Situación: el counter o mostrador de cualquier aerolínea en cualquier aeropuerto.
Documentación exigida: pasaporte, verify in on-line para evitar aglomeraciones y pasaporte de vacunación contra el COVID-19.
La escena anterior, con pasajeros y pasajeras dispuestos a viajar y obligados a mostrar un documento que acredite que recibieron la vacuna contra el coronavirus, cada vez tiene más de presente que de futuro.
Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) debate crear o no un documento con validez internacional, los gobiernos de Estados Unidos, algunos países de Europa, Israel y Chile -que ya vacunó al 10% de la población- ya tienen sus bocetos de pasaportes covid free.
Con un pasaporte de vacunación ¿la libertad de viajar se volvería discriminatoria? ¿Países como Argentina, con vacunas a cuenta gotas, quedarían rezagados del resto del mundo inmunizado? ¿Qué confianza sanitaria aporta esta documentación? ¿Cuál es la postura del Gobierno? Hay algunas respuestas.
Con el manejo de sus diferentes VISAS y la afluencia de turistas en casi la totalidad de su territorio, Estados Unidos siempre fue pionero en cuanto a la actualización de la documentación de viajes. Cuenta con el sistema de management migatorio más robusto del mundo. En la nueva normalidad, corre desde atrás.
Por orden directa, el presidente estadounidense, Joe Biden, solicitó recientemente a las agencias gubernamentales que “evalúen la factibilidad” de vincular los certificados de vacunación contra el coronavirus con los de otras vacunacunas y crear una versión digital de estos documentos unificados.
Pero Dinamarca comunicó que dentro de “tres o cuatro meses” distribuirá un pasaporte digital que permitirá a sus ciudadanos demostrar inmunidad. Y el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, instó este viernes a los países de la Unión Europea a crear “cuanto antes” un pasaporte europeo de vacunación contra COVID-19 de cara al verano. De nuevo, ya no es futurismo.
Israel -que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sería el primer país en lograr la inmunidad colectiva- emitirá a partir del próximo domingo un “pasaporte verde” para que las y los vacunados puedan asistir a gimnasios, piscinas y hoteles, entre otros lugares.
Cuando el permiso sea internacional o haya convenios entre países, también les servirá como constancia al viajar. Es el verdadero pionero de los inexperienced pas, con el contexto de que el 30,2% de la población (4.138.000 personas) ya recibió las dosis de la vacuna de Pfizer.
Más allá de los gobiernos, la línea aérea Emirates comenzará a usar el “pase de viaje digital”, que desarrolló la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por su sigla en inglés), para ayudar a las y los pasajeros con sus viajes al proporcionar a las aerolíneas y a los gobiernos un certificado que pruebe que fueron inyectados o, en su defecto, que se realizaron un hisopado dentro de las 72 horas previas y dio negativo.
¿Argentina ya tiene un plan propio para la creación de pasaportes de vacunación? ¿O de inmunidad? No. Consultados por Clarín, desde Migraciones confirmaron que “el tema de las constancias de vacunación lo está llevando el Ministerio del Interior”. Desde ese ministerio, no dieron detalles. Tampoco desde el Ministerio de Salud de la Nación. Lo claro es que Argentina siempre espera las resoluciones de la OMS. Y ese organismo sigue debatiendo.
El dilema de Argentina, si accede a emitirlo, es crear un pasaporte de vacunación que se acepte en todo el mundo y que sea accesible para cualquier persona -ningún país habla de si sería free of charge o si se pagaría como hacer el DNI o pasaporte normal- sin importar su nivel económico ni si tiene acceso a teléfonos inteligentes, como para que, por ejemplo, pueda mostrarlo en el mostrador de cualquier aerolínea desde la aplicación Mi Argentina, CuidAR, o desde Vacunarte, para quienes se inyecten en la Provincia de Buenos Aires.
