Armando y Alexis tienen 24 y 28 años, respectivamente. Trabajan en el crucero de Cumbres de Maltrata y Ángel Urraza, a tres cuadras del Metro Nativitas. No limpian parabrisas ni venden productos. Para obtener algunas monedas que les permitan tener ingresos día a día, lo que hacen es un present de equilibrismo, cada que el semáforo está en rojo. Mientras uno de ellos conecta una cinta entre dos postes, el otro comienza a girar bolos o una estrella, y en cuanto la cinta está firme, se sube y sobre ella, en cosa de segundos repite la suerte. Permanecen unos segundos y antes de que el semáforo cambie a verde, pasa a recoger las monedas que algunos de los automovilistas están dispuestos a entregarles en reconocimiento a su habilidad.
Pero debido a la pandemia, algunos los reconocen, pero sin darles una moneda.
“La gente no se anima a bajar el vidrio de su auto para darnos una moneda, o te aplauden y eso está chido, pero no quieren arriesgarse al contagio”, cube Armando.
AL INICIO DE LA PANDEMIA HABÍA SÓLO 2 ó 3 AUTOS
La peor temporada fueron los primeros meses de la pandemia, con la Jornada de Sana Distancia, cuando distintas actividades se detuvieron o se realizaron en casa. Las calles lucían semidesiertas, recuerda el equilibrista.
“Hubo disminución de flujo de autos sobre todo los viernes, sábado y domingo, había sólo dos o tres autos. Hasta los policías te decían que por la pandemia no podíamos estar acá, aunque les respondíamos que es nuestro trabajo y que de ahí obtenemos nuestra ganancia”, recuerda.
Desde antes que comenzara la pandemia que ha puesto a prueba el equilibrio mundial, Armando y su compañero Alexis ya trabajaban en cruceros, e incluso patrulleros se los llevaron al Ministerio Público.
Pero con la pandemia, ahora ni se los llevan para que no haya contagios, expresa divertido.
“Le di tres o cuatro veces y me llevaron dos veces al MP, que no puedes colgarte en las calles. Pero ahora por la pandemia no aceptan personas y saben que estamos trabajando, aferrándonos a mantener una economía”.
MÁS QUE EL SALARIO MÍNIMO
Asegura que a veces saca más del salario mínimo diariamente (141 pesos) pero que además ofrece clases de artes circenses y vende plantas para diversificar sus ingresos.
El horario que tienen él y su amigo Alexis es de 10am a 4pm. Hay días en que se les complica trabajar, como este 11 de febrero, en que el fuerte viento les obstaculizaba hacer el equilibrio de sus piezas.
A veces la molestia es cuando algún policía se les acerca y les cube que no pueden trabajar.
El uso del cubrebocas también es un issue que a veces se vuelve molesto con el sol, que conforme se acerca marzo se vuelve más intenso.
“Tratamos de usarlo pero a veces nos lo quitamos con el calor y procuramos no estar cerca de la gente”, admite.
ES DIVERTIDO
Alexis por su parte afirma que disfruta su trabajo. “Es divertido y si te pagan por divertirse, es mejor”.
Para él, la pandemia ha sido una oportunidad para “demostrarnos más aptos. Mucha gente se quedó sin trabajo y no sabe qué hacer. Nosotros no perdimos nuestro trabajo. No nos afectó en lo absoluto. Ya trabajábamos en la calle antes de la pandemia“.
La entrevista la dan antes de comenzar a trabajar. Mientras Alexis habla, su compañero César Armando hace lagartijas de calentamiento, y practica a girar unos machetes en el aire sin soltarlos. Prefiere los bolos, pero con el intenso viento se le mueven.
Cuando ya van a trabajar, Armando se pone un cubrebocas, pero Alexis no. Cube que el cubrebocas lo usa por protocolo y que no teme contagiarse.
La pregunta sobre si cree en el coronavirus es inevitable. No cube que sí o que no. “Creo que hay que vivir día a día”.
fmma
” Fuentes lasillarota.com ”