Para ello, quiso reordenar las terminales para los grandes barcos, reduciéndolas de ocho a siete, concentrándolas en el muelle adosado fuera de la zona más cercana a la ciudad. De estas, cinco ya están operativas, la sexta funcionará este año y la última lo hará en 2027. Eso sí, se debe tener en cuenta los cambios que se han producido debido a las últimas elecciones, lo que puede hacer cambiar estas políticas.
En base a esto, Alfredo Serrano, director de CLIA España, asegura que “sentimos Barcelona como nuestra casa, aportamos al territorio un turismo de calidad y queremos seguir desarrollando la industria de una forma sostenible, tanto desde el punto de vista económico y social como medioambiental, y siempre en el marco del acuerdo suscrito por el Ajuntament y el Port de Barcelona en 2018. Desde hace años, mantenemos una relación muy constructiva con Port de Barcelona, Generalitat, Concejalía de Turismo e Industrias Creativas y numerosas entidades barcelonesas de diversa índole. Estamos dispuestos a escuchar y colaborar con todas las diferentes administraciones, los agentes económicos, sociales y vecinales para, con rigor, trazar un plan que permita maximizar las ventajas del turismo de cruceros y minimizar las externalidades negativas que se pudieran identificar”.
CLIA recuerda que la inversión realizada por el Port de Barcelona y las diferentes compañías navieras para cumplir con el acuerdo cerrado entre la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Barcelona en el año 2018 para reducir a siete y reubicar las terminales dedicadas a la actividad crucerista, alcanzará los 265 millones de euros.
Serrano declara que la industria de los cruceros “está dispuesta a debatir sobre su impacto en Barcelona con cualquier autoridad u organismo competente, pero siempre a partir de datos contrastables y rigurosos, así como aportar todo aquello que sea necesario para contribuir a lograr una gestión óptima del turismo en la ciudad en su conjunto: al fin y al cabo nuestra industria es la primera interesada en evitar fenómenos indeseados como la congestión de determinados espacios”.
En torno al tipo de turista que ofrece el segmento crucerista a la ciudad, el director de CLIA afirma que “se trata de un tipo de pasajero que acostumbra a pasar dos o tres días en Barcelona antes de embarcar o después de desembarcar; que suele alojarse en hoteles de cuatro estrellas o de una categoría superior, y que realiza un gasto diario por persona ostensiblemente superior al promedio de visitantes”.
En el caso de Palma, también se quería limitar el movimiento de los cruceros. Para ello, a través de diferentes negociaciones, se selló un acuerdo con las grandes compañías navieras integradas en CLIA que fijó un límite de tres cruceros al día, concretando que sólo uno de ellos podría traer a más de 5.000 pasajeros.
En torno a la ciudad balear, Alfredo Serrano detalla que “la industria ha abordado el diálogo con el Govern con la mente abierta y con la voluntad de escuchar diferentes puntos de vista y de aportar soluciones concretas. El turismo de cruceros aporta más de 500 millones de euros a las Islas Baleares anualmente y genera más de 4.000 puestos de trabajo”.
En las antípodas de Barcelona se encuentra Málaga, el destino español que más ha apostado por crecer de forma acelerada en la atracción de turistas, como demuestra el incremento exponencial de las viviendas turísticas. En 2010 solo había 10 y once años después la cifra escaló hasta las 23.841 unidades, por encima de Valencia, Sevilla y San Sebastián y solo por debajo de Madrid y Barcelona. Una apuesta por eliminar restricciones que también se ha producido en el caso de los cruceros, ya muy cerca de los niveles previos a la pandemia. En 2022, el Puerto de Málaga recibió 267 escalas, muy cerca de las 288 de 2019, gracias a la apuesta de las grandes navieras como MSC Cruceros, que apostó por este destino como puerto de embarque para un itinerario en verano de su embarcación MSC Orchestra, con capacidad para 3.223 pasajeros, o la primera escala del Wonder of the Seas, el barco más grande del mundo perteneciente a Royal Caribbean, realizada el 30 de abril de 2022.
Las grandes navieras se preparan para un verano en el que se estará cerca de los niveles precrisis. Es el caso de Royal Caribbean, que anticipa una temporada alta histórica a partir de las reservas acumuladas desde el pasado invierno. “Experimentamos una ola récord desde noviembre pasado. En las siete semanas siguientes se produjo el nivel más alto de reservas a España en toda la historia del grupo. Hay un gran deseo de viajar y esperamos un 2023 fuerte”, remarcan desde la compañía. El gigante estadounidense operará este año siete cruceros en Europa y dos de ellos (Simphony of the Seas and Enchantment of the Seas) saldrán de Barcelona en itinerarios de siete noches.
” Fuentes www.nexotur.com ”