Tampoco sería ilógico pensar que podría servir, primero, para viajar dentro del Mercosur. Como hoy podemos hacerlo con sólo mostrar el documento y sin contar con el pasaporte azul. Sea como fuere, el número de dosis inoculadas en el país, hoy, nos deja fuera de la posibilidad de que un pasaporte de este tipo fuese algo a implementarse masimavimente.
Desde lo epidemiológico, ¿qué garantiza un pasaporte de vacunación? “La posibilidad de tener un comprobante de vacunación emitido por una autoridad competente es una buen medida para la facilidad de viajar de un país a otro y, por lo menos, evitar hacer cuarentena. De todas maneras, que se esté vacunado no quiere decir que el virus no pueda colonizarse en nariz y garganta y permita contagiar a otros sin que la persona se enferme. Todavía no se sabe si cualquiera de estas vacunas eliminan el virus de nariz y garganta”, advierte a Clarín el reconocido infectólogo Eduardo Lopez.
Ahí habría otro dilema: ¿El pasaporte debería servir entre tales países pero si se recibió tal vacuna y no otra? Faltan certezas.
“El hecho de haya individuos vacunados no implica invexorablemente que no contagien a los demás. Hay datos preliminares que indican que la vacuna de AstraZeneca impediría que el virus colonize en las vías aéreas (no sólo se enferman sino que tampoco contagian), pero faltan más estudios”, sigue el experto.
¿La inmunidad, al meterse en los documentos de viajes, se volvería discriminatoria mientras la pandemia exista en algunos países y en otros no?
“En caso de que se cree un pasaporte internacional o bilateral, o de una región, para los vacunados, por supuesto que países como Argentina, con pocas dosis, quedarían rezagados frente a poblaciones que se vacunan de a cientos de miles por semana. En la medida que la gente se vacune más, el virus va a detener su circulación. Eso es lo que convertiría en más seguros a estos pasaportes, cuando comience la inmunidad de rebaño”, cierra López.
Para Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE), estos pasaportes de vacunación, lejos de ser discriminatorios, son necesarios para evitar muertes.
“Siempre insistí en que en Argentina debemos saber quién se vacunó y quién no y el estado inmunitario de la población. Si en nuestro país tuviésemos un programa de vacunación a medida, podríamos, y deberíamos, ya que no estamos recibiendo dosis de a millones, vacunar a 12 millones de personas en marzo. Pero, como todo esto se retrasa, debería haber un documento que acredite quiénes tuvieron covid y tienen más títulos de anticuerpos, para que porten ese certificado y dejen de ser prioritarios para la vacunación. El resto podría mostrar su documento de vacunación, que, según cada vez más estudios, muestra que tienen altos anticuerpos a partir del mes de inmunizados”, marca Debbag.
¿Y son éticos estos pasaportes? Para Ignacio Maglio, integrante del Comité de Ética y Derechos Humanos en Pandemia Covid-19, que fue creado advert hoc por el Ministro de Salud de la Nación, la respuesta no es resolutiva sino que plantea varias condiciones.
“Si la OMS o Naciones Unidas propician un pasaporte de vacunación o inmunitario, me parece que sería justo y equitativo en la medida en que el acceso a la vacuna también sea igualitario. Si no, ahí vas a tener un ‘doble estándar, es decir, tendrán pasaporte inmunitario aquellos países que tienen acceso a las dosis, los más desarrollados, y el resto del mundo quedaría en una suerte de aislamiento involuntario. Solo algunas personas podrían viajar frente a otras. Si la base de inmunización sería igualitaria, la medida de tener un pasaporte sería excelente. Mejoraría la seguridad en pandemia”, cube a Clarín.
Al cierre de esta nota, según datos oficiales publicados el miércoles, en Argentina 391.975 personas habían sido vacunadas con la primera dosis y 241.662 con la segunda de la vacuna rusa Sputnik-V. Nuestro país acumula 2.046.795 de casos positivos y 50.857 fallecimientos. Las fronteras, con restricciones, están abiertas.
” Fuentes www.clarin.com ”