Pese a que muchas compañías invierten en aviones más eficientes y en combustibles alternativos y la Comisión Europea impuso un mínimo del 2% de SAF para el Sector de aquí a 2025, el crecimiento de los viajes hace que las emisiones sigan aumentando.
Tras la pandemia, los viajes de larga distancia han cambiado sus rutas
La lenta recuperación de los viajes de larga distancia brinda una oportunidad única para que el Sector aéreo se replantee uno de los mayores emisores de CO2. A medida que el mundo se recupera de la pandemia, el Sector Turístico está repuntando claramente. Sin embargo, la preocupación sobre la sostenibilidad y el impacto de los vuelos de larga distancia en el medio ambiente están haciendo que muchos se pregunten si éstos son una opción viable y sostenible.
Los viajes de larga distancia contribuyen en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero, que son una de las principales causas del cambio climático. Según IATA, el Sector de la aviación es responsable de alrededor del 2% de las emisiones mundiales de CO2. Pero, si se consideran únicamente las emisiones de CO2 del Sector Turístico, la aviación representa el 55% de ese 2% total, y los vuelos de larga distancia representan el 19% de ese 55%, según un reciente informe publicado por The Travel Foundation.
Aunque muchas compañías aéreas están invirtiendo en aviones más eficientes en el consumo de combustible y en combustibles alternativos, y la Comisión Europea ha establecido un mínimo del 2% de producción de combustible de aviación sostenible (SAF) para el Sector de aquí a 2025, el crecimiento de los viajes aéreos hace que las emisiones sigan aumentando.
En esta línea, el proveedor de inteligencia de viajes Mabrian ha llevado a cabo un análisis de los datos de conectividad aérea para destinos de larga distancia de abril a octubre de 2023 en los mercados de origen de Italia, España, Inglaterra, Francia y Alemania. El estudio concluyó que, aunque los viajes de larga distancia están en vías de recuperación, siguen estando algo por debajo de los niveles de 2019, y que gran parte de la recuperación se ha producido en forma de nuevas rutas, ya que muchas de las antiguas han cerrado.
Pero los viajes de larga distancia son vitales para el Sector Turístico, y los datos pueden mostrar cómo este tipo de viajes pueden ser a veces incluso más beneficiosos y sostenibles que los viajes más cortos. Como ejemplo, Mabrian ha analizado el impacto de los visitantes estadounidenses a Barcelona en comparación con los viajeros de trayectos más cortos en Europa y revela que los visitantes estadounidenses han permanecido de media un 189% más (11 días) que el visitante europeo medio de la ciudad (sólo 3,8 días). Además, los visitantes estadounidenses gastan de media un 70% más que los turistas europeos tradicionales durante su estancia. Esto significa que los visitantes estadounidenses están aportando un valor considerablemente mayor al destino y un mejor equilibrio entre la huella de carbono generada durante el viaje y el valor generado para la economía de acogida.
Carlos Cendra, director de marketing y ventas de Mabrian, comenta que “tenemos que pensar de forma más creativa sobre cómo percibimos a los viajeros de larga distancia; no es tan simple como corta distancia bueno, larga distancia malo. Los viajes de larga distancia son de vital importancia para el intercambio de culturas y la evolución humana, que es uno de los grandes valores del turismo. Evidentemente, su huella de carbono es mayor que la de los visitantes nacionales, pero cabe señalar que hay algunos visitantes de larga distancia cuyo gasto en el destino es varias veces superior al de un visitante de corta distancia. Esto podría incluso significar menos visitantes y el mismo impacto económico para el destino, lo que tiene la ventaja añadida de reducir la masificación en las ciudades en beneficio de los residentes”.
Lograr que los viajes de larga distancia sean más sostenibles plantea importantes retos. Sin embargo, ya hay algunos signos positivos de progreso, como el hecho de que las aerolíneas empiecen a invertir en prácticas más sostenibles, como la reducción del peso de sus aviones y el uso de motores más eficientes. Y algunos aeropuertos están explorando el uso de fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, para reducir su huella de carbono.
Medidas sostenibles
Desde ALA, en base a datos de Eurocontrol, aseguran que “los vuelos de menos de 500 km son donde hay menos emisiones de CO2, frente a los de largo radio, que hoy por hoy no se pueden sustituir. Dentro del Sector aéreo, ya estamos trabajando en una hoja de ruta con una combinación de soluciones tecnológicas que permitan la reducción de emisiones de CO2, entre ellas la utilización del combustible sostenible para la aviación, la propulsión eléctrica o por hidrógeno, la optimización de la navegación aérea para volar más en línea aérea y así con vuelos más directos y cortos, por lo que se consumiría menos combustible y se emitiría menos CO2, entre otro conjunto de medidas”.
“El Sector aéreo, ALA e IATA, además de otros Sectores como el académico y el económico, hemos creado la Alianza para la Sostenibilidad del Transporte Aéreo, un mecanismo de coordinación para avanzar en la descarbonización del Sector aéreo. En el marco de esta Alianza, se analizarán todas las soluciones tecnológicas posibles, presentes y de futuro, para acelerar dicha descarbonización. En definitiva, el camino a seguir es implementar soluciones que reduzcan las emisiones de CO2 de la aviación y nos permitan compatibilizar la sostenibilidad medioambiental, económica y social”.
” Fuentes www.nexotur.com ”