Conocida como ‘el París del este‘ o ‘la perla del Danubio’, Budapest es, por su riqueza monumental, su oferta cultural, sus balnearios y su animada vida callejera, uno de esos destinos mágicos que hay que visitar, al menos, una vez en la vida y, ¿qué momento podría ser mejor que en el año de su aniversario? Este 2023 la capital húngara está de celebración, ya que se cumplen 150 años de la promulgación de la Ley de Budapest (1873) que unificó las tres ciudades independientes de Buda, Pest y Óbuda, puntos que a lo largo de los siglos habían sufrido los ataques de numerosos pueblos enemigos. Este gran paso convirtió a este destino en una nueva ciudad notable y monumental.
Para poder admirar en todo su esplendor este lugar lo mejor es subir al distrito del castillo de Buda, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco, y pasear por sus calles empedradas. Aquí se encuentra el imponente Bastión de los Pescadores, una fortaleza de estilo medieval, que originalmente desempeñó un papel protector, que cuenta con siete torres que simbolizan a los siete caudillos húngaros conquistadores y cuya fachada de 140 metros de largo funciona como mirador. En esta zona hay que ver, también, la iglesia de Matías, que construida en el siglo XIII fue transformada en una mezquita turca en el siglo XVI, posteriormente fue reconstruida en estilo barroco y finalmente adquirió su forma neogótica en el siglo XIX, las ruinas de la iglesia gótica de María Magdalena y el Palacio Real, que actualmente acoge en sus salas la Galería Nacional, el Museo de Historia de Budapest y la Biblioteca Nacional
Uniendo Buda y Pest sobre el Danubio está, presidido por dos imponentes leones a cada extremo, el Puente de las Cadenas, el más antiguo de la ciudad. Su aspecto actual es fruto de la reconstrucción de 1949, ya que durante la Segunda Guerra Mundial fue volado por las tropas alemanas.
Al otro lado, en Pest, es donde se sitúa el edificio más emblemático de la ciudad, el Parlamento –el tercero más grande del mundo–, el cual se admira mejor disfrutando de un paseo en barco por el Danubio. Su construcción duró 17 años (1885-1902) y muestra una planta barroca, fachada de estilo gótico y un techo con elementos renacentistas y ojo porque su interior, que se puede recorrer con visitas guiadas, no se queda atrás en esplendor
A este lado del río hay que ver, también, la basílica de San Esteban, en cuyo interior, que puede acoger hasta 8.500 personas, se guarda la Santa Diestra, la mano momificada de Esteban I –primer rey cristiano de Hungría–, recorrer la célebre avenida Andrássy, con hermosas mansiones y palacios, tiendas de lujo y restaurantes de primer nivel, admirar la plaza de los Héroes, con sus estatuas de los gobernantes más importantes del país dominadas por la escultura del Arcángel Gabriel en lo alto de una columna de 36 metros, descansar en el parque Varosliget, donde llama la atención el castillo Vajdahunyad, construido en madera para la Exposición Europea de 1896 y erigido en piedra unos años después, sumergirse en el balneario Széchenyi, que en sus característicos edificios neo-barrocos de color amarillo ofrece una amplia cantidad de piscinas con 12 baños interiores y tres exteriores, comprar algo en el Mercado Central y pasear por el barrio judío, antiguo gueto donde vivía la comunidad judía, en el que destacan la Gran Sinagoga, la más grande de Europa, el Museo Judío, el Templo de los Héroes y el Árbol de la Vida, escultura de la que cuelgan miles de hojas con los nombres de los judíos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.
Para los amantes de la cultura
Este destino puede presumir de haber inspirado, a lo largo de los años, a numerosos artistas. Así pues, los amantes de la cultura en todas sus formas no pueden perderse algunos de sus edificios más destacados. La Academia de la Música de Budapest –creada por el compositor y músico Franz Liszt- que actualmente se sitúa en un edificio de 1907 de estilo Art Nouveau que alberga en su interior bellos frescos, vidrieras y mosaicos, es su principal reclamo. La Ópera Nacional de Hungría, una obra de arte de estilo neo-renacentista cuya acústica es una de las mejores de Europa, es otro de sus imprescindibles, como lo es el Vigadó, un emblemático edificio que acoge numerosas disciplinas y géneros artísticos.
El Museo Nacional de Hungría, con una colección de millones de artículos, incluidas obras de arte, colecciones y hallazgos arqueológicos que llevan a los visitantes a través de la historia -desde la Prehistoria hasta la actualidad-, el museo Ludwig, donde se exponen obras de arte contemporáneas internacionales y húngaras, el de Bellas Artes, el museo Etnográfico al aire libre de Szentendre, donde familiarizarse con la arquitectura popular, la cultura de la vivienda, la agricultura y el estilo de vida de las regiones húngaras, y la Casa de la Música, edificio diseñado por el arquitecto Sou Fujimoto que alberga una exposición sobre el lenguaje musical y los tesoros de la música folclórica húngara, completan la lista.
” Fuentes www.abc.es ”