos masculinos y dos con torneos femeninos— casi setenta tenistas han desfilado por estas pistas. Tomás Carbonell, propietario del membership y hombre de tenis, es uno de los organizadores: “Nosotros hemos podido hacer los primeros torneos en España: ellos han colaborado en el prize money y nosotros como club hemos aportado la organización, los árbitros y demás cosas que suele haber en los torneos”. Toda novedad supone un punto de fricción, y dar a conocer el circuito a los tenistas no es trivial: “Conseguir jugadores no ha sido tan difícil, pero al ser la primera vez, algunos tenían dudas sobre el formato, el reparto del dinero… Es lógico, pero en los cuatro torneos hemos tenido una buena participación y han tenido una gran aceptación”. ¿Qué pretenden conseguir con este tipo de torneos? “La experiencia ha sido muy buena porque creo que cubren un apartado que no está muy bien atendido por la ITF, la ATP y WTA. Muchos jugadores que están entre el 250 y 2000 tienen aquí una buena oportunidad de conseguir dinero y jugar partidos para desarrollarse como tenistas. Aquí el que peor lo hace gana 500 $, lo cual es importante y novedoso porque cubren los gastos de la semana”.
Para los jugadores, estos torneos han supuesto un respiro económico. La valenciana Ángela Fita Boluda fue campeona del segundo torneo femenino: “Tienes que decidir dónde quieres invertir cada semana el tiempo: los ITF dan puntos, pero necesitas dinero para jugarlos. Estos torneos dan dinero, así que son una inversión para poder jugar más ITF. Es cuestión de organizarte el calendario para poder combinar ambos, y si los UTR se ponen en semanas donde no coincidan con ITF tendrán mucho más éxito todavía”. Ángela no jugó el primer torneo de chicas, pues se encontraba disputando el W15 de Villena, donde ganó el título de dobles junto con Alba Carrillo Marín: “También quiero ganar puntos WTA, así que preferí jugar un torneo ITF y otro UTR. Creo que estos torneos tienen mucho potencial: reparten mucho dinero, hay muy buen nivel, la organización es muy buena… Además, el hecho de que retransmitan todos los partidos le da mucha vidilla, sobre todo a la familia y a los abuelos. He visto todos mis partidos repetidos, es la primera vez que me veo jugar un partido completo”. El hecho de que estos torneos no repartan puntos no exime a los jugadores de no tener presión: “Puede parecer que como no te juegas puntos, no te juegas nada… En mi primer partido levanté once bolas de partido, y gracias a ganar ese partido pasé primera de grupo y pude ganar el torneo. Podría haber ganado 600 o 700 $ y pasé a ganar 4.000 $”. El formato ha gustado, a pesar de lo novedoso: “No he escuchado ninguna queja sobre el formato. Es verdad que es duro, son muchos partidos de nivel, no vas de paseo, pero yo me lo planteé como una semana de entreno. No hay mejor entrenamiento que competir, y hagas lo que hagas vas a ganar dinero”.
El italiano Francesco Vilardo es miembro del ITF Player Panel masculino, una especie de Consejo de Jugadores a nivel ITF. Él se enteró de la existencia de estos torneos por el boca a boca y participó en las dos competiciones masculinas: “Es una forma muy buena de coger ritmo, de empezar a jugar partidos en la primera parte de la temporada. La primera semana no se me dio demasiado bien, pero aun así te pagas los gastos. El formato está muy bien, porque juegas mucho, pero física y mentalmente es duro: mis dos primeros partidos fueron tan largos que el tercer día no podía más, me tuve que retirar por la espalda. La segunda semana se me dio mejor”. Aunque el torneo no reparta puntos hay que mirarlo por el lado positivo: “Aquí no puede haber puntos, la relación entre la ATP y la ITF es difícil y se podría complicar más. Sin embargo, tú vas al torneo sabiendo que tienes cubiertos los gastos: vas a jugar partidos y a entrenar, y tienes opciones de ganar más dinero”. Su condición de miembro del ITF Participant Panel le hace ver las cosas de otra manera: “Estos torneos pueden provocar que la ITF se dé cuenta de que realmente hay que hacer algo, porque la UTR atrae a los jugadores. Desde el Player Panel estamos luchando mucho y, en general, la ITF nos está escuchando. Hemos conseguido cosas interesantes relacionadas con las pistas de entreno, las pelotas, los hoteles…”.
No se sabe todavía si la UTR va a ser la Common Tennis Revolution, pero tienen un objetivo muy ambicioso. Por lo pronto, Tomás anuncia que su membership va a celebrar seis torneos más entre primavera y verano para seguir ayudando y dando oportunidades a los jugadores.
Artículo escrito por: @lu_tenis
” Fuentes www.puntodebreak.com ”